Peña El Sarmiento

Sobaquillos de verano (II)

Siempre he dicho que trabajar en Madrid en agosto es un placer, nada de tráfico por las mañanas y todavía menos por las tardes, los jefes de vacaciones, el calor ya no aprieta tanto como en julio y las noches suelen ser frescas. Pero si esto lo aderezamos con unos magníficos sobaquillos de fin de semana con los compañeros de peña, el resultado es un verano de lo más agradable en la capital. Nada de supercatas organizadas ni estudiadas, hablamos de nuestros tradicionales sobaquillos. “Organizados” con tan solo unas horas de anticipación, cuatro llamadas para ver quienes estamos disponibles, cada uno una botella, algunos quesos y embutidos y a ver que sale... Pues veamos como ha salido en este resumen de lo bebido. Lo voy a separar en 3 entregas en función de las sub-sedes empleadas en cada caso. La primera esta ya disponible desde hace unos días en el blog que tenemos Jose y yo. Y aquí llega la segunda...

Miraflores de la Sierra

Continuando con la entrada de los sobaquillos de verano, otro de los escenarios de lujo ha sido la casa de uno de nuestros compañeros en Miraflores. Frescas y agradables noches de verano acompañados de magníficos vinos.

La noche de La Tâche

Comenzamos una noche que recordaremos mucho tiempo, por Rioja, abriendo un Marques de Riscal de 1961. Bastante potente, aparecía subido de color y oscuro, mostrando un buen aspecto. La nariz muy terrosa, con algo de fruta muy madura casi pasificada. Al rato se volvió mas balsámico y daba claras notas de miel, una miel muy floral, eso si. Poco a poco se maximizaban esas notas de uva pasa, casi parecía un PX al final. En boca no acabó de convencerme, se repetían las sensaciones terrosas de la nariz, correcta acidez, pero algo falto de chicha. A mi parecer el vino se cayó demasiado rápido, claro que hay que entender que tiene 47 años el vinito.

Cruzamos los Pirineos y aterrizamos en la orilla izquierda del Garona, a las afueras de Burdeos, donde se localiza la AOC Pessac-Léognan, para visitar el Chateau Pape Clement, pero avanzando en el tiempo tan solo un añito, para quedarnos en la versión de 1962. Vinazo, nada mas servirlo en la copa, te dabas perfecta cuenta de que estabas ante una de esas botellas que van a dejar huella. De color rojo bastante vivo levemente atejado en el ribete. La nariz muy expresiva desde el primer momento, frutillos rojos y algunas notas herbáceas saltaban en primer plano sobre notas terrosas, leves tostados y algo de cacao. Complejo y muy bonito. La boca era espectacular, con buena estructura, era un placer mantenerlo en boca, taninos pulidos buena acidez y larguísimo final. De lo mejorcito que he bebido. No diré que era un chaval, pero me dió la sensación de estar bebiendo un vino en su plena y mas exultante madurez. Seguramente se mantendrá bastante tiempo ahí, puesto que no daba ninguna señal de agotamiento. Poco a poco voy aprendiendo que Burdeos si que merece (o al menos merecía) la pena. Por desgracia creo que esta bodega ha cambiado mucho desde los 60. Es una auténtica lástima que en la búsqueda de los puntos y de un tipo de mercado concreto se haya perdido la identidad de unos vinos tan increibles.

Mientras tanto, la otra copa ya estaba recibiendo vino de una pesada botella culona del esperado La Tâche 1996. Dicen que es una de las mejores viñas del mundo... habrá que ver como se comporta en la copa. La añada en teoría también era buena. Pero posiblemente estemos ante un vino que apenas estará comenzando a mostrarse, así que sabíamos que teníamos que venir con paciencia. Y eso hice, ya que el vino comenzó bastante cerrado, dando notas muy terrosas y poco mas. Bueno, no hay prisa, queda Pape en la otra copa y la noche es muy agradable. Sobre el color, es un rojo intenso bastante oscuro y cubierto, nada del típico cerecita de media capa de los Pinot Noir. Poco a poco van asomando frutillos del bosque, sobre esa mineralidad terrosa imperante en todo momento, se nota la crianza pero no sobresale. Pero lo mas bonito en nariz estaba por venir. Al rato comenzó a destaparse el bote de las especias, colocándose entre esa mineralidad dando muchísima profundidad a la nariz, al tiempo que ganaba en intensidad aromática. Daba pena acabárselo, pero casi mas pensar en que teníamos que haberlo esperado mas. En boca es una pura maravilla y es donde deja mas claro el gran vino que es. Equilibrio de todos los factores, la acidez en su sitio, suaves taninos, una corpulencia adecuada, la barrica apenas perceptible y la mineralidad dirigiendo el conjunto en todo momento. Largísimo final. Sin duda es un vino que mejorará en botella, pero ya da claras muestras de la magnífica materia prima que lo compone y se hace muy disfrutable.

Había vino blanco también esperando, un vino de viogner, pero no una cualquiera, si no que se trataba de un Château-Grillet. Este vino es uno de los pocos ejemplos en Francia de una denominación de origen explotada en exclusiva por tan solo un solo productor, siendo además una de las AOC’s mas pequeñas, con tan solo 3.8 hectáreas incrustadas en el corazón de Condrieu. 10.000 botellas salen de este viñedo situado en terrazas de granito desmenuzado, en una pendiente orientada hacia el sudeste y que forma una especie de anfiteatro. Pasa 24 meses en barricas de roble (nuevas y usadas). El vino es curioso y a mi me impactó bastante. Era de 1998, pero jamás hubiese adivinado la añada, parecía un 2005, por decir algo. Con un color amarillo limón bastante intenso y muy brillante, se ve untoso en la copa pero no en exceso. Apareció algo sencillo en nariz, donde dominaba muy claramente unas notas de mousse de limón acompañada... digamos de un "bizcocho" de piedras. No estaba mal, pero era como muy directo y apretado. En boca muy buena estructura, nada pesado, acidez muy buena, aparentando mucha mas juventud. Creo que es un vinazo, pero al que le falta mucha botella (y eso que ya son 10 años). Me gustaría probar uno de estos bien viejo a ver hacia dónde va. Curiosa viogner, si hubiese mas de este estilo supongo que no hablaría tan mal de esta variedad como suelo hacerlo. Por cierto, la barrica no se notaba en absoluto.

Terminamos la noche con un dulcecito, en este caso un Bablut 1997, vino de Chenin Blanc botritizada completamente producido dentro de la AOC Coteaux d’Aubence. Una buena añada, un buen productor y como era de esperar, un buen vino. El color es anaranjado ambarino bastante subido de tono, de aspecto untoso en la copa. La nariz de buena intensidad, donde se nota la botritis, hay notas de miel, orejones, frutos secos y una buena mineralidad calcárea. Es denso en boca, pero en buen equilibrio con la acidez que lo hace muy agradable. El azúcar perfectamente integrado, nada empalagoso y bastante largo en el final. Muy bueno y un buen broche final para tan buenos vinos.

La noche del Vega Sicilia

Hubo otra magnífica noche en este campo de batalla. Comenzamos con un buen Champagnge de Le Mesnil y luego siguieron dos de los mejores vinos que podemos encontrarnos en España, uno blanco y otro tinto.

El Champagne fue el Pierre Peters Cuvée Speciale 2001, 100% chardonnay de Le Mesnil s/Oger. Esta añada fue bastante fresca y eso se deja notar en este champagne, que se muestra algo tímido en nariz, muy dominado por una mineralidad calcárea bastante imponente, la fruta aparece muy en un segundo plano, junto con algunas notas florales y de bollería. Mucha acidez en boca (ojo, para mi esto no es ningún defecto, si no todo lo contrario) y mas mineralidad, leve cremosidad, da la sensación de estar algo falto de botella, o incluso hubiese necesitado decantarse para ver si se mostraba algo mas expresivo. En todo caso muy bueno.

Continuamos con un Viña Tondonia GR blanco 1981. Un vinazo a un precio casi de risa, aunque han llegado a mis oídos rumores de que han subido los precios en origen, una lástima. Amarillo dorado brillante. La nariz es de gran complejidad, típica de la casa, con notas de dulce de membrillo, orejones, alguna nota de miel, flores, anisados, tierra y mueble viejo. Increíble acidez en boca y una gran estructura, me hace pensar que a este vino le queda mucha vida en la botella. Tiene untuosidad, recuerdos del membrillo que anunciaba en nariz y un final muy largo. No te cansas de él.


Y aquí llegó mi primer Vega Sicilia Único, nada mas y nada menos que un 1970, una de las grandes añadas de esta bodega. Muchas veces tienes idealizado un vino y cuando por fin lo pruebas, te quedas con la sensación de que... pues tampoco es para tanto. Pues he de decir, que con este, no me ha pasado, en absoluto. Es mas, he quedado terriblemente enamorado de este vino. Me ha emocionado, sorprendido y sobretodo, me ha hecho disfrutar. Después de 37 años tenemos un vino enterísimo, con una potencia impresionante que me hace pensar que la materia prima con que se elaboró debió de ser increíble. Color rojo picota bastante cubierto, sobretodo para la edad que tiene. La nariz es intensa e imponente desde el primer momento. Comienza dominado por la madera, de buena calidad, pero madera al fin y al cabo. Da igual, no hay prisa. Dejamos la copa abandonada un rato y la controlamos de cuando en cuando. Va ganando profundidad y equilibrio, esa madera se integra con una bonita fruta negra, rodeada de una mineralidad bastante imponente, mas tarde aparecen leves notas balsámicas y notas especiadas de nuez moscada que acompañan a la hoja de tabaco y cacaos. Todo en equilibrio. La boca es impresionante, un vino que posiblemente este comenzando a dar lo mejor de si mismo ahora, tiene buena potencia, pero a su vez mucha elegancia, el tanino esta ahí, pero sin molestar, con una acidez muy correcta, conforme lo aguantas en boca aparece la fruta negra de nuevo y la mineralidad. Y el final que tiene es de escándalo, terriblemente largo. Una maravilla de vino. Habremos estado como 3 horas y pico disfrutando de este vino.

A los afortunados que tengan una botella en casa, solo me queda decirles, que enhorabuena porque tienen una auténtica joya.

  1. #1

    IGLegorburu

    Muy bien resumido. Siempre es un placer bajar el viernes sin preparar nada y encontrarte con algunas de estas cosas. Habrá que seguir disfrutando.
    ¿La próxima?
    Un saludo

  2. #2

    jgomezp

    Yo no sé dónde hay que viajar los viernes, pero vaya, que me apunto cuando sea si la cata es de esta magnitud! Caramba: no me extraña que el microclima de Miraflores de la Sierra dé para catas de verano de este calado de tintos, con el fresco que hace y lo bien que se está. Por razones que no vienen al caso (una residencia de la UAM), conozco el lugar y sé que es un gran sitio para mirar las estrellas, por ejemplo. Me imagino esta jornada mística con un la Tache y un Único tan bien puestos y observando desde Miraflores la corona boreal...Excelente cata, gran lugar!
    Joan

  3. #3

    Olaf

    Iñaki, para este viernes no hay nada preparado... a ver que sale este fin de semana, jejeje.

    Joan, si que se esta bien ahí en la sierra con un cielo bien estrellado y esos vinos en la copa. El día del VS incluso tiraron fuegos artificiales al final.

    Saludos
    Olaf

  4. #4

    Vinsimes

    Desde luego así se pasa el verano en un santiamén, el domingo tenemos una paellita de campo y a ver si os podemos dar un poco de envidia sana...

    La vida es muy corta como para beber vino malo...

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