Tercera botella de este fenomenal viejuno, la última disfrutada hace cuatro años. En las dos anteriores valoraciones alucinamos en colores, así que no esperamos menos de ésta. Hasta 11 años de crianza en barricas más cuatro en botella antes de comercializarse, ahí es nada. Abrimos la botella y dejamos que se oxigenase por espacio de dos horas antes de proceder con su valoración a 17,5°C. El corcho se nos partió en dos pero finalmente lo pudimos sacar sin más problemas.

VISUAL: Color rojo picota yéndose hacia los ocres, con una amplio ribete en tonalidades teja y anaranjadas. Limpio, cristalino y de capa media-alta. Su lágrima es escasa, gruesa, lenta y transparente. 71 Años y con ese color... resulta alucinante (96).

OLFATIVA: Los primeros aromas que asoman son acompotados, de fruta en sazón, orejones y uva pasificada, frutoso todavía con siete décadas encima, increíble. Con matices de guindas en licor, con notas de flor marchita, de trufa negra, de polvorilla y con un curioso toque como a caucho (descriptor atípico que recuerdo haber encontrado en algún Viña Dorana viejuno). Al rato asoman las compotas de ciruela negra así como los apuntes viejunos de desván, armario cerrado y musgo. También hay una pátina especiada de canela, vainilla y nuez moscada junto con recuerdos terciarios de chocolate negro, tabaco inglés y cuero viejo. De la madera encontramos ebanistería fina muy elegante, perfectamente ensamblada. De intensidad media-alta, qué pasada de nariz tras dos horas abierto y con esa edad (97).

GUSTATIVA: ¡Bárbaro!, tiene una pegada que no te puedes imaginar, altísma acidez, tremenda amplitud junto con una sorprendente licorosidad . Paso por boca frutoso, sedoso y aterciopelado, increíblemente amable. Ese tacto te embelesa, de deja los ojitos entornados del disfrute, con esa fruta dulce, con las mermeladas, la uva pasa y los orejones exultantes. En retronasal percibimos matices viejunos de flor marchita, de desván y naftalina. Estos son momentos que uno quisiera no borrar nunca de su memoria, la sensación es de un disfrute tan grande que nos faltan las palabras. Ese tanino tan dulce, tan increíble, la impresión de que el vino se ha quedado ahí, y que de ahí no se va a mover, con carácter, fuerza y corpulencia, licoroso y de alta acidez... es algo descomunal. Y el post-gusto es el apoteosis, la fruta como primera protagonista dejando paso a matices terciarios de cacao y con la madera omnipresente, una mezcla de ebanistería fina y duelas envinadas. Sublime equilibrio entre la fruta y el roble, cómo se ha mantenido en ese nivel, y para más recochineo en la contraetiqueta anuncia que es un "vino de crianza" con 11 años de reposo en barricas... Una auténtica joya de verdad, bravo por Bodegas Berberana, junto con el 64 y el 70, botellazas todas de altísimo nivel y que hemos gozado intensamente. Vinazo con todas las de la ley, muy cerquita de la perfección, espectacular. ¡¡Tocando el cielo, muy cerquita de Baco!! (98).

La RCP mantengo lo dicho en las anteriores valoraciones. Pagar 36 euros por este monstruo es para no creer. Excelente.

MARIDAJE: Abrimos la botella con unas lentejitas con jamón. Otro día acompañó un colosal Cowboy steak al tomillo con pimientos, alcachofas y all-i-oli. Nos lo terminamos con nuestro surtido de queso manchego curado, embutidos y jamón ibéricos. Todos los maridajes fantásticos, pero con el plato de embutidos casi nos ponemos a llorar, qué gozada amigos, ese grasosito jamón y ese delicioso queso manchego jugueteando con la frutosidad y con las notas viejunas de nuestro descomunal Berberana Cosecha Especial, un lujo para nunca olvidar.

VIDEOCATA:  https://youtu.be/Xra2SNEz-KY

Salud-os!!

Dos años después volvemos a descorchar esta joya riojana que en su contraetiqueta reza "VINO DE CRIANZA", je,je... y tiene 24 meses en grandes tinos de madera y 8-9 años en barrica, en total más de 10 años en contacto con el roble (además de otros cuatro reposando en los calados de la bodega). Una barbaridad que ya no volveremos a ver, qué penita!. Pero vamos con nuestra botella que presenta un excelente aspecto externo, etiquetas y alambrado en buen estado aunque el nivel de líquido está medio centímetro por debajo de la base del cuello. Abrimos la botella con el abridor de lamas y se nos parte un trocito pequeño de la base del corcho. Afortunadamente se queda adherido al cuello y lo podemos sacar sin problemas. Dejamos que se oxigene por espacio de cuatro horas y procedemos a su valoración a una temperatura de 17°C.

VISUAL: Nos muestra un color rojo cereza de capa media-alta con un amplio ribete de tonalidades teja, luminoso y brillante. De nuevo sorprende su capa atendiendo a su edad (95).

OLFATIVA: A copa parada disfrutamos de sus aromas acompotados (pan de higo) y a flor marchita. Si agitamos el líquido aparecen unos frescos balsámicos mentolados acompañados por notas muy mediterráneas de pino y resina, herbáceos de hierbabuena y orégano, delicados especiados de nuez moscada así como notas viejunas a desván, fondo de armario, naftalina y polvorilla. Tremendo bouquet, no para de emanar nuevas fragancias, fúngicos de setas silvestres, apuntes de crin de caballo, guindas en licor, regaliz y cacao en polvo. De la madera apenas un hilo de ebanistería fina, muy sutil y de una elegancia estratosférica. Una barbaridad su "policromía aromática" y además, incluso tras cuatro horas abierto, manteniendo una intensidad descomunal, menudo portento! (96).

GUSTATIVA: Y en boca amigos… inexplicable ese punch que perdura casi 70 años. Te noquea totalmente con su colosal amplitud y tremenda acidez. Opulento, sedoso al tacto, aterciopelado y con los taninos perfectamente esculpidos, presentes y creciendo tras cada sorbo transmitiendo esa sensación de estructura indestructible y sin un final a la vista. En retronasal se nos antoja licoroso, con notas picantes y especiadas muy alegres que dan paso a un post-gusto increíble; nos recuerda a la confitura de ciruelas con sutiles notas ahumadas y tostadas de excepcional delicadeza y calidad que persisten durante tres minutos y 20 segundos proporcionando un goce indescriptible a cada sorbo. Es una delicia sensorial que nos apasiona, nos enamora más si cabe de estas maravillas de la naturaleza fruto del sabio trabajo de los maestros riojanos de los años 50. Una joya enológica, sin más!! (98).

La RCP considerando que nos costó 36 euros sería de 11 sobre 10. Estos vinos podrían costar más de 200 y sería un precio acorde a la calidad del producto. Dónde consigues en la actualidad vinos riojanos con más de 10 años de crianza...???

MARIDAJE: Estiramos la botella todo lo que pudimos, hasta en cuatro ocasiones. La primera con unos muslitos de pollo al estragón y verduritas plancha. Después cayeron unos bistecs al tomillo con mellocos. La tercera fue el acompañante de un caldoso de chipirones y langostinos y nos lo terminamos con un surtido de embutidos ibéricos. La verdad, no sé con qué maridaje quedarme. Quizás con los bistecs al tomillo, en donde las notas mediterráneas se hacían guiños desde ambos lados. Con el arrocito de marisco también fue indescriptible el disfrute pues la frutosidad de nuestro vinazo fue el contrapunto perfecto a las notas salinas y especiadas del caldoso. Pero una vez más, me quedo con esa simbiosis orgiástica con el jamón, los embutidos ibéricos y el queso curado. Es algo quasi pecaminoso, cada bocado grasosito y cárnico pide a gritos un sorbito del néctar con sus notas licorosas y tostadas armonizando el conjunto para llegar al éxtasis más absoluto. Por Dios, cómo se gozan estos vinos, nunca olvidaremos estas dos botellas. Dios salve al gran Baco y a los viejunos!!

Salud-os!!

Y vamos con otra jornada de viejunos. Paellita en casa con la familia por lo que decido abrir un Viña Izadi GVA del 85 y este Berberana CE del 52 al cual le tenía muchas ganas la verdad. Nos lo tomamos con calma y abrimos las botellas tres horas antes de su cata para que se oxigenara debidamente. Nivel de líquido un cm por debajo de la base del cuello. El tapón salió totalmente húmedo pero íntegro, de nuevo y asombrosamente, con el abridor de tijeras estándar. Los astros se han alineado este mes de Julio con los corchos. Los tuvimos desde hace 2 días en la vinoteca a 15°C y fue catado a 18°C:

VISUAL: Precioso color rojo picota de ribete naranja, brillante y de capa media-alta, sí, sí, media-alta, he dicho bien. Increible capa para un vino de 65 años, no me lo puedo creer y encima lo del tapón...mágico (94).

OLFATIVA: A copa parada nos deleita con unos intensos aromas fúngicos de trufa negra y notas de flores marchitas. Al agitar empieza el espectáculo, asoman especiados variados de fenogreco, nuez moscada y pimienta negra así como la pátina de viejunos correspondiente, desván, crin de caballo, sangre, polvorilla... Majestuosa nariz que nos embelesa. Seguimos encontrando matices, notas de café tostado, apuntes de incienso, madera de roble, duelas envinadas, guindas en licor y un ligero atisbo entre dulzón y balsámico a compota de ciruelas y a pan de higos. Maravilloso bouquet con infinidad de prescriptores y de intensidad media-alta. De lo que era capaz esta bodega por Dios! (96).

GUSTATIVA: Vamos a la boca. Nos encontamos un vino delicioso, amable, redondeado hasta el infinto, muy lácteo y de una amplitud desorbitada. Acidez alta y taninos perfectamente dulcificados aunque del tipo "ave fénix" si me permitís el palabro, de los que renacen de sus cenizas a cada sorbo´para imprimirle un caracter señorial, soberbio, en donde queda patente la solemnidad y la bestial crianza de esta joya riojana. Para flipar en colores a cada sorbo, retronasal viejuno con notas de bosque umbrío, hojarasca húmeda y apuntes fúngicos que rematan con un postgusto frutal medio dulzón a compota de higos muy golosón y viciosillo. Persistencia de casi tres minutos que se hacen muy placenteros, delicioso, ensamblado a la perfección, algo memorable sin duda que no hace sino constatar que estamos ante una de las bodegas que produjo en los años 50 y 60 uno de los mejores caldos de la Rioja y probablemente del mundo pero que por si fuera poco está llegando a nuestros días impertérrito, en plenitud de facultades sin que le veamos el fin. Magia riojana (97).

La RCP la calificaré de excelente pues conseguí botellas allá por 2014 por 36 euros y en 2015 por 35 euros, un regalo después de catar esta reliquia.

Como he dicho nos tomamos este vino para acompañar una paella de pato y costilla con caracoles a leña. De verdad que este vinazo después de 65 años con esa portentosa acidez fue el complemento perfecto para amansar nuestra paella, rica y sabrosa con intensos sabores cárnicos y grasos. Exquisitez de maridaje... en mi caso diré que entornaba los ojos a cada sorbo de este néctar propio de los dioses deseando que nunca se acabase la experiencia. Buuuuuuuffffffffffff, qué gozada amigos!!

Salud-os!!

Rojo rubí, ribete atejado, capa media. Sorprendente limpieza.

Media intensidad en nariz destacando ante todo por su increíble definición, total ausencia de humedades o reducciones. Complejo y cambiante con notas de flores secas, unas frutas rojas ya licorosas, bazar de especias orientales, ligeros ahumados, trazas minerales como de betún o brea, cacao, piel curtida, tabaco de pipa y tierra mojada. Elegante y complejo, todo muy en su lugar.

En boca sorprende por su entereza y sobre todo por su gran elegancia, todo sostenido por una acidez fresca y presente, de paso ligero pero con materia y un final largo y con profundidad que nos deja sensaciones de frutas maduras, especias y un ligero tono terroso. Tanino perfectamente integrado. Persistente.

Después de abrir alguna botella del 64 siempre con una regularidad pasmosa, con este 52 no hacemos sino confirmar que estos Cosecha Especial de Berberana son sólidos como rocas, vinos que aceptan el paso del tiempo con una entereza y una calidad formidables, este desde luego fue pura elegancia y distinción. Un Rioja de verdad.

Precioso rubí marronoso muy claro, de capa media-baja, con un pequeño resto de precipitados en la base de la botella, finísimo, que rompe la limpidez absoluta del vino. Claro, brillante, luminoso, reflejos atejados. Ribete amplio confundiéndose con el menisco y unas lágrimas gruesas, permanentes.

Hay que tener paciencia y darle tiempo. Al abrir se muestra reducido y aparentemente cansado. Inicialmente domina una sensación ferruginosa que aporta una curiosa mezcla de jarcias viejas, brea, calafateado, tostados sucios, carbonilla, con un fondo de azúcar caramelizado y una desconcertante gama que recuerda a la "pasta Marmite", el extracto de levadura o la malta tostada ¿Excesiva reducción en botella? Eso temíamos en un principio. Afortunadamente el vino se recompone pieza a pieza. Los tostados se suavizan. Aparecen cremosos, el toffee, vainilla... Desborda madurez con una elegante nota a manteca de cacao acompañada de compota de higo que va dando paso a una mayor presencia de frutos muy maduros, muy garnachero, con un rastro de cacao en polvo. Cada vez más armónico, elegante, redondo, dando un perfil de Berberana clásico, muy tradicional. Acaba siendo un paseo umbroso, lleno de térreos, hojarasca, humus y unos marchitos de gran calidad. Parecido en casi todo al Cosecha Especial de 1964 pero con un plus de elegancia y el antiguo sello de la bodega marcado a fuego.

En boca nos encontramos un vino especiado y fresco, de acidez intensa, jovencísimo, fino, delgado, aún con mucha garra. Tiene un punto nervioso, desbocado, que no le hacen renunciar al equilibrio (maduro, reposado, con una capa de maderas finas y un apunte de dulcedumbre de gran vino). Tan elegante como vivo.

De lo mejor probado de esta bodega. Junto al C.E. 64 forma una dupla irrepetible. No se puede explicar que un caldo así, habiendo superado los 60 años, mantengan esta integridad. Sospecho que ningún vino actual de Rioja alcanzará el 2070 la mitad de joven que este vino en la actualidad. Berberana tenía una de las fórmulas de la eterna juventud. Qué hicieron con ella??

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/11/berberana-cosecha-especial-1952-gran.html

No he probado muchos tintos con más de sesenta años, y por eso, aunque hoy he tocado el cielo, tampoco voy a puntuar.
Burdeos apagado con destellos marrones y borde del mismo color. Con algo de poso y con cierto brillo. Capa media-alta. El corcho, en relativo buen estado ha salido en dos piezas. Hemos decantado.
En nariz, las primeras notas que da son a Pedro Ximenez, aunque la espera ha dado sus resultados. Poco a poco han ido apareciendo tonos a higos y otras frutas en compota, café con leche, algún balsámico, humedad, hojarasca, leves terciarios y mineralidad.
La entrada en boca es algo dulce, con una sorprendente acidez y un paso fino. Buena persistencia. Sabores a fruta negra, especias, tabaco, chocolate a la menta, hongos, bosque y piedras. Igual que en la fase anterior, los apuntes a caza, cuero y sangre que de antemano habría pensado que se encontrarían más presentes, están atenuados.
Final largo, con una mezcla de recuerdos de los anteriormente descritos.
Un Rioja viejo que se bebe tranquilamente y que da pie a la conversación. La paleta es amplia y todo está en su sitio. Ya me habían comentado que esta bodega fue un referente en la zona.

* La descripción es incompleta, la etiqueta reza: Berberana Cosecha Especial Rioja 1952.