Este es uno de los dos vinos que nos han traído unos amigos para la paella dominguera. Se trata de un monovarietal de cabernet sauvignon argentino con 6 meses de crianza. Como ya nos tiene acostumbrados esta bodega nos encontramos con una etiqueta negra en donde aparece un cuadro abstracto del pintor Rogelio Polesello de título "Arte óptico". Abrimos la botella y dejamos que respire unos 20 minutos antes de proceder a su valoración a 17°C.

VISUAL: De color rojo picota de capa alta con el ribete rubí. Abundante lágrima, esbelta y transparente (93).

OLFATIVA: A copa parada emana aromas intensos a rosas rojas y pimiento verde. Al agitar encontramos notas especiadas de canela y clavo, florales de rosas rojas, apuntes minerales de arcilla húmeda y recuerdos terciarios de cacao en polvo y hoja de tabaco. De fondo un puntito acompotado (arándanos). Intensidad media y muy aceptable bouquet (88).

GUSTATIVA: En boca es potente, corpulento y sabroso. Acidez alta y taninos a medio pulir todavía que le confieren un carácter rocoso. Retronasal con aromas florales y especiados. Post-gusto carnoso con notas licorosas y frutales muy frescas. Nos da una persistencia de dos minutos y 10 segundos. Con mucha vida por delante, para dejar en botella dos añitos más y ver su potencial de mejora, aunque en estos momentos está espléndido, poderoso e intenso (89).

La RCP atendiendo a su precio en tiendas de unos 16 euros la considero correcta.

MARIDAJE: A decir verdad este vino salió antes de la paella y nos lo tomamos en el picoteo previo, con unas gambas al ajillo. Buen maridaje entre las notas salinas y especiadas de las gambas en absoluta armonía con el carácter pimentoso y floral de nuestro cabernet. Cayó sin ver la paella ):

Salud-os!!