No he probado muchos tintos con más de sesenta años, y por eso, aunque hoy he tocado el cielo, tampoco voy a puntuar.
Burdeos apagado con destellos marrones y borde del mismo color. Con algo de poso y con cierto brillo. Capa media-alta. El corcho, en relativo buen estado ha salido en dos piezas. Hemos decantado.
En nariz, las primeras notas que da son a Pedro Ximenez, aunque la espera ha dado sus resultados. Poco a poco han ido apareciendo tonos a higos y otras frutas en compota, café con leche, algún balsámico, humedad, hojarasca, leves terciarios y mineralidad.
La entrada en boca es algo dulce, con una sorprendente acidez y un paso fino. Buena persistencia. Sabores a fruta negra, especias, tabaco, chocolate a la menta, hongos, bosque y piedras. Igual que en la fase anterior, los apuntes a caza, cuero y sangre que de antemano habría pensado que se encontrarían más presentes, están atenuados.
Final largo, con una mezcla de recuerdos de los anteriormente descritos.
Un Rioja viejo que se bebe tranquilamente y que da pie a la conversación. La paleta es amplia y todo está en su sitio. Ya me habían comentado que esta bodega fue un referente en la zona.
* La descripción es incompleta, la etiqueta reza: Berberana Cosecha Especial Rioja 1952.
Todo bien, ha dado tiempo a todo y a beber buenos vinos por supuesto. El viernes coronamos con una sesión de 19 vinos (con un 100 Parker de nuevo cuño incluido) memorable. Sí, hay que ir viendo esa vertical de 904 y los tomates, lo voy moviendo.
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