Vinos sin fronteras en Sudamérica
La vid se cultiva desde hace mucho tiempo en Sudamérica. Los españoles y la iglesia llegaron a este continente con la firme intención de establecer sus propios viñedos en países entonces aún virgenes de todas marcas vitívinicolas. Es en Perú donde se instalaron los primeros viticultores a principios del siglo XVI. ¡Desgraciadamente, esta viticultura sólo fue transitoria! ¡Los europeos temían que sus vinos nacionales perdieran sus esplendores y su monopolio en el mercado! Entonces prohibieron la extensión de estos nuevos viñedos.
Afortunadamente, la historia ha cambiado y desde hace unos años, aparecen en nuestras tiendas, supermercados y restaurantes, magníficos vinos, en particular, argentinos y chilenos con precios que desafían a toda la competencia. Parece que estos países han cubierto en parte su retraso.
Sin embargo, este retraso sobre los otros países vitivinícolas era muy importante y todavía lo es. Es muy difícil de recuperar y superar siglos de cultura y costumbres en algunas décadas. Así pues, los sudamericanos, o más bien la mayoría de los inversores extranjeros (en particular, en Argentina), apostó sobre el desarrollo tecnológico en las bodegas. Estamos impresionados por el tamaño y el modernismo de las bodegas, nuevas, de un diseño excelente y utilizando las mejores técnicas de vinificación.
Sin embargo después de algunas semanas en Sudamérica, constatamos que una gran parte de los vinos se parecen mucho, respectivamente en su segmento de mercado. Podéis llamar a eso los "vinos Coca-Cola" para los vinos mas baratos, o "vinos a sacar buenas notas" para los más costosos. ¡No que sean malos, al contrario! Falta la expresión de una tierra, de la nocion de "terroir"…. Parece que el interés comercial es a veces demasiado importante. Eso no es difícil de entender a la vista del tamaño de las bodegas en Chile y en Argentina. Aquí, una producción de 500.000 botellas se considera como muy pequeña, como "boutique".
No obstante, podemos ver el inicio de una toma de conciencia: algunas bodegas de Mendoza (Alta Vista, O.fournier, Tapiz o Mendel por ejemplo), y también de Patagonia o de San Juan buscan la expresión de los terroirs argentinos. Es el caso también, pero claramente menos visible, en Chile, en particular en las regiones emergentes como San Antonio (Matetic), Casablanca o el valle de Lontue (Alta Cima, Caliboro).
Los viñedos de Chile y Argentina se extienden sobre alrededores de miles de kilómetros. Por lo tanto, están constituidos por una multitud de tierras, climas y de valles. ¡Sería pues una lastima no aprovecharse!
Por otra parte es interesante ver que de otro país de Sudamérica, como Uruguay o más modestamente Bolivia juegan la tarjeta de los vinos de terroir. A menudo más pequeños y menos fuertes económicamente, sus vinos nos han sorprendido. Más concretamente Uruguay, que adoptó el tannat como emblema de su viticultura. Bolivia solo está al principio de la viticultura moderna y trabaja vinos bajo el nombre de "alta Altura" que representa los viñedos más altos del mundo.
Sudamérica está hoy en una fase de transición. La de abandonar de exprimir su viñedo sin tener en cuenta su calidad. Protagonistas importantes como los hermanos Lurton, Michel Rolland (Argentina y Chile), Alberto Antonini (Chile), y Bernard Magrez (Uruguay) invirtieron en este magnífico continente, ideal para el cultivo de la vid.
Gracias para la gran amabilidad de todas las bodegas participantes en el proyecto Vinos Sin Fronteras y de su formidable hospitalidad. Para más información sobre el proyecto "la vuelta al mundo en 80 viñedos", ver www.vinossinfronteras.org.
Gracias igualmente a nuestros patrocinadores : JF Hillebrand, Oeneo Bouchage, Andes Wines, Koala Internacional, Dharma Wines, Winetourisminfrance.com. Y a Verema.com por su seguimiento!