Un pepinazo de fruta madura, chocolate, mineralidad, redondez, esencia de su tierra... Un vino de los que gusta beber, de los que disfrutar en cada copa, de los que te emocionas cuando estás apurando la última gota.

Y es que en nariz es potente, pleno, dulzón, con mucha fruta madura, chocolate, flores azules, balsámicos, mineralidad, sotobosque, especias dulces y algunas picantonas, café... Al rato la fruta se vuelve más madura aún y se comvierte en una fina mermelada, rica, dulce, pero fresca. Ese toque de frescura y el que no se note el alcohol hacen que este vino no sea pesado.

Y en boca, más de lo mismo, con una entrada tremenda, que te llena con un vino denso, con cuerpo, mucha fruta madura, balsámicos, chocolate y café, lácteos, flores, mineralidad, una punta cálida de alcohol y un tanino domado y redomado. Tiene una buena acidez, pero sin ser desbordante, lo que le da un punto de frescura. Es sabroso, goloso, pero no empalagoso.

Un vino que si lo catas te encantas y si lo bebes, lo disfrutas y mucho, sobre todo con una comida potente.

Una gozada

Hoy nos encontramos con uno de esos vinos que causan respeto, en este caso porque su grado alcohólico es de 16% lo cual impone un poco. Es un vino de Toro con 12 meses de barrica proviniente de cepas viejas de más de 45 años del cual sólo se elaboraron 10.394 botellas en esta excelente añada 2010. Se presenta en una glamurosa botella negro azabache con las letras doradas la cual abrimos una hora previa a la cata y servimos a 16°C:

VISUAL: Presenta un bonito color rojo picota de capa alta con un ribete violáceo y de abundante lágrima, densa y transparente (90)

OLFATIVA: La primera impresión es de fruta roja muy madura, con un recuerdo balsámico como a caramelo quemado. También apreciamos notas herbáceas de monte bajo, tomillo, hierbabuena y menta, especiados de canela y clavo y aromas a chocolate negro, café torrefacto, nueces del brasil, regaliz y un final mineral de tinta china muy marcado. De alta intensidad elegante bouquet de mucha personalidad (91).

GUSTATIVA: En boca tiene un buen ataque, impactante, carnoso, muy amplio y con un paso por boca goloso y un tanto lácteo. De alta acidez y con los taninos nobles, presentes aunque sin llegar a molestar dándole una impronta de vino señorial. En retronasal nos regala notas de regaliz, de chocolate negro y de zarzamora con un final un tanto floral aportando aromas de violeta. De persistencia muy larga, casi 4 minutos.

Discrepo del comentario del enólogo en su contraetiqueta en donde indica que se trata de un vino de guarda corta...para nada. Al menos le daría el beneficio de la duda pues con esa acidez y esos taninos le doy cuerda para rato, mínimo cinco años más de evolución. Un vinazo de toro perfectamente ensamblado, brioso y elegante. Un tanto parkerizado, pero me gusta, con esos 16 grados alcohólicos muy bien disimulados (91).

La RCP la dejaremos en buena pues este vino ya cuesta sobre los 23 euros.

Nos lo tomamos con nuestro recurrente surtido de embutidos ibéricos y un buen queso curado de oveja. El maridaje que nunca falla.

El vino se presenta con capa alta, color rojo cereza picota, con ribete granate, y buena lágrima. Vino de mayor extracción y madurez de la fruta. En nariz se muestra con intensidad, fragante, tiene una nariz coral. Tanto la madera como la fruta madura están muy presentes, al mismo nivel. Barrica muy bien trabajada e integrada en el conjunto. Frutas como ciruela, frambuesa madura y mora, algo de pasa, notas de caramelo de café. Flores azules, balsámicos, regaliz y por último algo de guinda borracha y cedro. En boca se me viene a la cabeza "mermelada", es fruta madura y al mismo tiempo acidez que le aporta cierto grado de frescura que equilibra , es sabrosón, tanino maduro. Post largo