Noticias del Vino

El mundo del vino arropa a los ‘padres’ de la Ribera

El Hotel NH Palacio de la Merced acoge la gala de homenaje a siete bodegueros que forjaron la comarca vinícola más notable de España

Más de 200 persona participaron, en la noche del viernes, en el homenaje que familiares, amigos y representantes del mundo del vino rindieron a siete bodegueros emblemáticos, cuyos nombres forman parte de la historia de la Ribera del Duero.

Los homenajeados fueron Alejandro Fernández (Bodegas Alejandro Fernández, Pesquera de Duero), Pablo Peñalba (Bodegas Peñalba López, Aranda de Duero), Benjamín, Manolo y Adolfo Pérez Pascuas (Bodegas Pérez Pascuas, Pedrosa de Duero), Ismael Arroyo (Bodegas Ismael Arroyo, Sotillo de la Ribera) y Anastasio García (Bodegas García de Aranda, Aranda de Duero).

Salvo el ya desaparecido Pablo Peñalba, que obtuvo un caluroso recuerdo, el resto de bodegueros estuvo presente, junto a sus familias, en el Hotel NH Palacio de la Merced, en Burgos.

Presentó el acto el director de la revista ARGI, Javier Pérez Andrés, quien subrayó “el trabajo hercúleo” realizado por los homenajeados para poner en pie sus respectivas bodegas, con lo que “contribuyeron a construir el gran edificio que hoy es la Ribera del Duero”.

La espina dorsal de la gala estuvo formada por un amplio documental en el que se repasaba la figura y la trayectoria de cada uno de los elaboradores, en el que se incluían sus propios testimonios, que fueron grabados sin que supieran el homenaje que iban a recibir.

Sobre Alejandro Fernández, el vídeo destaca su “espíritu luchador” y su ilusión, que le ha acompañado a lo largo de toda su vida. Este “hombre sencillo y trabajador”, que se siente “igual de cómodo con un ministro que con un pastor”, sigue desplegando la misma energía que de joven y sigue siendo “un gran vendedor de vino”.

De Pablo Peñalba se recuerda que “nos dejó en un año significativo, precisamente al celebrar los 25 años de la denominación de origen”. Peñalba “contribuyó a encauzar a esta vieja comarca de vino en el camino del prestigio que ahora comparten viticultores y bodegueros, poblaciones e instituciones, y todos los que amamos al vino como expresión cultural de nuestra tierra”. Además, el reportaje subraya que fue ante todo “un arandino comprometido que luchó por no separar la Denominación de Origen de la ciudad”.

También es muy emotivo el vídeo dedicado a los hermanos Pérez Pascuas. De Benjamín destaca su “salud envidiable” y que le gusta “pasear por las viñas todas las mañanas y respirar ese aire puro y fresco de la Ribera”. “Todavía me doy una carrera para mantenerme ágil y en forma”, apunta el bodeguero. De su hermano Manuel se subraya su naturaleza “intuitiva, audaz y trabajadora”. Dice con orgullo que los comienzos en la Ribera del Duero fueron difíciles, “pero se tomaron las decisiones que más convenían en aquella situación”. Formó parte de ese pequeño grupo de personas que estuvieron, como él dice, “en el preciso momento para dar el salto y crear la Denominación de Origen”.

Adolfo, el más joven de los tres, confiesa haber encontrado “muchos amigos a lo largo del camino”, y que ello “es muy gratificante por encima de las consideraciones económicas”. “El vino ayuda y Viña Pedrosa es muchas veces nuestra carta de presentación, pero ante todo estamos los hermanos Pérez Pascuas y todo el mundo nos aprecia”, destaca.

Nacido en Sotillo de la Ribera, Ismael Arroyo empezó a plantar viñas cuando otros las arrancaban y en 1979, con el apoyo de sus hijos, se lanzó a elaborar y embotellar su propio vino bajo las marcas Mesoneros de Castilla y ValSotillo.
Con mucho esfuerzo y dedicación, Ismael Arroyo “fue abriendo mercado para sus vinos, vendiendo principalmente en restaurantes y tiendas de alimentación de Valladolid, Segovia, Burgos y Madrid”. “Poco más tarde hizo su primera exportación a los Estados Unidos”, como recuerda el documental.
El último bodeguero homenajeado es, en el sentido literal, “un hombre hecho a sí mismo”. Anastasio García nació en la población burgalesa de San Juan de Monte. A los 14 años ya acompañaba a su padre, de profesión botero, en largos viajes por las provincias de Burgos, Soria y Segovia transportando pellejos de cinco cántaras de vino. Años más tarde, como bodeguero, apostó por la Ribera y los años le han dado la razón: donde sólo unos pocos veían un negocio con futuro hoy existe una de las zonas de vinos de calidad más importante del mundo.

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