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Retorno de la Meca (Burdeos)

Ya estoy de vuelta. La verdad es que no sé muy bien como relatar estos 3 días por la región Bordelesa, así que comenzaré dando las gracias a todos los que me han echado un cable en la preparación del viaje (para nada muy organizado).

Gracias a Paco Berciano, Jon Zamudio, Gonzalo y Nuria, Iñaki Blasco, Paco Higón, Monastrell y Manuel, sin duda que vuestros consejos me ayudaron muchísimo.

Bien, lo primero: Burdeos es grande, muy grande. Uno que es de Bilbao, acostumbrado a mirar el mapamundi de Bilbao, comparando luego con los mapas de Burdeos sacó la errónea idea de que todo está a tiro de piedra en Burdeos. Pensaba a la mañana visita al Médoc y por la tarde nos vamos por Graves. ¡Craso error! Tan sólo rodear Burdeos te puede llevar su tiempo (y más si pillas caravanas). Los pueblitos de alrededor no son tales, son ciudades bien grandecitas.

La primera mañana nos dimos una vuelta por Burdeos ¡lo que nos costó encontrar la oficina de turismo!. Ya con un mapa todo era más sencillo. Muy recomendable darse una vuelta por Burdeos: sus puertas medievales, iglesias, edificios antiguos, preciosos y mercadillos, hay de todo. No debéis perderos las tiendas de antigüedades. Algunas son muy peculiares. Es curioso pero me quedé con idea de que la ciudad no está muy volcada con el tema del vino (aunque es sólo una impresión, y probablemente sea errónea).

La tienda de referencia allí es L’Intendent: excelentes precios de verdad, un pelín cojos en cuanto a blancos, pero eso se puede solucionar en La Vinotheque de Bordeaux que está a 2 minutos andando en línea recta. No puedo dejar de mencionar el pedazo de tienda (I’m in LOVE) ¡¡¡EXCLUSIVAMENTE DE CHAMPAGNES!!! Cuando crees que no puede ser mejor la realidad te demuestra lo equivocado que estás. La tienda en cuestión se llama BADIE y tienes champagnes para rato, pequeños, grandes y medianos productores con algunos a muy buen precio (humm, La Gran Damme 1990 @ 90€).

Por la tarde, salimos hacia el Médoc http://www.medoc-wines.com/default-eng.htm . Lamentablemente llegar no fue nada fácil, pero llegamos. El primer pueblito en la lista de las visitas obligadas: Margaux (pronunciese: Margó, esto como obligación para con la Peña Bilbao). El camino ya de por sí es precioso, vas por la carretera rodeado de suaves laderas repletas de viñedos todos cortados al mismo nivel, con la uva ya lista para la vendimia, el sol del atardecer, tranquilidad… Si realmente os gusta el vino no imagino nada mejor. Ni que decir que el momento de éxtasis es cuando vas por la carretera y dices ¡¡jodó!! Este castillo lo conozco… si es Château Palmer. Frenazo en seco y giro a la derecha (donde estaba el parking), parada inexcusable (mi novia me mira con cara de asesina, el coche era suyo :). Y yo sólo puedo decir: ¡¡Es Château Palmer!!. Majestuoso con las banderas hondeando, igual que etiqueta del vino, lo cual es curioso porque esta siempre se me antojó como exagerada (sobredimensionada más bien) ahora compruebo que no lo es. Al igual que en muchos otros Châteaux no teníamos visita concertada (y además ya estábamos fuera del horario de visitas) así que nos limitamos a verlo.
Anotación al margen, como comento en casi todos los Châteaux es posible visitar el edificio, las vides, e incluso casi meterte en la cocina aún sin cita. La verdad es que son muy estrictos con los horarios que se respetan al milímetro. Lo cual hará que uno sea muy selectivo en las visitas o bien dedique mucho tiempo (días) a ello.

Siguiendo la carretera hacía arriba dirección Pauillac, breve parada en Château d’Issan que lamentablemente ya estaba cerrado a cal y canto sólo alcanzamos a adivinarlo en la lejanía (la verdad es que la propiedad era grandecita) .

El siguiente gran sobresalto fue Château Margaux (www.chateau-margaux.com). Allí parapetada tras una entrada de altos y frondosos árboles, al lado de lo que parecía una Iglesia (estoy tirando de memoria, so I could be wrong), estaba uno de los Châteaux más impresionantes que pudimos ver . No menos impresionantes eran las vides. Eso es algo que resalta, cuando uno está por allá se da cuenta de que las vides están tan bien cuidadas como el mejor de los jardines de Versalles. Realmente impresionante, aquí si que se ven aclareos de la vid masivos (y no sólo en donde los visitantes puedan verlos).

Después de dar un paseo por la propiedad, las fotos de rigor seguimos hasta llegar al pueblito de Margaux. Encantador, muy cuidadito, casi al final del pueblo fuimos a “Masion du Vin”, la verdad es que no resultó de mucha ayuda ya que no había muchas (tan sólo dos) bodegas que recibieran gente ya. Paseando por el pueblito mirando varias tiendas de vino algunas muy caras y otras más interesantes.

Muy amigable y buenos precios encontré en Cave L’Avant Garde, donde estaba el simpático Sebastián, con quien estuvimos hablando un buen rato de vinos (en castellano) y nos aconsejo más en detalle sobre las cosas que ver por el lugar. En cualquier caso bueno precios.

Seguimos recorriendo pueblitos: St. Julien, Pauillac, St. Esthèpe y la infinidad de Châteaux que se encuentran dispersos por toda la geografía: CoRauzan-Ségla, s D’Estournel , Cálon-Segur, Beychevelle (y su puerto :-), Léoville Barton, Chasse-Spleen Latour, Lafite Rothschild, Pichon-Longueville…

Muy bonito Pauillac, donde estuvimos paseando un rato y bajamos hasta la parte baja que da al Gironde y donde había unas vistas espléndidas. Lástima que lo cogiéramos todo cerrado a cal y canto, y es que cuando dan las 19.00 en Francia…

Pero claro, Dios aprieta pero no ahoga y no todo iba a ser visitar Châteaux por fuera… En el breve tiempo que tuve para preparar la escapada, de las 20 o 30 bodegas a las que pregunté para hacer una visita, todo fueron respuestas educadas de lamentamos no poder recibirle y similares, a excepción de una: Haut-Brion donde conseguimos colarnos Nagore y yo entre un grupo de 8 americanos :^), jejeje y menuda alegría que me dieron. Esta claro que el nombre de la Peña Bilbao pesa :^))).

Así que el día siguiente comenzamos en Graves (más concretamente Pessac-Léognac) saliendo con bastante antelación (2 horas antes) ya que entre las caravanas que hay son importantes y moverte de un punto a otro te puede tomar su tiempo (y más sin mapa de carreteras, como iba el menda, menos mal que “semos” de Bilbao).

Es bastante curioso, y esto rompe un poco la imagen de encanto que uno puede albergar en su concepto idealizado de la región, que la zona de Pessac-Léognac ha sido literalmente absorbida por la expansión de la ciudad de Burdeos.

La ciudad de Burdeos ha sufrido varias expansiones urbanísticas importantes. Pasando de ser una villa abierta en el siglo I, una villa amurallada (cerrada) hacia el siglo III para defenderse de las invasiones germánicas (ralentizó el crecimiento de la ciudad), durante los siglos XIII y XIV la villa gótica se expande hacia el sur, reconstruyendo la muralla varias veces, es en esta época cuando Burdeos comienza a exportar sus vinos.
En el siglo XVIII comienza a construirse sin dar la espalda al río, ocupando estas zonas. Es durante la Cuarta revolución urbana en el siglo XIX, donde se realizan grandes obras: alcantarillado, gas, y la expansión a la margen izquierda
.
Por último durante el siglo XX, se urbaniza las marismas del Norte extendiéndose el territorio de la ciudad a las 3.819 hectáreas. Se construyen grandes barrios y bloques de viviendas para atajar el problema de la falta de vivienda.

Esto ha convertido a los Châteaux de la zona en islas de vides valladas y rodeadas por casas de baja a media densidad. Aunque hay que reconocer que la zona de Pessac-Léognac ya se respira un aire más rural. Nada más llegar a la zona el primer Château que nos encontramos fue Château Pape Clement y la verdad es que no pudimos comenzar mejor. Era precioso, como íbamos bien de tiempo estuvimos un rato paseando por allá y pudimos ver como habían comenzado con la vendimia y estaban entrando las primeras cajas de uva en bodega (muy curiosas las cajas que eran de plástico y se cerraban con tapa para protegerlas de la lluvia). Y también echamos un vistazo al Château que tenía unos detalles interesantísimos en sus fachadas, las vides por otro lado estaban cuidadísimas, aunque no pude mirar las uvas porque ya habían sido vendimiadas. Me encantó la bodega, tengo que volver y verlo todo todo (esto mismo dije de muchas otras :^), además tampoco atisbé a ver las cepas con las que elaboran su tremendo Pape Clement Blanc (habiéndome encantado La Clementine, no quiero imaginarme como será el padre).

La hora de la verdad había llegado, eran las 10.35 más o menos y teníamos que estar en Château Haut-Brion a las 11.00. Con el mapa que nos habían proporcionado y después de perderme unas 24 o 25 veces por las calles estrechas (no os imagináis lo frustrante que es ver los viñedos vallados del Château saber que es ahí donde quiere ir uno y no encontrar la entrada!!!). Llegamos a Château Haut-Brion.

Las ordenes recibidas por parte de la peña Bilbao eran claras: ROBA TODO LO QUE PUEDAS :^))) y eso hice 3 imperiales del 61 y un par del 2000. Bromas a parte, según llegamos lo primero que hice fue echar un vistazo a las vides que aunque ya habían sido vendimiadas tenían pequeños granitos sueltos (when I mean small fella, I REALLY mean small).Las vides estaban muy cuidaditas y las extensiones de vid son muy grandes (y más para estar situadas en medio de la ciudad). Todo estaba muy cuidado, al igual en el tema de visitas, mucha puntualidad y todo muy medido. La visita se me antojó algo corta (nada de estar con el enólogo de la bodega departiendo sobre viticultura a pie de viña), la visita fue en perfecto inglés (salvo cuando yo hablé claro está). Nos enseñaron la zona de vinificación (a pesar de estar en plena actividad), explicaron la historia del Château y como este fue incluido en la clasificación de 1855 como Premier Cru a pesar no ser del Médoc.

Después nos explicaron el proceso de vinificación, algunas mejoras introducidas en las cubas de acero inoxidable y como era todo el proceso, completamente controlado por computador, desde los horarios de remontado (espero retener la palabra bien), hasta infinidad de parámetros. Pero, aparte de eso se realizaban catas durante la mañana, mediodía y tarde para verificar que todo va según lo planeado.

Una cosa que me sonó familiar (ya se lo había escuchado a Agustín Santolaya - Roda) es que determinaban el momento de madurez idóneo de la uva, catando uva todo el tiempo varias veces al día , viendo el sabor de las pepitas, el estado del hollejo, acidez entre otros parámetros…

Tras ver la elaboración, nos dirigimos fuera hacia la tonelería, como algunas otras bodegas de Burdeos aquí elaboran las barricas en la propia bodega. Según nos explicaron, cada vez quedan menos en Burdeos (bien por LdH que está entre las pocas de por acá que también lo hace) para ello tenían un acuerdo de colaboración con Seguin Moreau. Por el cual durante 3 meses al año un operario venía a la bodega a desarrollar las barricas necesarias (si bien recuerdo).

Continuó la visita en la zona de barricas donde reposaban los vinos del 2003, muy grande y con varios niveles, temperatura, luz y humedad controladas, muy interesante. En esta sala realizamos la cata del Haut-Brion 1999 que me dejó simplemente impresionado (más experiencias como esta y me paso al rojo :^), colgaré la nota de cata pero al boca era algo sublime.
Los compañeros de visita preguntaron algunas cosillas: Este vino esta para beber ya ¿verdad? Y la señora que llevó la visita, Turid Alcaras, intentaba hacerles entender que era un vino de guarda, eso y verlos escupir el vino (si ya sé que es más profesional y si después yo también iba a conducir) hizo que con mi rústico “inglés"dijera: ¡This is just a Baby! Come on, you should give it at least 10years in bottle.
Ahí fue cuando, Turid asintió con rotundidad diciendo que efectivamente si te lo bebías antes te ibas a perder gran parte de la película. Si es que me muero y no les educo, gran catadora mi novia que sin tener demasiado control en el asunto, se acercó a mi, para decirme: ¡Alex, este vino está muy muy rico!. No pude por más que esbozar una sonrisa y decirle: Efectivamente este vino es impresionante, en todos los sentidos.
Con el recuerdo en el paladar del majestuoso vino salimos de Haut-Brion alucinados con la experiencia.
De Haut.-Brion a Misión Haut.-Brion que está bien cerca menos de 100 metros en línea recta, aquí ya no teníamos visita así que nos limitamos a ver el Château y disfrutar de lo bonito que era.

Con la sobredosis de Châteaux visitados en tan poco tiempo el siguiente punto de referencia en esta “gira” era St. Emilion. La verdad es que nos llevó un rato encontrar la forma de llegar, pasamos por Libourne (que me gustó mucho lo poco que pude ver) y de ahí rápido a St. Emilion, conforme más nos alejábamos de Libourne y Burdeos más y más bonito se hacía el paisaje. Hasta ser viñedos y más viñedos (siendo estos un pelín más altos que los del Médoc) y casitas pequeñas en los centros de cada propiedad. Francamente bonito, entre la luz otoñal, la lluvia típica de Octubre y la incipiente vendimia (en algunos sitios ya terminada). Para cuando atisbamos a ver el comienzo de St. Emilion no alcanzábamos a adivinar la preciosidad de pueblo que íbamos a visitar.

A pesar de las recomendaciones, avisos de no dejar de verlo y todo tipo de fotos y videos vistos previo al viaje. La realidad superó a la imaginación con creces, un entorno cuidado al detalle, con las vides dentro de la ciudad y donde absolutamente nada desentonaba con la imagen de pueblo antiguo, medieval y cuidado que transmite. Parece como si el tiempo se hubiera detenido en él.

Este pueblo es el paraíso para cualquier enamorado al vino, bares de vino a copa, tiendas de vinos absolutamente en cada esquina (hasta yo llegué a cansarme de verlas), tiendas de artesanía en madera, pastisserias, muy recomendables los Macarrons de Saint-Emilion, están muy buenos. Todo cuidado al extremo y respetando la identidad de la ciudad.

Visita obligada a la Chapelle de la Trinité (del Siglo XIII), la Tour du Roy y la Iglesia monolítica (siglo IX a XII). Para lo cual os recomiendo la visita guiada (que fue en francés, este idioma todavía no lo hablo, menos mal que de vez en cuando el simpático guía nos daba algunos comentarios en castellano) por la iglesia monolítica, y las catacumbas de la misma por debajo de todo St. Emilion hay más de 150km de galerías subterráneas que componen un laberinto de unos 6km de radio alrededor del pueblo.

Después de todo eso, recorrer alocadamente sus calles, ver las tiendas y mirar sus jardines de vides, fuimos a comer. Tirando de la lista de sitios que gentilmente me envió Paco Berciano, fuimos L'Envers du Décor donde por 25€ por cabeza comimos la mar de bien. Aunque eso si los vinos de la región están subiditos de precio. Afortunadamente había pedido la carta de vinos y esta era variada tocando con bastante profusión todas la regiones vinícolas francesas. Cuando divisé un Domaine Emilian Gillet Mâcon Viré 1999 de Thevenet por 30€, pensé ya tenemos el vino. Mi novia protesto: ¡Pero yo quiero probar un vino de la región!. Yo también pero a los precios tan asequibles a los que están traicionemos St. Emilion (95€ a 450€) con un Mâcon blanco :^) y a ver que pasa. El restaurante estaba plagado de turistas y sobre todo Japoneses, los 4 que tenía detrás de mí se habían tumbado una botellita de Cheval Blanc (450€/bottle) y otra de Figeac (estos si que están haciendo honor a la región pensé :^), si es que los de Bilbao nacemos donde queremos, jejeje.

En cualquier caso el Gillet, fue un vino muy preciso tanto en boca como en nariz muy personal y muy placentero (meteré la nota de cata, I promise). Mientas apuramos la botella, fui recordando todo lo vivido, visto, sentido durante estos 3 cortos e intensos días. Y la verdad es que como ya intuí el primer día, no me dio tiempo a nada… así que como dijo McArthur: ¡Volveré!

Tengo que ver St. Emilion más pausadamente, ir al Pomerol, visitar Sauternes, Barsac… La verdad es que hay tantas cosas y tan poco tiempo. En fin espero que os alla metido el gusanillo viajero y vayáis a la meca en procesión al menos una vez. Sin duda merece la pena
.
Ufff menuda chapa espero que resulte de interés a alguien. Por cierto no dije mucho pero hay grandes blancos por la zona de Burdeos (Graves sobre todo), si alguien quiere detalles, just ask me!


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