De color rubí granatoso de capa media-alta, oscuro, limpio, sin precipitados. Reflejos rojizos y anaranjados, luminoso, brillante. Borde estrecho, ligeramente cobrizo, muy marcado respecto al menisco.

De media intensidad sacando finas notas de crianza, vainilla, a las que se suma un rastro de laurel y salvia que va a persistir durante toda la cata. Quieto, pausado, consistente, sin rastro de excesiva madurez que difumina la habitual carga de fruta reducida. Van y vienen apuntes de polvorilla, cuero viejo, almizcle y piel de naranja.

En boca chispea con su acidez, frío, dejando la sensación de estar aún dando sus primeros pasos. No se atisban las maderas, puro, algo salvaje para su edad. Un Rioja Alta en la línea de cerrazón de la cosecha del 85 que contrasta con la entrega total del 89; quizás el 890 más inmediato y en mejor momento de consumo en la actualidad. El estilo de la marca está aquí bien definido, sin concesiones a la galería. Se confirma que sigue siendo la mejor opción de guarda en Rioja para quien quiera rescatar dentro de 30 años un vino para ser bebido en su apogeo. La diferencia con el 904 de 1987 no es tan clara como en otras añadas. Sería un ejercicio interesante poder confrontarlos dentro de unas décadas y ver cómo han evolucionado. A saber cómo lo habremos hecho nosotros...

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/09/la-rioja-alta-890-gran-reserva-1987.html