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¡Pobre vino!

El mundo del vino anda un poco loco. Más bien un mucho. Cada bodeguero, cada viticultor, cada Denominación de Origen, cada Gobierno Autónomo, cada español………si nos dejaran, trataríamos de hacer una nueva ley del vino adaptada a los intereses particulares que cada uno defiende, y parece que pensando muy poco en el vino y en quien al final lo tiene que consumir. Llevamos meses escuchando todo tipo de opiniones y para todos los gustos, con discusiones que en algunos casos llegan a ataques personales de unos contra otros, y como casi siempre acabamos haciendo el ridículo.

No se como tiene que ser la nueva ley del vino pero me parece que están primando mucho más los intereses personales que el sentido común. Pobre vino…lo que estará pensando de nosotros viendo el espectáculo que damos…..en menudo lío me están metiendo, dirá….con lo sencillo que soy……Pobre vino y pobre consumidor que tiene tal lío en la cabeza que tardará muchos años en aclararse, si es que algún día lo consigue. Bastante trabajo tiene con conocer la gran variedad de zonas productoras que en España existen con sus variedades, sus diferentes características, las elaboraciones….en definitiva, la enorme diversidad y personalidad de los vinos que se elaboran que es lo grande del vino. Pues no; tienen que asistir, en muchos casos, a la cantidad de “chorradas” que los bodegueros contamos y que no es ya que se les compliquen más las cosas sino que no entienden absolutamente nada.

Creo que se ha perdido un poco el norte de lo que es el mundo del vino. Ya no importa el vino, ni el vino ni el consumidor; lo importante parece que es “todas esas historias que nos inventamos sobre cómo hacemos los vinos”. Unos plantan cepas centenarias, entre 90 y 104 años que parece que ahora son las buenas, otros les van a dar los buenos días cada mañana y así obtiene mayores concentraciones y sin olvidarse de cantarles una nana al oscurecer y taparlas con una manta para que pasen buena noche. Pues claro está, todo eso dependerá de que sea un tempranillo o un cabernet sauvignon porque según sea habrá que cantarle una nana u otra. ¿Y si hacemos un vino de cada grano de uva de cada racimo?. Estoy seguro de que llegaríamos a la más “alta impresión” de lo que puede ser un vino; “pobre vino y pobre consumidor”.

Esto nada más que hablando de las cepas. Si entramos en las bodegas y en las descripciones de los vinos, ese es un mundo donde la confusión del consumidor llega a la más absoluta ignorancia. Y no es culpa suya, al consumidor hay que informarle y educarle, pero no contarle milongas. Es responsabilidad de todos, de las instituciones creando una regulación con sentido común, de los viticultores y vinicultores dando una información veraz y sencilla para que informe y forme realmente al consumidor….Y así deberíamos actuar todos los que formamos parte de este mundo, que en esencia es natural, sencillo y no tan complicado.

Pd.- Artículo publicado originalmente como ‘carta del presidente’ en el Boletín número 3, julio 2002, de la Fundación para la Cultura del Vino


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