Catado en formato mágnum

Dorado intenso limpio y brillante.
En nariz y tras una importante aireación, se muestra intenso y perfumado, siempre muy fragante. Notas de frutas escarchadas, frutos secos, orejones, membrillo, granos de café, miel, piel de cítricos, naranja sanguina. Con más aire van apareciendo algunas notas de la botrytis, además de unos ligeros tonos minerales.
En boca se muestra denso, poderoso, estructurado, ya maduro. De paso firme y con peso, acidez media no muy marcada y final más amplio que largo, dejando sensaciones de frutas maduras y cítricas, con un comedido e integrado dulzor. Buena persistencia. Posgusto amargoso muy elegante.
Está claro que a pesar de no ser su mejor añada, un Yquem es siempre un Yquem y la calidad está ahí, aunque al menos en esta ocasión, los precios desde luego no están justificados. Sinceramente los Sauternes siguen sin convencerme, aunque esta sea sin duda la máxima expresión de estos vinos. Bueno, pero no grande. En estos vinos la calidad de la añada resulta capital.

Bosos me ha ganado en colgar la ficha, cosa que agradezco ya que se me aclaró una duda. Ese fuerte olor a "merthiolate" que percibimos en la cata, era causado por: "acetatos de etilo", olor que perdura por varias horas aunque baja de intensidad cada minuto. Una vez que se va, deja notas tanto florales como de mandarina y lima. En boca es bastante espeso y de excelente acidez todo muy integrado y en su lugar, aunque sin duda no tiene la grandeza del 75. El vidrio seguro le beneficiará y dará complejidad.

Incluso el movimiento en copa de este gran vino traslada elegancia, con ese color ambarino dorado de irisaciones oscuras y brillantes. En nariz muestra sensaciones de acetatos de etilo que tardan en apaciguarse con la aireación, pero que son sutilmente acompañadas con otras notas de miel tostadadita, cera de abeja, flor de acacia, mimosa, Dama de Noche y esencia de mandarinas. El desarrollo es bueno, con aromas de ciruelas amarrillas y albérchigos en confitura. Final de nariz donde los acetatos de etilo trasladan recuerdos de licor de avellanas y frutos secos. En boca es de extraordinario volumen y frutalidad, es untuoso, con buena acidez, evolución de confitura de membrillo y notas melosas. Posgusto denso y frutal, enormemente persistente, dejando recuerdos de almíbares y melocotón con ligeras pinceladas especiadas.