Noticias del Vino

Concilio Marianista en Valencia.


Mariano García y su hijo Alberto acudieron hoy martes día 3 de octubre a Valencia por mediación de sus distribuidores, Selección XXI y Las Añadas de España para presentarnos una amplia selección de sus vinos. La presentación tuvo lugar en el Restaurante La Sucursal y fue seguida por una sugerente selección de platillos exponente de la cocina de este restaurante.

La presentación la llevaron acabo Mariano y Alberto al “alimón” y fue un excelente ejercicio de disección de las peculiaridades de los “terroir” donde trabaja la familia García y de las características de los diferentes vinos presentados.

En el primer asalto fue catado el Paixar 03. Picota granatoso, con una nariz intensa y perfumada, larga, fresca, limpia, con ciertas notas terrosas, fruta negra y hierbas aromáticas. En boca tiene buen ataque, cuerpo medio, buena acidez y buen recorrido. Frente al 2001, muy hermético y mineral, el 2002 mostró una notable mineralidad en nariz pero un tanino más asequible y, finalmente, este 2003 es el de más cuerpo y grasa. Paixar es un proyecto conjunto de la familia García y de Luna Beberide. En pequeñas parcelitas (leiros o cuartales) en Paixar controlan entre 6 y 8 hectáreas repartidas en unos cuarenta viñedos diferentes. El suele de pizarra, la orientación de las viñas y su posición en laderas y la altitud junto con el uso de cepas viejas de mencia caracterizan el peculiar terroir berciano donde se elabora el Paixar.

A continuación probamos el Astrales 2003. En este proyecto controlan 27 hectáreas (15 de ellas en producción) en el municipio de Anguix en el corazón de la Ribera del Duero. El vino tiene un bonito color picota muy vivo. La nariz tiene intensidad media, inicialmente muestra alguna nota animal, tostados, recuerdos florales (flores silvestres) y un ligero fondo de fruta roja y algo de regaliz negra. En boca el ataque es potente, resulta fresco, con cuerpo medio, taninos marcados algo faltos de pulirse y leve amargosidad final. En este proyecto cuentan con cepas de tempranillo plantadas en vaso en diferentes parcelas que son vinificadas separadamente. El objetivo es producir unas 80.000 botellas aunque en estos momentos –dependiendo de la añada- están entre 30 y 40.000.

El tercer vino catado fue el Aalto 2003. Javier Zacagnini y Mariano García elaboran este vino dándole unos 20 meses en roble americano y francés, combinando 50% de de barricas nuevas y 50% de usadas. El vino presenta un color picota granatoso, limpio y brillante. La nariz es intensa y franca, con cierto volumen, fresca, madura, con toques de algarroba y sirope de ciruela, algunos tostados y regaliz negra. Los taninos están firmes, resultan bastante fluidos y muestran aún ciertas aristas.

Tras el Aalto fue el turno del San Román 2003, uno de los proyectos más veteranos de la familia García elaborado en Toro. Picota granatoso, vivo y brillante. Nariz intensa, fresca, con suaves recuerdos a violetas y cierto carácter terroso. Balsámicos, algo de vainilla y fruta negra. En boca es intenso, con cuerpo medio, ligero, amargoso, con buena acidez y buen recorrido. Taninos sedosos y con carácter. El suele arcilloso retiene la humedad y aporta mineralidad. Además a Toro no llegó la filoxera y buena aparte de los viñedos de San Román son de este tipo aportando más personalidad al vino.

La siguiente etapa de la cata nos llevó al Mauro Vendimia Seleccionada 2002. Picota granatoso cubierto, vivo, con ribete violáceo. La nariz es intensa, franca, fresca, limpia y está muy bien definida. Destacable elegancia. En boca resulta denso, compacto, un tanto láctico, amargoso, con taninos muy cremosos, dulces y carnosos, excelente estructura y muy buen recorrido. Una apuesta por la elegancia. El vino hace la maloláctica en tinos de madera para pasar luego por roble americano y francés.

Finalmente atacamos el Terreus Pago de Cueva Baja 2003 –aún no en el mercado- que con una nariz intensa, impresionante, con mucho volumen y excepcional definición, dio paso a una densa expresión frutal (fruta muy madura), toques de regaliz, franca mineralidad y suaves tostados. En boca resulta tánico, denso, con un armazón escalofriante, condensado y multidimensional. Opulento. Con leve amargosidad, fresco, muy largo y con taninos carnosos, dulces y sabrosos. Un final de impresión para redondear la magnífica cata.

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