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Cata 145 de la Peña La Verema

Pepe Sempere fue el encargado en esta ocasión de organizar la última cata del invierno. Pepe nos preparó una cata que, al principio, no había por donde cogerla, en el sentido de que no le encontrabas principio conductor alguno, como no fuera que, claramente, eran todos Riojas y nada raros o sorprendentes. No, ahí se bebía el ABC de Rioja. ¿Por qué entonces estos vinos y a estas alturas del curso (15 años y un mes)? de La Peña La Verema. La explicación se desvela al rasgar el papel que cubre las botellas o, mejor dicho, ni siquiera entonces, que la memoria es flaca y, además, muchos de nosotros aún no estábamos en esta historia por aquél entonces. El hilo conductor era simplemente el de repetir los mismo vinos que se cataron en la Primera Cata de nuestra memorable Peña (que en aquel momento no tenía ni nombre). Sí, con mayúsculas, la PRIMERA CATA que ya empieza a adquirir tonos iniciáticos. Aquella que se celebró en febrero de 1990. Bien, en realidad, en aquel momento no se cataron 4 vinos sino 6 y dicha cata no fue doble ciega, como las hacemos ahora, sino a botella vista. Así pues, a las 4 marcas de vinos de la cata 145, habría que añadir otras dos para hacer una auténtica réplica de la inicial: Lan (en aquel momento se cató la añada del 85) y un Coto (idem del 86).

Obviamente en esta cata, 15 años después, se cambiaron las añadas. Así, en vez de un Muga 2001 en la primera cata de La Peña La Verema se cató un Muga 84. Por cierto, en vez de los 11,5€ que Pepe pagó por el 2001, se pagaron entonces el equivalente a 4,66€. Si, ya sé que hay 15 años de inflación, pero no justifican por sí solos un crecimiento de casi el 200%. ¡Cómo ha cambiado el vino español, y no siempre para bien, como se ve!. En vez de un Viña Berceo 2000 en aquella ocasión se cató del Viña Berceo 85. El Viña Pomal 1999 de la cata 145 fue un Viña Pomal 1983 en la primera cata. El Lagunilla 2001, fue un Lagunilla 85. Además, durante la cena se abrió un Lan 1998 Reserva, tratando de recordar el Lan 85 que sí se cató en aquella cata iniciática.

Si me lo permitís, lo de menos en esta ocasión fue el vencedor, el Muga. Todos estuvieron en un tono medio, alrededor del 7, como correspondería a vinos clásicos de Rioja, bien elaborados pero sin sorprendernos a nadie, por conocidos y, en mi opinión, por que tampoco son lo más de lo más dentro de este tipo de vinos, tan particular si los comparamos en el mercado mundial de vinos, en el que cada vez más va entrando esta Peña. Se trató pues de una cata nostálgica, pero, en realidad, nada es repetible. En aquella ocasión y en muchas más que vinieron después, se cenaba con bocatas envueltos en papel de plata que uno traía de su casa. En esta ocasión, las viandas eran del Bar La Estrella y, en fin, las comparaciones son odiosas. En aquella ocasión, la cata era a botella descubierta y, además, recibiendo información del algún que otro gurú -¿Quizá Juan Such?-. En esta ocasión la cata era a ciegas y, en principio, nadie comparte pareceres con su vecino, mucho menos habla para todos sobre los vinos y, en cualquier caso, nadie sabe qué está bebiendo. Aunque esto, no siempre es verdad…

En fin la idea fue ocurrente y la hizo uno de los pocos que la podían hacer pues Pepe es uno de los pocos socios actuales -junto con Juan Such, José Luís Contreras y Salva del Saz- que asistió en aquella y memorable primera ocasión.

La cena a base, cómo no, de platos típicos valencianos, se acompañó, además del mencionado Lan 1998, de un Sushiwine, aunque sobre la mesa, por supuesto, no había nada de oriental (salvo los rasgos de algún peñero :-)). Pues sólo faltaría ya que en el Bar La Estrella nos dieran sushi. ¡Hasta ahí podíamos llegar!. Se abrió también durante el cenorrio un CARE 2004, Chardonnay de la DO Cariñena, así como un Bembibre 2002 Dominio de Tares, del Bierzo. Ya en los postres apareció, después de muchas catas, un Oporto, el Porto Quinta do Castro 1998, un late bottled vintage port. Y finalmente un champagne Pol Roger, del que, francamente, no recuerdo la añada. Como se ve, los tiempos cambian. En las primeras catas, no se solía acabar con un buen champagne (y creo que ni siquiera con cava). Quizá con algunos cubatas en algún pub de la zona de Cánovas..…


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