Opiniones de Château Pape-Clément
OPINIONES
3

El burdeos más viejo que pruebo me sorprende con un color oscuro pese a sus más de cuarenta años con una tremenda fuerza y elegancia pefectamente conjuntadas.

Aromas a fruta negra aun, a trufa, a hojarasca.

En boca es pura seda, uno de los vinos más elegantes que he tenido la suerte de probar. Según me comentan la bodega ya no marcha por estos andurriales y se ha rendido a la modernidad mal entendida. No lo se, pero este vino es con sus cuarenta años un perfecto ejercicio para aquellos que afirman que los vinos viejos están estropeados, avinagrados y no tienen nada que ofrecer. Les cerraría la boca.

Color rojo bastante vivo levemente atejado en el ribete.
Nariz muy expresiva desde el primer momento, frutillos rojos y algunas notas herbáceas saltaban en primer plano sobre notas terrosas, leves tostados y algo de cacao. Complejo y muy bonito.
La boca espectacular, con buena estructura, era un placer mantenerlo en boca, taninos pulidos buena acidez y larguísimo final. De lo mejorcito que he bebido. No diré que era un chaval, pero me dió la sensación de estar bebiendo un vino en su plena y mas exhultante madurez. Sguramente se mantendrá bastante tiempo ahí, puesto que no daba ninguna señal de agotamiento. Poco a poco voy aprendiendo que Burdeos si que merece (o al menos merecía) la pena. Por desgracia creo que esta bodega ha cambiado mucho desde los 60.

La capa de color es ligeramente inferior a la que tenía el Marqués de Riscal servido anteriormente pero en nariz se muestra bastante más vivaz y didachero que el pariente del sur. La primera impresión vuelve a ser ese síntoma de humedad acompañado de tierra, se juntan frutillos rojos y un aroma un tanto curioso como de especias y hierbas aromáticas. El aire le viene muy bien y bomboncitos de chocolate negro parece que entran por la nariz…mmmmm. ¡Qué delicia! Fresco como un chaval, elegante como una buena dama, redondo como una pelota. Todo se combina a las mil maravillas para dar un conjunto sedoso y de gran profundidad. Oigan, que no quiero que se me acabe la copa…El postgusto vuelve a ser terroso, con especias y tostados tan sutiles que resulta delicioso. Excepcional.

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