A veces, buscar en los rincones del trabajo te da gratas sorpresas. Hace 2 semanas encontré esta botella de VQ del 88. Alguno la quería tirar pero pude hacerme con ella a tiempo. La experiencia ha sido maravillosa, menos mal que corrí. De color totalmente dorado, su bubuja es excasa pero muy pequeña. En nariz asoman los aromas terciarios de la crianza, aromas de panadería y tostados. Mantequillas sobre aromas de frutas muy maduras crean una complejidad exquisita. En boca está muy vivo, con dulce acidez y paso en boca no demasiado graso. La burbuja no defrauda y la duración muy larga. Alucinante como se ha conservado durante 20 años