Noticias del Vino

Duero Tasting Experience 2020, un pequeño recorrido por la diversidad varietal de Castilla y León

Hoy se ha celebrado una cata a distancia impartida por los Master of Wine Almudena Alberca, Pedro Ballesteros y Sarah Jane Evans, en la que también han participado Paco Berciano e investigadores del ITACYL, para mostrar una selección de variedades fruto de la investigación del Instituto.

Puesta en Cruz, Gajo Arroba, Negro Saurí, Cenicienta, Estaladiña y Tinto Jeromo son seis de las 14 que la investigación ha considerado idóneas para el cultivo y desarrollo en la Comunidad por sus aptitudes enológicas y agronómicas, además de su capacidad de adaptación al cambio climático en sus lugares de procedencia.

Hoy he tenido la fortuna de participar en una singular cata impartida por los Masters of Wine Almudena Alberca, Pedro Ballesteros y Sarah Jane Evans, conducida por el cofundador y director de Alma Vinos Únicos, Paco Berciano, que también ha contado con la participación de los investigadores del ITACYL (Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León) José Antonio Rubio Cano, Investigador, Jefe de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl; Enrique Barajas Tola, Investigador de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl; Sergio Vélez Martín, Becario Predoctoral de la Unidad de Cultivos Leñosos y Hortícolas del Itacyl; y Alberto Martín Baz, enólogo de Estación Enológica de Rueda.

ITACYL lleva desde los años 90 inmerso en un trabajo de investigación que permita recuperar y seleccionar los mejores clones de variedades con presencia local (minoritarias y en algunos casos casi extinguidas) que puedan adaptarse al viñedo de la Comunidad y proporcionen un patrimonio resistente al cambio climático, complementario con el de otras variedades ya instaladas en el campo de Castilla y León y capaces de aportar valor a sus zonas de origen.

Los viñedos viejos fueron la principal fuente de variedades desconocidas, que se encontraban en mínimas cantidades en diferentes terrenos. El equipo de investigación encontró más de 1000 cepas que podrían pertenecer a 129 variedades diferentes en casi 200 parcelas, de las que escogieron 29 por ser totalmente nuevas o tener un cultivo muy minoritario pero ser muy adecuadas para vinificar y suponer un atractivo patrimonio para viticultores, bodegas y Denominaciones de Origen.

De esas 29 variedades iniciales con interés marcado, 14 de ellas presentaban muy buenas cualidades enológicas o agronómicas y también de adaptación al cambio climático en sus lugares de procedencia, uvas capaces de funcionar bien en el viñedo y formar parte de un ensamblaje, diferentes entre ellas y también distintas a las variedades ya establecidas. Esas 14 variedades son: Áurea, Bastardillo Chico (Merenzao), Bruñal, Cenicienta, Estaladiña, Gajo Arroba, Mandón (Garró), Negreda, Negro Saurí (Merenzao), Puesta en Cruz (Rabigato), Puesto Mayor, Rufete Serrano Blanco, Tinto Jeromo y Verdejo Colorao.

Estas variedades tienen un enorme potencial tanto formando parte de ensamblajes como en vinificaciones monovarietales, ya que marcan una ventaja competitiva frente a otros vinos de variedades internacionales o más conocidas, pues se trata de variedades únicas y exclusivas de sus zonas de procedencia en la mayor parte de los casos y pueden dar identidad a una zona o reforzarla, reiterando la idea de que España en general y Castilla y León en particular gozan de una enorme biodiversidad que hace de estos territorios algo único en el mundo.

El equipo de investigación ha estudiado el comportamiento tanto agronómico como enológico de estas variedades y ha realizado su descripción ampelográfica y genética, así como pruebas ELISA para obtener material de esas variedades que esté libre de virus, lo que asegura su implantación en viñedos y su desarrollo correcto cara al futuro.

El paso siguiente es la evaluación por parte de la Oficina Española de Variedades para demostrar que cada variedad es diferente, estable y homogénea, y hasta la fecha, se han reconocido legalmente en el BOE como variedades comerciales y presentes en el Registro de Variedades Comerciales de Vid en España las siguientes:

• Bruñal: reconocida en 2011.
• Estaladiña: reconocida en 2015.
• Gajo Arroba y Tinto Jeromo: reconocidas en 2016.
• Mandón: reconocida en 2017 como sinonimia oficial de Garró.
• Puesta en Cruz: reconocida en 2019 como sinonimia oficial de Rabigato.
• Bastardillo Chico y Negro Saurí: reconocidas en 2019 como sinonimias oficiales de Merenzao.
• Rufete Serrano Blanco: reconocida en 2020.

Todas ellas están presentes en la lista de Variedades Autorizadas de Castilla y León, excepto Rufete Serrano Blanco, que se encuentra en trámite. Bruñal ya forma parte del catálogo de variedades autorizadas de la DO Arribes, y Estaladiña es variedad autorizada en la DO Bierzo.

Áurea, Cenicienta, Negreda, Puesto Mayor y Verdejo Colorao están en proceso de evaluación por la OEVV, de la que se espera un informe en 2023.

De las 14 variedades mencionadas, para seleccionar las seis que han participado en la cata de hoy se ha contado con el personal investigador del ITACYL y la inestimable colaboración de los tres Masters of Wine que han presentado los vinos, junto a Paco Berciano, reconocido experto vitivinícola, que ha ejercido de maestro de ceremonias. Todos ellos han trabajado en equipo, catando y valorando los aromas, sabores y cualidades organolépticas de diversas variedades y han escogido una muestra representativa por su singularidad, que se ha mostrado hoy al público profesional de toda España (sumilleres, personal de distribuidoras, prensa especializada).

Las seis uvas escogidas, mostradas en una vinificación de la cosecha de 2019 han sido:

1. Puesta en Cruz 2019
2. Gajo Arroba 2019
3. Negro Saurí 2019
4. Cenicienta 2019
5. Estaladiña 2019
6. Tinto Jeromo 2019

Cada una diferente y singular, han mostrado en cata ser variedades idóneas para formar parte del catálogo de variedades de sus respectivas zonas de procedencia (Arribes, Bierzo, Zamora, Salamanca, Rueda...) y su valor como aportación a un entorno de diversidad y personalidad en los vinos.

También suponen una apuesta clara hacia el futuro de unas DDOO más volcadas en el origen y de la resistencia al cambio climático que afecta al viñedo mundial. Igualmente, suponen un activo que abre opciones de rentabilidad y valor añadido a los viticultores, tanto por su adaptación ancestral al territorio como por su capacidad de madurar en óptimas condiciones y dar lugar a vinos desconocidos e interesantes para los mercados.

“Aunque este conjunto de variedades se ha localizado en diferentes zonas vitivinícolas y son muy diferentes entre sí, tienen algunos aspectos comunes que las hacen destacar y aumentar su interés ante escenarios de vendimias más adelantadas y veranos muy calurosos”, comenta el investigador José Antonio Rubio y añade: “Se trata de variedades que alcanzan una acidez muy apreciable y muchas de ellas mantienen una maduración tardía, lo que las hace especialmente valiosas e interesantes. Además de conservar la acidez incluso con periodos de maduración calurosos, en los vinos han destacado matices muy distintos y novedosos tanto en nariz como en boca, aspectos con una rusticidad y una mineralidad suaves y muy agradables que aportan diferencias con las variedades conocidas. Por tanto, se trata de la aparición de un grupo de variedades que aportarán frescura y novedad en el panorama vitivinícola español y ofrecen nuevas características a los consumidores”.

Sobre el ITACYL

El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León es una puerta de acceso a la investigación aplicada y el desarrollo de infraestructuras para los sectores agrario y agroalimentario de la Comunidad Autónoma. Otra de sus labores es el reconocimiento y la promoción de productos agroalimentarios de calidad de Castilla y León, colaborando con diferentes operadores y entidades para reconocer y gestionar las figuras de calidad alimentaria y vínicas y la marca de garantía Tierra de Sabor. El Instituto está adscrito a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León, y su misión es promover el desarrollo de la innovación agraria y agroalimentaria de la Comunidad, así como garantizar que la inversión en sus actividades genere beneficios reales para los ciudadanos.

Sus planes se diseñan para poder aplicar a fondo la investigación y la innovación agraria y agroalimentaria, además de poder aplicar tecnologías y servicios punteros y fomentar la industria agroalimentaria en la Comunidad

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