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Can Rafols: Doce autores en busca del "Vino".

Supongo que Luigi Pirandello se estará revolviendo en su tumba al ver esta burda transformación del título de una de su obras más interesantes, pero me tendrá que perdonar la licencia. Una selección de elaboradores y vinos tan espectacular y cuidada incita un tanto a lo teatral, por ello me permitiréis que os diga que en Can Rafols, un servidor se siente como una mezcla de Sísifo -obligado eternamente a repetir su tarea- y Prometeo -acudiendo a robar el “fuego” divino que hay en las botellas para transmitirlo al resto de “ateridos” seres humanos-. Quizás por ello, cada dos años uno espera la llegada de esa invitación que es como la llave que permite acceder al Olimpo.

Hay siempre una magnífica selección de elaboradores y este año el excepcional plantel estuvo configurado por un representante de la zona del Dão, en Portugal, Álvaro Castro de Quinta da Pellada; Stéphane Derenoncourt que representaba a dos bodegas bordelesas: la suya propia, el Domaine de l’A enclavado en la zona de Côtes de Castillon y el Chateau Pavie Macquin, un Grand Cru Classé de Saint Emilion al que asesora; Helmut Dönnhoff, elaborador de la zona alemana del Nahe que vino acompañado de Miguel Wöhr, su importador en España; Alois Lageder, proveniente de la zona del Alto Adige italiano; Anne-Claude Leflaive que trajo sus vinos de la Côte D’Or (más concretamente de Puligny-Montranchet); Maria Teresa Mascarello, de la Cantina Mascarello Bartolo que nos presentó su Barolo; Anselme Selosse, que elabora en la champaña en su Domaine Jacques Selosse; Marlène Soria, cuyo Domaine Peyre Rose está localizado en la zona de Coteaux du Languedoc y cerrando la representación foránea Pilippe Viret, del Domaine Viret de la zona de Côtes du Rhône.

La participación española venía de la mano del anfitrión, Carles Esteva, de Can Rafols del Caus en el Penedés (o más bien en “otro” Penedés), Ricardo Pérez Palacio, representando a los vinos del Bierzo (también se podría decir del “otro” Bierzo) y, finalmente, a Benjamín Romeo de nuevo un poco convencional representante de su zona, La Rioja. Por que si algo caracteriza a las tres bodegas españolas que estaban en la cita de Can Rafols es su rupturismo y la búsqueda de una identidad diferenciada para sus elaboraciones.

Así pues, como en años anteriores, uno podía deleitarse, deambulando por la preciosa masía enclavada en el macizo del Garraf, con los diferentes elaboradores repartidos por las estancias de la casa. Obviamente también hubo un espacio para las relaciones sociales, departir con Paco Berciano y con Quim Vila no es sólo un placer sino un deleite para los que tratamos de aprender algo de este complejo y maravilloso mundo del vino. Andaban también por allí dos de los más interesantes sumilleres del panorama actual, Alberto Redrero de L’Escaleta (Cocentaina) y Andrés Conde de Bodega Cigaleña (Santander) y algunos otros buenos amigos y conocidos.

De los vinos que caté y tuve constancia para tomar notas he dejado reflejo en la sección de vinos catados... por cierto, magníficos es su diversidad en estos días de excesiva globalización del mercado del vino. También destacar el catering que, como viene siendo habitual año tras año, estuvo magnífico. Fue servido por el grupo Tragaluz, que dirige la hermana de Carles Esteva y fue abundante y atractivo. El tiempo también acompañó en este soleado 7 de Marzo, con lo que tuvimos la oportunidad –tras el almuerzo- de dar una agradable paseo con buena parte de los productores extranjeros para conocer el estado de las obras de la nueva bodega de Can Rafols. Por cierto, promete ser una maravilla de ingeniería perfectamente integrada en el bello paisaje que rodea la masía.

Así pues, de nuevo, cuando apenas hace un mes que he cumplido con mi tarea me siento como ese Sísifo que espera de nuevo volver a comenzar ... Así que en un par de años esperamos repetir tan “arduo” cometido.

PD: Ante tan excepcionales vino, me voy a permitir la debilidad de decantarme por uno de los elaboradores presentes o más bien por sus vinos. Degustar los vinos del Domaine Leflaive fue una experiencia excepcional. Esto es lo que he podido averiguar partiendo de la información aportada por el dossier de Can Rafols.

El Domaine se enclava en la zona de la Côte d'Or, en la Borgoña, concretamente en la Côte de Beaune. Afirman Hugh Johnson y Jancis Robinson en su "Nuevo Atlas Mundial" que "en los confines de Puligny, se da el mejor vino blanco de Borgoña, sino de todo el mundo".

El Domaine ha cumplido recientemente un siglo, fue fundado en 1905 por Joseph Leflaive y sigue en las manos de la familia Leflaive. Anne-Claude hija de Vicent Leflaive se ocupa actualmente de la gerencia de la bodega mientras que el responsable de Bodega es Pierre Morey.

La bodega dispone de 23 hectáreas de viñedo todas ellas de Chardonnay y todas ellas en el municipio de Puligny-Montranchet. Dichas 23 hectáreas comprenden once diferentes denominaciones de entre las cuales 4 son Gran Cru: Montranchet, Chevalier- Montranchet, Bâtard- Montranchet y Bienvenues-Bâtard- Montranchet (cubriendo todas ellas 5 ha.) y otras 5 son Premier cru: Les Puceles, Le Clavoillon, Les Combettes, Les Folatieres y Blagny Sous Le Dos D'ane (cubriendo todas ellas 11,5 ha.).

Desde 1989 en que les asesora en biodinámica François Bouchet los viñedos se fueron transformando de manera en 1998 los vinos han sido elaborados exclusivamente con viñas cultivadas siguiendo los parámetros biodinámicos.


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