Apareció en una tarde gris, en una botella bordelesa toscanela de esbelta figura y con aire italiano, le rodeaba una cápsula oscura, sencilla, pero elegante, que terminaba con una muesca blanca, invitándote a seguir su ritmo. Nada más destapar su manto, apareció un corcho claro, sobrio, con la inscripción de sus progenitores, Vicente Gandía, para más señas.

Al quedar al descubierto, inundó la copa y empezó a mostrar su color, espléndido, rojo picota con su ribete violáceo, y cierta opacidad que le otorgaba una capa media. En esos instantes, empezó a llorar, sus lágrimas desbordaban por doquier, densas y marcadas, del mismo color que la sangre venosa. Resultaba brillante y limpio, como la mirada de un niño.

Su color seguía hipnotizándome, pero era el momento de seguir el camino marcado, lo acerqué a mi nariz, y cerré los ojos, entré en un lugar de ensueño, apareció un armonioso conjunto aromático que me mostraba todas esas variedades de uvas que tenía en su interior y que necesitaban salir al exterior. Frutas rojas y negras por todos los sitios, acompañadas de notas dulces a regaliz, con ligeros toques herbáceos, y presencia de flores, como lilas y violetas, inundaban y bloqueaban mis neuronas. Esa intensidad hizo que mis ojos siguieran cerrados y siguiera creyendo que todo era un sueño…

No podía más, trataba de resistirme, pero fue en vano, necesitaba llevarlo a mi boca, probarlo, saborearlo, comprobar que su color, su nariz, su presencia, se correspondía con su sabor. Y así fue, no me defraudó, siguió manteniendo sus hechuras, fresco, goloso, con unos taninos que acariciaban las papilas, y la fruta, esa fruta, que seguía manteniendo su intensidad, rodeada de hierbas de monte y especias dulces. Todo ello estaba acompañado por los recuerdos a los tostados de ese roble francés que fue el compañero de viaje de la Monastrell, Pinot Noir, Shiraz, Merlot y Tempranillo, integrando y matizando todas las virtudes que cada una de ellas aporta a este vino.

Si el vino es un arte, éste puede comprobarse en esta botella, tanto en su interior como en su exterior, te invita al sueño, te incita a su deleite, para más tarde despertarte con su explosión aromática y su gama de colores. Creí que todo era un sueño, hasta que “El Miracle Art 2008” se encargó de hacerlo realidad…

Color picota con ribete morado, limpio, brillo medio, capa y fluidez media.
En nariz tiene comienzos cerrados que poco a poco se van abriendo dando una intensidad media. Aparecen notas de fruta roja y tras mover la copa ligeros tostados, algo de chocolate, lácteos y aún perdura la fruta. Durante toda la fase olfativa se percibe olor a corcho húmedo.
En boca entra con suavidad, domina la acidez, paso fresco, tanicidad agradable y ligera, cuerpo medio y por retronasal el aroma a corcho húmedo no deja ver mucho más.
He tenido mala suerte en esta ocasión.

Como ya han dicho mucho sobre su color, olor y sabor, me ceñiré a mi impresión.

Me ha gustado la etiqueta, aunque le pondría alguna información adicional sobre el vino, más allá de la relativa a su contenido de sulfitos en varios idiomas (variedades, elaboración,...). Así facilitarán las cosas a los que sientan algo de curiosidad por el vino.

Creo que es un buen vino para restauración. Tiene una nariz agradable y un buen paso por boca. Aunque le sobra astringencia para mi gusto, tal vez mengue con algo más de botella. Tiene fácil maridaje. Se me ocurre ahora mismo un maigret de pato a la plancha con coulis de frambuesas.

El precio me parece correcto y dentro de la gama que, según los restauradores que conozco, se está vendiendo mayoritariamente en estos días.

Buena elección para mi primera cata virtual. Gracias a la bodega y a verema @->-

Conviene airearlo, lo decanto y lo cato a 16º.

Una vez despejado de la maraña de aromas, el vino se ofrece intenso, con fuerza.
Despliega aires muy frescos de fruta recién cogida, realzada por una madera sutil, especias, higo seco, toques torrefactos y arrope.
Con la impronta de un vino mediterráneo, “pese” a la variedad y dominio de los varietales foráneos.

En boca tiene fuerza, llena plenamente el paladar y el retrogusto lanza toda la gama de aromas observados en nariz. No es –quizás- muy intenso se desvanece al final del trago, incluso pasa demasiado rápido, alegre y fresco. ¿es verdad todo lo que digo?
Es de cuerpo medio, vivo, con personalidad y nervio por igual, al mismo tiempo que fresco y especiado, algo balsámico, como un saco de hierbas aromáticas.
El alcohol no sobresale del conjunto, simplemente se entremezcla con los taninos y la acidez, transportando un maravilloso aroma de fruta roja madura.
La madera abraza el vino sin agobiarle, se expresara más con el tiempo.

La copa queda impregnada de unas finas lágrimas, no muy densas, de un rojo picota y rasgos violáceos que muestran su juventud.

Un vino para gente nueva en el mundo del vino, para empezar, continuar y poder navegar en mayores profundidades.

En fase visual, el vino se presenta limpio y con brillo, capa media, color picota, con ribete violáceo, como mandan los cánones en un vino de esta edad.
En nariz destaca su franqueza, intensidad y juventud, con aromas frutos rojos, lácteos, y notas golosas, recuerdo al entrañable sabor a palote.
En boca es agradable, goloso, refrescante, de paso fácil, con un postgusto muy agradable.
El diseño de botella y etiqueta no me gusta demasiado, especialmente la botella, tan utilizada en los vinos levantinos y tan poco favorecedora.

Ribete color cereza picota con trazos violaceos. Lágrima muy fina y escasa.
Aromas especiados ,algo alcohólico, notas balsámicas con matices de regaliz.
Entrada golosa que invita a seguir bebiendolo. ligeramente ácido y picante.
Poca madera , fresco. Sabores a melocotón amargo. Pocos taninos al final.

La etiqueta me gusta mucho, tiene mucho colorido y es alegre. Una persona muy querida por mi, que compraba el vino por lo original y "bonito" de la etiqueta, segurísimo que hubiese adquirido este vino.
El corcho bueno a secas, pero suficiente para este tipo de vino.
Pasamos a la especificación de la cata:
El color cereza oscuro un pelin brillante. No indica mucho la juventud del vino.
En nariz es bastante complejo, sobresalen las grosellas maduras, especias, mentolados, flores, ahumados, frutos rojos y toques de maderas finas y regaliz.
En boca es potente y con raza, el paso de boca con buen equilibrio, aunque necesita tiempo en botella para redondearse completamente, el retronasal bastante bien con casi todas las sensaciones de la nariz, la estructura extraordinaria y el final largo y con una muy buena persistencia.
Como ya comente en directo en la cata virtual, "hay mimbres para hacer un extraordinario cesto", solo es cuestión de meses en botella.
Vino muy bien hecho e interesantisimo.
Lo compraré para probarlo dentro de un año aproximadamente y seguro, seguro que subirá la puntuación muchas décimas.

...- y yo añadiría - y el vino hecho milagro.

Cinco uvas como cinco colores y una barrica como lienzo.
Cinco uvas como cinco colores y como cinco, los sentidos.
Para la vista es el rojo picota. Para el olfato es la fruta.
Para el tacto, la madera, y para el gusto, el terciopelo.
Para el oído es el descorche, de un vino hecho arte
y del arte hecho vino.

El Miracle Art.

Botella de diseño cuidado, moderna y atractiva.
Brillante, cereza de capa media. Lágrima densa y que se hace esperar.
En nariz sorprende enseguida por su intensidad, frutos rojos y jovialidad. en un segundo ataque notas de crianza, lácteos, caramelos de fresa y nata.
En boca es goloso, fresco, frytoso, con taninos presentes pero pulidos (yo le daría algún añito más). en retronasal recuerdos de balsámicos.
Un vino para tener siempre en la cava.

Estilo, prestigio y arte; sólo la etiqueta expresa.
Locuaz, divertida e interesante; parece que te besa.

Miremos su visual; esa capa, ribete y brillo.
Iremos paseando la vista, por su rojo picota; que lindo.
Reparemos también, en sus destellos violetas.
Altaneros, fugaces y poetas.
Cuando sintamos su fragancia frutal y altiva.
Lentamente entonces, aparecerá su madera furtiva.
Entonces sentiremos el placer de la olfativa.

Ahora llegamos al verdadero éxtasis del néctar.
Recatar, catar y adivinar en la gustativa.
Taninos integrados, suave pasar, acidez controlada,
.................................................Arte en tu paladar...

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Volcado al disfrute prolongado.
Inusitado a la diversión sustraída.
Contemplando su bello etiquetado.
Ensimismado con la copa suspendida.
Noqueado por este momento placentero.
Todo lo que digo, es todo lo que quiero.
En este vino disfrutado, no por regalado, sino por dispuesto.

Grandioso presente y futuro nos aguarda.
Ahora que se acabó la botella.
No se tira, sino que se guarda.
Dios sabe, que este arte deja huella.
Inmediatamente necesito reponerla.
Ahora deseo, tener la colección entera, con el alma, sólo a ella.

P.D.: Dedicado a Bodegas Vicente Gandía, con cariño y respeto por el trabajo bien hecho.

P.D.2.: Los versos acrósticos, son los que leyendo hacia abajo la primera letra de cada verso, da como resultado una frase o mensaje escondido.