Dorado intenso con algunos destellos ambarinos.

Nariz de media intensidad y algo cerrada en el inicio, necesita una buena dosis de aire. Poco a poco va surgiendo un marcado fondo mineral muy sutil con toques de cera de panal y granos de café. Más mineral que frutal, es un año frio y con poca botrytis. Surgen también los recuerdos de corteza de naranja y azafrán, miel y flores marchitas. Yquem algo otoñal, pero siempre enigmático y complejo.

En boca se muestra igualmente delgado, sin la presencia de otros años, pero con un esqueleto perfectamente delineado que resume la grandeza de este productor incluso en años malos. Fantástica acidez, paso redondo y definido, final de gran longitud y prestancia que nos deja recuerdos minerales y de frutos secos, con un dulzor muy bien integrado. Persistente.

Añada complicada en la casa, fría y con lluvias, con una botrytis que no se desarrolló como en los años más favorables, pero está claro que los buenos productores lo son por algo y cuidando la selección en las pasadas y reduciendo producciones, conseguimos un Yquem más delgado pero encantador, enigmático y con mucho todavía que decir. Fantástico.

Se supone que es una de las añadas más flojas de este vino y yo creí estar bebiendo néctar de dioses. Los ángeles deben de desayunar algo parecido...
Color precioso, dorado brillante.
Nariz de excelente intensidad donde aparecen en primer lugar unas notas amieladas, dulzonas, de miel en panal, de melón maduro y néctar de flores, de galán de noche que va pasando a notas más serias, de madera de balsa, de acetaldehídos, ligeramente punzantes que equilibran el conjunto, con unas notas de licor de dátiles muy ricas, crema pastelera y fruta escarchada.
En boca la acidez lo inunda todo, coge las bridas y pone a cada uno en su lugar, no hay excesos, todo es redondo, pulcro, amplio y ampuloso.
¡Qué maravilla! Lo tomamos con melón, lo tomamos con quesos, con foie, lo acabamos tomando solo...

Y dicen que es una mala añada, pero creo que podría beberme todo lo hay en el mercado de él.

Ambarino oro brillante. Nariz de buena intensidad, aunque algo cerrada desde el principio y sin mostrar muchas ganas de abrirse en copa. Notas melosas tostadas, florales evolucionadas, fruta blanca confitada y escarchada ( Alberchigos y Melón Maduro ), aromas de jazmín y nardos. Hay un tema de acetatos de etilo que se vislumbran en todo el proceso olfativo. En boca es rico, untuoso y meloso, con bastante peso de azúcar residual y menos acidez que otras añadas. Posgusto agradable con un corazoncito de fruta más fresca ( Melocotón en Almíbar ) en su final. Retronasal especiada y de miel tostadita. Un magnifico Sauternes, aunque en otras añadas ( o catas ) me ha gustado más. El vino lo decantamos y mejoró bastante, perdiendo esos acetatos que tanto se apreciaban al principio.