Descubriendo Burdeos... by Rafelia

Aseguran los paisanos del Médoc que, Burdeos, es una de las referencias mundiales del vino de calidad. Y no les falta razón, ni historia. Las primeras vides fueron cultivadas por los Celtas alrededor del año 100 a.C. Así, encontramos quien agradece con entusiasmo el trabajo de los comerciantes ingleses que, en el año 1150, comenzaron a exportar el vino a Inglaterra a cambio de alimentos; pero los hay que otorgan más importancia a los ingenieros holandeses que "desaguaron" estas tierras bordelesas que quedaron anegadas por el efecto, se cree, de un antiguo tsunami.

Así, el terreno de gravas del margen izquierdo del Río Garonne, es el sustrato perfecto para la Cabernet Sauvignon (también hay un porcentaje más bajo de Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot); y en el margen derecho del mismo río, entre suelos calcáreos y sobre todo en las "islas" arcillosas de Pomerol crece la sublime Merlot.

Trabajo, ilusión, terroir, chateaux, pasión, excelente gastronomía, ilusión, cercanía, fabulosa acogida, buen hacer... y magia, mucha magia. Así suenan nuestras impresiones finales tras la visita a Burdeos, una de las mecas de la enología mundial, tan admirada como desconocida.

Día 1. Sauternes.

La magia que envuelve este lugar es única, sientes que las suaves colinas, inundadas por la maravillosa Sémillion, te abrazan dulcemente a modo de bienvenida. Directos a Chateau D'Yquem. No tenemos reserva, pero traemos mucha ilusión! Está cerrada. Vemos a una señora enseñando los viñedos a unos japoneses. La emoción nos impulsa a preguntarles si podemos visitar la bodega. Esta semana sólo reciben visitas profesionales, es la semana de los Premiers. Pensamos, la hemos fastidiado. De repente se abre la puerta que separa la carretera del viñedo, la realidad de la ficción. Podemos visitar los viñedos y el Chateau, pero no haremos la cata. Disimuladamente estallamos de ilusión, es mucho más de lo que esperábamos. Uno de los japo, al decirles que somos españoles, responde: "Priorato wines". Una infinita sonrisa se nos dibuja en la cara.

Paseando, llegamos a Chateau Guiraud. Inesperadamente, sale a recibirnos el Sr. Xavier Planty, manager y copropietario de la bodega (junto al Sr. Peugeot, el de los coches). Va a iniciar una visita y cata para unos periodistas rusos y nos invita a acompañarles. Esto parece un paseo por las nubes, así que decidimos dejarnos llevar. Catamos 7 vinos distintos. Los rusos se dejan más de 3000€. Nosotros nos quedamos a comer entre los viñedos: una barra de pan comprada en una máquina dispensadora del pueblo, un poco de foie-gras mi-cuit de Las Landes y un Chateau Guiraud'2000... ¿existe un maridaje tan perfecto? Sentimos que la vida nos está regalando un momento inolvidable...

Llegamos a Moulis en Mèdoc, donde nos alojamos en el maravilloso Chateau Quittingan Brillete. Cena en el encantador y único restaurante del pueblo, Rest. La Boule D'Or.

Día 2. La ruta de los Chateaux.

En Moulis, visita y cata en Chateau Biston-Brillette, donde apreciar el trabajo y la extrema amabilidad de los pequeños productores.
La carretera nos conduce ahora hasta Margaux. Llueve a mares. Este lugar es maravilloso. Se respira un ambiente bucólico, mágico, único. Hay que estar aquí para sentir este frío procedente del Atlántico. Visitamos Chateau Prieurè Lichine, en Cantenac. Inolvidable visita de 2h, en castellano y en exclusiva. Unas instalaciones magníficas y cargadas de historia. Los monjes del Priorato de Cantenac ya hacían vino aquí varios siglos atrás. El Sr. Lichine descansa en paz bajo los viñedos de su antigua propiedad. Nos encantó el vino superior de la bodega, con el que empezamos a percibir algo distinto a lo que estamos acostumbrados, algo grande.
En el mismo Cantenac, visitamos el majestuoso Chateau Palmer. Esta carretera, desde Cantenac hasta Saint Estèphe, parece el decorado de un cuento de hadas. Inmaculados viñedos, encantadores pueblos que han sabido mantener todo su sabor, inimaginables Chateaux. Nos sentimos completamente atrapados por todo lo que nos rodea.

En Saint-Estèphe, disfrutamos de los impresionantes Chateaux de Cos D'Estournel, Labory, Bel-Air, Bellevue y el señorial y espectacular Lafont-Rochet.

En Paulliac: Pichon-Longeville, Lafitte y los señoriales jardines de Moutton-Roschild.
Visita guiada y cata (8€/pers) en Chateau Lynch-Bages. Catamos su primer vino de la añada del 2000 que nos dejó anonadados, pocas veces encontramos estos niveles de elegancia y equilibrio en un vino. Frutos negros a raudales y un maravilloso equilibrio entre madera y fruta. Largo, larguísimo, seguimos saboreándolo toda la tarde.

Dia 3. Volvemos a Margaux.

Pasear entre los viñedos de Chateau Margaux resulta conmovedor, nos pasamos una hora hablando con los trabajadores de la finca.
Los de Chanel (los dueños de Rauzan-Segla), no tienen hueco para recibirnos, eso sí, como todas las respuestas negativas que recibimos, vienen acompañadas de lamentos y amabilidad. Sí visitamos a sus vecinos de Rauzan-Gassis. La manager de la bodega nos cita el Domingo de Pascua a las 14.30h, para quitarse el sombrero... y qué visita nos regaló, cuánta sencillez, cuánta elegancia, ¡qué SEÑORA!

Después de reponer fuerzas en el Restaurante de Lavinal, en Paulliac, tomamos rumbo hacia la zona de Saint-Emilion/Pomerol, al otro lado del Río Garonne.

Alojamiento en el majestuoso Chateau Lamothe du Prince Noir. Su encantadora dueña nos ha reservado una mesa en un restaurante de Saint-Emilion, Rest. Le Logis de la Cadenne. Aquí probamos nuestra primera Merlot de Pomerol, La Gravette'05 de Chateau Certan. Nariz compleja, embaucadora. Es un vino completo, elegante, taninos dulces, pulidos. Es un vino para meditar o maridarlo con un CD de Henry Salvador. Primera vez que nos emocionamos ante un vino... y mi chica haciéndole reverencias!!! Al igual que el maestro Josep Roca toma la seda para definir los borgoñas, diremos que La Gravette es puro terciopelo. En boca, tiene peso, casi cremoso. Fantástica nariz y retronasal acorde, donde reaparecen los frutos negros, una excelente madera perfectamente integrada (¡y tiene 14 meses de barrica!) y un sutil recuerdo a punta de lápiz. ¡Esto se está convirtiendo en una experiencia casi orgásmica!

Día 4. Saint-Emilion

En Saint-Emilion visitamos Chateau Mauvezin, con el encantador Olivier, dueño de la bodega. Nos parece una visita obligada en la zona. Sobre sus espaldas, 15 generaciones de bodegueros en Saint-Emilion. Pasión, cercanía, trabajo y muchas ganas de complacer. Se despide con un abrazo.

Imprescindible visitar las impresionantes cavas subterráneas del Chateau Franc Mayne.

Volando a la siguiente visita del día, Chateau des Laudes. Nos espera el dueño, antiguo copropietario de Cos de la Madeleine (nos dice que ahora es de un banco). Nos pregunta si hemos probado el Remelluri, nos dice que es su vino favorito en España. También nos hace el comentario que más hemos escuchado estos días, "en España se hacen buenos vinos, pero el alcohol... luego duele la cabeza (normal si están acostumbrados a 12,5º-13º) Nos brinda la visita más apasionada de todas las vividas hasta ahora. Apabullador el entusiasmo que transmite. Sólo unas 2000 botellas de un gran vino con una nariz embaucadora, compleja, elegante, redonda (aunque hay que trabajarlo bien en el decantador). Las barricas duermen en un antiguo y minúsculo pajar al que llaman La Catedral.

Por la tarde, visitamos el laberíntico e inigualable Pomerol, donde visitamos los maravillosos viñedos de los estratosféricos Petrus, Chateau Gazin, La Fleur de Petrus y el espléndido Vieux Chateau Certan, con sorpresa incluida, cuando del Chateau sale una mujer informándonos que las visitas habían terminado. Le informamos que nos es imposible encontrar La Gravette'05 en ninguna tienda, además de expresarle nuestra admiración por su bodega con todos los adjetivos calificativos que nos sabemos tanto en francés como en inglés. Ellos no tienen venta directa, nos informa, pero nos invita a pasar a la cocina (estaba cenando con sus hijos!!!) y nos invita a una copa de La Gravette'06... no comment.

Día 5. Despedida de Chateau Lamothe

Despedida de este indescriptible lugar que es Chateau Lamothe. Visitamos el encantador pueblo medieval de Saint-Emilion y todas sus maravillosas tiendas de vinos. En Vignobles & Chateaux nos recibe Bruno que, por órdenes de la dueña de Chateau Certan, nos ha guardado una botellita de esa JOYA enológica que es La Gravette'05. Además, el bueno de Bruno nos abre una botella de Cos de L'Eglise'09 (que tiene en exclusiva). Casi nos da un síncope, que barbaridad de vino, y eso que todavía es un bebé.

En la Gran Cave nos atiende el amabilísimo M. James. Probamos unos nuevos Merlots de Pomerol que, de nuevo, nos vuelven a emocionar: Le Petit Eglise ,Nenin, Clinet, Gazin...¡esto es una locura! Mientras tanto, un grupo de jubiladas españolas dan buena cuenta de 2 botellas de Violette-Lamouthe de Sauternes,¡les encanta! No compran...

En Burdeos, la cosecha del 2009, ha sido calificada por los analistas como de calidad excepcional, se pronostica que puede convertirse en histórica. Después de lo probado, no lo dudamos. Sólo pedimos que la Naturaleza interceda ante las tentaciones terrenales para que los precios no lleguen al cielo.

Los vinos, para entenderlos hay que vivirlos... con esta idea en la cabeza nos llega la hora de abandonar este fascinante lugar del que jamás lograremos escapar. Aquí ha quedado atrapado, para siempre, una parte importante de nuestros corazones... este siempre será el lugar en el que descubrimos el vino con una salida redonda, sin estridencias, en perfecto equilibrio...