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Toriles, encierros y sobreros

El jueves 18 de septiembre, tercer jueves del mes y como son la costumbre de nuestra Peña Vinícola, siendo las 7:50 de la noche comenzaron a llegar todos los Peñeros, quien lo creyera, puntuales todos; como si hubieran llegado en el mismo vehículo, con sus respectivas copas. Los abrazos, la camaradería, las sonrisas, las carcajadas, la alegría se notaba en ese momento, es lo que se vivimos cada tercer jueves de mes cuando es día de Cata.

Mientras todos se acomodaban y sacaban sus respectivas copas, terminaban de saludar al resto de Peñeros salieron al ruedo un par de botellas de WHITE ZINFANDEL de la afamada casa BERINGER,ambas del año 2001. ¡Qué excelente abreboca!. De un color rosa pálido, propio del método francés utilizado de dejar tres días el jugo con la piel de la uva en busca del color apropiado, al primer golpe de nariz se notaba el olor a fruta fresca, esa característica que solo los White Zinfandel tienen y ni hablar de los famosos berries de los americanos que explotaban en nariz. Estaban en buena temperatura para refrescar un poco, pues ya en boca tenía un sabor a melón un poco dulce con indescriptibles sabores a fruta fresca; definitivamente, un vino que estaba cumpliendo la tarea que le fue asignada: refrescar un día caluroso que amenazo con lluvia, limpiar un poco la boca de impurezas ajenas a una buena cata y avisarle a las papilas que ya el encierro estaba enchiquerado y listo para salir al ruedo. Que vamos, tenían trapío y se vislumbraban excelentes.

Ya todos acomodados (Rudy, Augusto el Presidente, Carlos el Italiano, Cuqui, Carlos el libanés, Nelson, Mauricio, Dionisio el educador, El Mono Fernández y Gino el anfitrión) solo faltaba nuestro secretario estrella, Pierre, quien tenía un compromiso culinario y al cual trató de escabullirse hasta ultima hora, pero le fue imposible. Después de la presentación de los invitados (José Hoyos, Oswaldo Martínez y Toy Merlano) de parte del anfitrión, se leyeron las reglas de la cata del día. Como había diversidad de cepas y regiones, la Cata se haría a ciegas, para lo cual se dejó constancia en un documento que fue manejado por María Jose (esposa del anfitrión). Ella sería la responsable de presentar los vinos y tener claro cual estaba en cada vasija y fue así como llegaron los vinos a la mesa en las famosas botellas de Paul Moisson utilizadas para la aireación y conocidas por todos. Debidamente marcadas con sus respectivos números llegaron a la mesa un poco mas frías que lo aconsejado, como es normal en las catas, previendo la rapidez de su calentamiento.

Empezó la faena con una medida previamente designada. Cada uno de los Peñeros e invitados empezaron a llenar sus copas con los diferente vinos en el orden establecido y, así, sucesivamente, quedamos todos con los cuatro vinos listo para ver que traían estos caldos seleccionados los cuales nombro a continuación:

- Jackals River Shiraz 2001. Beaumont Wester Cape - South Africa
- Valduero Primiun Reserva Especial 1995. Ribera del Duero - España
- Rancho Zabaco Zinfandel 2001. Sonoma County - USA
- Gabbiano Chianti Clásico 1999. DOCG Chianti - Italia

La cata comenzó como siempre: todos lanzando sus juicios con la primera impresión observando en la copa las características de los vinos. Algo sí quedó claro de este primer paso de la cata: por los años y el color los Vinos estaban claramente identificados, los dos mas antiguos todos los adivinaron y sabían que eran los números 2 y 3, y los vinos más jóvenes estaban así mismo reconocidos con los números 1 y 4. Pero, evidentemente, no se sabia cual era cada uno. En nariz, fue otro cantar. Los comentarios de torrefacto, mentol, balsámicos, flores rojas y demás no se hicieron esperar, lo cual permitió acercarse más a la identificación del vino. En boca, cada cual pudo corroborar o no la información obtenida en vista y nariz o, por lo menos, creyó identificar cada vino. Después de muchos ires y venires se leyeron las notas de cata para ayudar, se repartió a cada uno un papel para que colocara el orden que consideraran fuera el acertado y, con la ayuda de María Jose quien fue la encargada de leer el orden real de los vinos, algunos se pavonearon del acierto al 100% obtenido.

Los comentarios sobre estos aciertos fueron muy importantes. Por ejemplo, Nelson dijo que entre los dos jóvenes, el syrah South Africano y el Zinfandel Americano fue fácil porque uno de los dos tenía olor a menta y ese olor nunca se encuentra en un Zinfandel. Por otro lado, Carlos Gedeon acotó que entre los dos vinos mas añejos de la cata, él sabia que un Chianti clásico tiene ese olor a tabaco y ciruela muy propio de la zona y un sabor picante y sedoso en boca. ¡¡Que parece que el Carlos Italiano es él!!. Por exclusión, afirmó, el otro era el vino Valduero. Augusto dijo que entre una uva syrah, zinfandel, sangiovese y tempranillo era fácil sacar esta ultima pues es, junto al Cabernet Sauvignon, las que mas hemos catado y su olor a pimienta y vainilla es inconfundible. Y, no existiendo uva Cabernet en esta cata -que es la mas parecida- era obvio cual era el vino Valduero con su tinta fina o tempranillo. En fin, todos fueron comentarios de porqué sí o porqué no y la risa triunfal de los que obtuvieron aciertos de 4/4 .

Jackals River Shiraz 2001 tenía color violeta oscuro muy vivo, entre toda su explosión de olores sobresalía el olor a mentol o eucalipto ese olor característico de los Primiun Chilenos. Se notaba la juventud del vino pero a su vez la excelente elaboración. Era un vino completo. Presentaba un equilibrio entre acidez y maduración que asociado al buen retrogusto que dejaba muchos lo catalogaron como el mejor de la noche, este vino de Sur África fue una verdadera sorpresa. Esta era la primera vez que catábamos un vino de la región de Wester Cape definitivamente gustó mucho, incluso varios no dudaron en asegurar que los Surafricanos procesan tan bien la cepa Shiraz como los argentinos la Malbec y que de la noche era su preferido.

Valduero Primiun Reserva Especial 1995 presentaba un color rubí granate con un menisco teja y poca brillantes producto de la edad, con aroma de buena intensidad a frutos rojos muy maduros y notas tostadas en el fondo como a café, aunque también tenia algo de cenizas y madera en el fondo. En boca es suave, de cuerpo medio, con una acidez un poco justa, lo que lo hace algo plano, y un final suficiente. Los amantes de los vinos españoles lo dictaminaron como el ganador de la noche. Sobre todo que se le notaba la crianza y lo hacía totalmente diferente en vista, olor y sabor a los vinos jóvenes del día.

Gabbiano Chianti Clásico DOCG 1999. Este vino inicialmente presentó inicialmente bastante olor a torrefacto (tanto es así que uno de los Peñeros dijo que no había lavado la copa por que era difícil asegurar que este vino presentara aquel olor), aunque después de un rato se fue oxigenado y despejando. A la vista, presentaba un color rojo claro con un tinte a ladrillo con un menisco grueso y brillante que presentaba. En nariz tenia el aroma clásico del Chianti: el tabaco, también presentaba olores a fruta, humo, cuero, ciruela. En boca presenta notas picantes en el paladar con taninos sedosos o lisos; tambien mostraba un cuerpo y estructura que denotan que es un clásico de la región. La textura de este vino es lisa, magra y angular y se nota algo de cereza y fresa acentuados por el cedro y las hierbas. Definitivamente este vino estaba pidiendo “Pasta” -como es de conocimiento de todos, el vino italiano esta hecho para su comida-. Para dos Peñeros este fue el vencedor de la noche y estaban con pañuelos blanco pidiendo Oreja.

Rancho Zabaco Zinfandel 2001, de color violeta brillante intenso que demuestra el ímpetu e irreverencia del Zinfandel Americano al mostrarse con otras xepas. Presenta olores a fresa, frambuesa, cereza, se resaltan a leguas los llamados Berries. En boca es extremadamente versátil, tiene notas a pimienta negra, los taninos suaves y flexibles, es un vino exuberante, robusto y lleno de especias. Con su brillante y vibrante sabor de la fruta, este vino puede ir alrededor de cualquier plato. Este fue un caldo que gustó mucho y era de esperarlo puesto que el Zinfandel con que está elaborado este vino es recogido y seleccionado a mano de los viñedos más famosos del condado de Sonoma. Tuvo también sus adeptos y quienes porfiaron en declararlo ganador.

Como una particularidad especial en esta Cata los cuatro vinos del encierro gustaron independientemente a cada uno de los Peñeros, por lo cual no hubo un ganador absoluto. Las opiniones estuvieron divididas y cada cual saca vencedor al que considero reunió las características de su gusto. Aquí se fue conociendo el gusto de los Peñeros entre quienes los prefieren jóvenes, afrutados o con crianza y sabores a roble. Creo que gano todo el encierro que estuvo a la altura de las exigencias de los espadas de turno. Hubo trapío en los vinos presentados y excelentes comentarios y.... mucha seriedad entre los asistentes mientras en el ruedo se toreaban esos cuatro exponentes.

Como es ya tradicional, después de terminar la Cata oficial, se oían las voces de quejas por el exceso de Pan y Agua, incluso alguno pidió que por lo menos le echaran mantequilla para cambiar un poco el sabor. Pero NO. En esto el Presidente es inflexible.….El tiempo de Cata es Tiempo de CATAR a pan y agua, aun cuando Dionisio diga que parecemos presos y torturados. Y, continuo el Presidente, que cada vez con los “sobreros” en cada cata vendrían ratos mejores, pero que con el encierro........seriedad y orden.

Como en efecto sucedió esa noche, vinieron tiempos mejores, en donde ya muchos se imaginaban algo del menú. Claro, desde que llegaron veían de reojo y hacían conjeturas de por qué estaba el Chef preparando la parrilla, la cual estaba al rojo vivo esperando el sonido de los clarines anunciando la muerte de los cuatro del encierro para darle curso a los sobreros y empezar a preparar las viandas seleccionadas para la noche que se presentían......pero.... eso será motivo de otra crónica .

Es bueno aclarar para los que leen esta crónica no siendo Peñeros, que los sobreros se degustan, pero no tienen el rigor de cata que se aplica a los cuatro iniciales que llamamos los cuatro del encierro, los cuales se califican, identifican y solo se prueban con Pan y Agua para evitar cambios en los sabores.

Después de los comentarios sarcásticos y acostumbrados sobre el exceso de pan, y el público exigiendo que sonara el clarín para que abrieran la puerta de los sustos y así comenzaran a desfilar los sobreros y las viandas...... Aparece el anfitrión en la puerta del toril con un ejemplar cornidelantero de color jijon cuyo nombre en la tablilla decía: Luigi Bosca Malbec Reserva 1997. ¡¡Señores que joya gaucha!! Con su característico color gránate profundo y ese olor a cerezas que hacen eco con notas de cuero; en boca es un vino bien estructurado, aterciopelado, con un acabado sabroso y excelente equilibrio del tanino.

Con semejante Torete se acabaron las manifestaciones de “sed” y hambre y nos dedicamos a disfrutar tan exquisito caldo. Fue entonces cuando llega el cambio del fierro de matar y el mozo de espadas se hace presente con dos bandejas de empanadas Argentinas con su respectiva salsa boanerense y un pequeño aceite con ají para enriquecer el sabor un poco, pero los hinchas fieles al picante nativo se hicieron sentir pidiendo algo mas fuerte y fue cuando hizo su aparición nuestro tradicional Ají Basco, la emoción fue tanta y tantos los pañuelos blancos en el ruedo, que se saco otra bandeja de empanadas y vamos hombre, el respetable contento.

Con esta primera tanda de derechazos y la brasa que se vislumbraba en su esplendor ya los Peñeros hacían conjeturas sobre lo que vendría y lo que se tenia encajonado para esta noche; fue ahí cuando el anfitrión presentó una botella negra azabache morro alto (hombros alto) con cápsula dorada como quien dice, vestida de etiqueta para la velada y la cual poco o ninguno conocía. Este Ejemplar es el “Famiglia Bianchi Malbec 2000” de la famosa bodega argentina de Bianchi. Todos se acomodaron y cogieron la medida de catar que estaba disponible en el día de hoy, para rápidamente probar que traía semejante Botella y sí señor ¡¡¡¡QUÉ SOBRERO!!! No solo era el trapío, si no las buenas maneras. Digno de salir en hombros por la puerta grande. Era de color rojo violáceo intenso con aroma a ciruelas, frutas rojas en general, combinado con tabaco y chocolate de la madera. Equilibrado de muy buena persistencia y calidad aromática. En boca, se percibe gran contenido de frutas rojas, especias, y es bastante voluminoso. Después se hicieron los comentarios del caso (de donde lo sacaste, cuanto cuesta, donde lo consigo, como hago para encargarlo, quien viaja.....etc.) A pesar de que este vino estaba fuera del lote de los cuatro del encierro y por tanto fuera de la Cata oficial , los elogios para el salieron a flote, muchos aseguraron que era digno de estar con los del encierro...

El tercer sobrero de la noche fue “Navarro Correa colección privada Malbec 2000” De este vino, del cual ya todos conocemos su trayectoria y excelente calidad, y varios de los Peñeros lo tenían registrado en su memoria olfativa, pudiendo hacer previamente el respectivo análisis sensorial sin probarlo, fue como diría un argentino un “LINDO VINO “.Fue ahí cuando Gino reveló el secreto... que todos presentían......”. Señores, el resto de la noche será igual que como hemos empezado, solo tomaremos de sobreros vinos Argentinos de cepas Malbec y las viandas serán todas argentinas, es decir que la Peña se anticipaba al festival vinícola gastronómico Gaucho, ¡¡¡Che Boludo!!! .

Para reafirmar este anuncio salieron la segundas viandas, una Picada Mixta de chorizo, morcilla y mollejas bañadas en una salsa de barbecue agridulce, que ni para que hablar, ante la insistencia del publico se revelo el secreto, era una picada recomendada por el restaurante Gaucho “Quebracho” y así continuo la noche con los ya tradicionales cuentos del Educador (Dionisio) y las anécdotas del Mono Fernández.

Sucesivamente fueron saliendo en su orden el resto de sobreros: Norton Malbec 2000, Goyenechea Malbec 2000, Valentín Bianchi Malbec 2000, Santa Camila Malbec 1999, Trapiche Malbec 2000, Trivento Malbec 2001, Bodegas Privada Malbec 2001 entre otros malbec, por lo cual surgió el apunte del presidente sobre que se debía bajar la cantidad de vinos sobreros, porque si bien no entraban en la cata, si se degustaban y se aprendía de ellos, y ese era el objetivo principal de la peña....el aprendizaje. Ya para ese momento algunos de los Peñeros se reunieron alrededor de la brasa para ver la preparación del plato Fuerte e ir disfrutando los aromas que arrojaba la Parrilla hasta que llegó la hora de cenar. El menú era un asado de Tira Argentina (Costilla de corte especial) con un Vacío (Carne que se encuentra entre la costilla y la sobrebarriga) acompañado de una ensalada de tres lechugas con queso parmesano, fresas, uchuvas y pedacitos de pan con diferentes aderezos, escuchándose en esos momentos lo que debía ser CHE: un tango de Carlos Gardel como quien dice Recoleta o Puerto Madero por lo alto, esto era para alquilar balcón.

El menú gusto tanto que hubo alguien que lanzo un comentario como “Que me perdone Evelia Porto pero yo estas costillas las cojo con la mano y las chupo”. La ovación para el anfitrión y su cónyuge no se hizo esperar y entre el júbilo y aplausos llego el ¨ Isla de Nieve ¨ acompañado por una botella de champaña Chandon, Argentina por supuesto, y quien más que el Cuqui Marrugo para descorcharla y servir a todos los Peñeros para de esta forma lograr el maridaje perfecto de ese postre. Ya para finalizar, como digestivo, se sirvió el tradicional Mate Cocido Argentino, una especie de bebida aromática, deliciosa y excelente para cerrar la noche... pero, como es ya costumbre, algunos Peñeros sacaron pañuelos blancos solicitando otro torito antes de apagar luces por lo que se lanzó al ruedo un bodega privada Malbec, concediendo la presidencia lo solicitado. Y así, felizmente, se dio por finalizada la “vinada” de septiembre.


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