Restaurante La Salita en Valencia
Restaurante La Salita
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:
Vino por copas:
Precio desde:
26,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
58 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
8.8
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
8.6
ensalada de encurtidos
cocteleria
terraza
salida terraza
entrada
edificio
"Árbol de los petit four", tras el que se vislumbra la nueva decoración del local.
Sergio Rodrigo, gran profesional de sala, creciendo.
Espectaculares emplatados (todavía más espectaculares) en esta nueva etapa
Carabinero y su jugo picante
Raya, holandesa, coulis de estragón y zanahoria en texturas
Tiara de encurtidos y salazones
Sardina braseada, aguacate ahumado y cebolla fermentada
Trucha ahumada, manzana y almendra
Bodega
Postres y arbol de chuches
Surtido de quesos franceses
Caviar vegetal, Anguila ahumada y Cabrito confitado
La tiara, Raya, Carabinero y Arroz de sepia bruta
La Barraca, Trucha ahumada y Sardina braseada
vino
Melocotón, albahaca y yogur
Cochinito, cochinita y tavelles
Degustación de arroz negro, pulpo seco y all i oli
fideuá de plancton
bacalao y guisantes
Guiso de garrofones, pure de topinambur con esferas de queso idiazabal
Langostino, endivia y alcarchofa con salsa de almendras
Ensalada de salazones y encurtidos con aceite de albahaca
Maravillosa concepción y ejecución.
El acompañante perfecto...
Maravilloso arroz...
Arroz cochinita pibil
Parpatana glaseada con jugo de caballa y manitas, con salteado de pepino agridulce
Ensalada de encurtidos y salazones
Castaña de tiramisú de turrón
Rabo de toro
Tenderete de postres
Huevo a baja temperatura con polenta
Allipebre de plancton con bacalao
Salmón con ravioli relleno
Lingote de foie
Ensalada de mojama de verduras
El árbol de la vida
Castaña de tiramisú de turrón y Petit Fours
Pichón, canelón y ciervo
Ensalada y arroz
Fruta de la pasión con corazón de yogurt
Raviolis invertidos
Snacks, vermouths y vino
Tenderete de postres
La casita de caramelos
Hamburguesa de Toro con Patatas Deluxe
Burritos de salmón marinado casero
Preciosa y tranquila terraza
Feria de postres
Carrillera de buey
Tartare de Salmón marinado
El Champagne de Gazpacho Andaluz
El Purito
El Tenderete
El tenderete
Bacalao
Bocadillo de atún
El tenderete
Squid covering langoustines. Caviar made of orange
Risotto with thyme and duck liver and duck ham
Fish wrapped in sea weed
Versión de Olla valenciana flotante
Purito de embutido
Café y Pastas.
caballa
olla
delicias
Feria de postres
Terrina de foie con queso de cabra y manzana grand smith con brioche de frutos secos y pimienta de sichuan
Tapitas saladas
El puro.
Gambas a baja temperatura
Foie mi cuit.
Los postres
Corvina
El bocata Almussafes
Los raviolis de rabo de toro...uhmmmm¡¡¡
Postres.
Rabo de toro estofado...
Milhojas de foie,manzana y queso de cabra.
bacalao con humo de albahaca
Jugando con el Iphone
raviolis
El bombón
pos-tres
Arroz a la cubana "La Salita" style
Mac Foie
El bacalao... por añadir una crítica...se nos quedó algo frío y la pasta la hubiera preparado más fina...
Caballa, un pescado cenicienta... aquí como una reina!
Turrón de foie y avellanas
Opiniones de La Salita
OPINIONES
294

Lugar para disfrutar de una velada gastronómica inolvidable.
Lugar tranquilo y acogedor.
Buen consejo con el vino. Pedimos un Emilo Moro y nos recomendaron un Valderiz que nos encanto.
Descripción detallada de los platos con gran profesionalidad del personal de sala.
Menú degustación exquisito, cada uno de los platos nos sorprendía más. Combinación de sabores y texturas muy acertadas. Calidad de materia prima de primera.
Agradecer la visita de Begoña a la mesa para explicarnos uno de los platos con gran sencillez y simpatía.
Finalizamos con unos postres originales con una gran elaboración y sabores realmente exquisitos.
Finalmente agradecer la simpatía del marido en la despedida por la ausencia forzada por problema familiar de Begoña.

En definitiva quise sorprender a mi pareja en su cumpleaños llegando desde lejos (Monzón en Huesca) y la verdad que lo conseguí gracias al buen hacer de Begoña y su equipo.

Muchas gracias. Volvemos seguro. Un abrazo muy fuerte y continuar en esta línea.

Cena para 14 comensales como celebración final de un curso con gente de fuera de la comunidad y con ganas de conocer el lugar y la cocina televisiva y sobre todo por comentarios mantenidos en reuniones similares que hacen crecer expectativas e ilusiones.

Nuestra cena:
Chips de algas dispuestos sobre adorno de la mesa: curioso y agradable aperitivo de entrada.
El árbol de la vida junto con una bandeja para compartir unos snacks: Unos pequeños bocaditos agradables y sabrosos que fueron:
. Tartar de salmón: pequeño tomate relleno de un delicioso tartar de salmon.
. Cucurucho de queso de cabra: un cucurucho crujiente con un fondo de queso muy agradable
. Bombón de queso azul y chocolate blanco: se recomienda guardar para el final porque la intensidad del sabor puede hacer que los demás se queden ensombrecidos
. Mini sadwich de conejo: un bocadito sublime de conejo guisado y que merecería ser un principal
. Cucharita hecha de queso sobre una lámina crujiente y que no recuerdo que llevaba sobre la misma. Se come todo hasta chuparse los dedos.

Ensalada de salazones y encurtidos con aceite de albahaca: la presencia de estos productos despierta salivación y preparación para el resto de la comida. Plato superrefrescante. El emplatado sorprendente.

Caballa envuelta en lechuga de mar con leche de tigre y cogollo marinado: de nuevo un plato completo de sabor.

Gin tonic granizado para cambiar de sabores

Guiso de setas (trompetas de la muerte) con esferificaciones de queso Idiazábal, cebolla y tabelles frescas: un plato con un fondo profundo de guiso de la abuela pero con presentación y elaboración superactual. Para comerse un pozal.

Cochinillo, cochinita y la causa limeña: nada graso, crujiente, perfecto punto de cocción, buen punto ácido para permite transformarlo en plato ligero.

Corzo lacado en salsa de regaliz con migas de castañas y salsa cassis: las migas crujientes hacen de sendero para llegar a una carne sabrosa cuyo único problema es que se acaba.

De postre: setas dulces. Una presentación, sabores y texturas propias de un postre de chef top. Parece un boletus y una amanita.

Para finalizar el tenderete, conocida presentación con sus camisetas de genjibre colgadas con pinzas y en la base los petits fours habituales entre los que destacaría el macaron de violeta.

Unos cafés, los panecillos y unos pocos gin tonics fuera de precio pactado, completaron la cena.

En el apartado de beber un blanco Monsalve y un tinto Estenas 2011 aparte del agua consiguiente.

Es una cocina que cada vez tiene más profundidad y equilibrio que empieza a salir en las guías. Algunos ya sabíamos de ella antes de salir en los papeles y en la tele. Eso que llevábamos adelantado.

Una agradable visita de Begoña con sus comentarios y anécdotas y sus proyectos de futuro, con el bien saber hacer de Sergio en la sala nos hicieron pasar una velada inolvidable.

Ay....esas expectativas que malas pasadas juegan.Reserva realizada con casi 2 semanitas de antelación,horario de la reserva: 20:45horas,noche de Halloween.Y la primera en la frente,20 minutitos de plantón hasta que abren las puertas.Ninguna explicación, no pasa nada,estamos cargados de energía positiva,hemos realizado una porrada de kilómetros desde Huesca y estamos dispuestos a disfrutar.Nos gusta el vino,y nos gusta mucho,pero el día ha sido largo,muy largo,y una botella de vino se me antoja excesiva.Se lo comento al camarero pero solo me ofrece la triste opción de tomar un ribera del duero con 5 meses de crianza.Va ser que no,pido la carta de vinos,me cuesta leer los precios,pero no lo suficiente para darme cuenta de que están subidos,subidos...un ejemplo:viñas del vero de esa uva de escritura imposible a 25 euros,en tienda 9 euros.Opto por un pétalos del Bierzo a 29 euros.Voy al servicio,cuando vuelvo me encuentro la botella abierta,y al sumiller decantando el vino,un vino del 2012,algo raro,pero el experto es el,no hay comentarios acerca del mismo.

Empezamos,aperitivos de grandisimo nivel de corte afrancesado(foie,queso,terrina...),geniales.A la altura de cualquier grande.

Caballa,lechuga,leche de tigre,viajamos a Perú. Notable versión de la alta cocina sudamericana.

Viera,langostino,melocotón. Producto,cero riesgos,cocciones adecuadas,simple y sin mucha historia.Presentacion de las del gusto michelin,puntitos,polvos y vajilla.No hay nada que amalgame los sabores y falta un hilo conductor.

Arroz,placton.Las ideas del chef del mar,en la salita.Correcto pero no excelso.Ni frio ni calor.

Granizado de gin tonic.Ni más, ni menos.

Equivocación en la carta,creíamos que íbamos a tomar pato y verduras ahumadas, y nos encontramos con esferificaciones de cebolla e idiazabal,garrofon y jugo de trompetas de la muerte.Rico,sabroso.Nos gusto.El idiazabal se lleva por delante el garrafon. Jugo de alta cocina.

Corzo.Gran plato,plato de nivel de sabores otoñales contrastados...castañas,cassis,regaliz y caza.Ración muy escasita,una pena.Buena mano en la cocina.A nuestro humilde entender las perlitas de foie,sobran.

Setas dulces.Presentación curiosa,infantil.Texturas poco logradas,cristalización interior,todos los dias no son iguales pero lejos del nivel de restaurantes con esa gama de precio.Flojo.

Petit fours,no nos los explican.Un conito de chocolate muy rico,una especie de rosquilla de almendra que alegra la cara,flojita la galleta de jengibre( las he probado muchísimo mejores en países anglosajones)y he olvidado el último.

Mi mujer pide ver a la chef, el camarero nos comenta que no puede ser, esta trabajando.No pasa nada, lo entendemos.Servicio rápido y eficiente,sobrio.Quizás y solo quizas...algo frío,pero eso ya es cuestión de gustos.75 minutos después estamos en la calle,todo muy rápido...y 120 euros menos.Buena cocina,pero mucho menos riesgo del esperado,buscaba picantes,ácidos,puntos dulces y encontré una cocina sin un hilo conductor claro pero apta para todos los públicos y a un precio razonable.Probablemente las altas expectativas me jugaron una mala pasada.A pesar de todo,recomendable.Teníamos un largo camino de vuelta, y no creo que pasaramos mas de 5 minutos hablando de la cena,extraño en nosotros.

En la anterior valoración introducida por mí este mismo año sobre La Salita divagaba yo sobre la relación especial que mantengo con esta casa, del contenido simbólico que le otorgo. Es por ello que siempre es un placer volver allí y ponerse en manos de Begoña, Jorne y Sergio.

Quienes conocíamos esta casa y el buen hacer de Begoña Rodrigo ya sabíamos que estábamos frente a una gran cocinera mucho antes de que ésta se alzase con el título de “top chef” en el famoso programa televisivo. Begoña hace años que da estupendamente de comer a quienes se sientan en su mesa con una opción clarísima por el menú degustación cerrado y sobre dos trazos fundamentales en su propuesta: el sabor y la creatividad. Ambos elementos no siempre han ido cogidos de la mano en otros lugares, pero ella sí ha sabido aunarlos creando unos platos de corte moderno, con presentaciones sugerentes y técnicas avanzadas, pero sin olvidarse jamás del fondo sabroso que toda comida debe tener.

Quedada propuesta sin demasiada antelación con gente que ya había visitado la Salita anteriormente y otros que todavía no la conocían. Reserva una semana antes sin ningún problema y seis comensales, seis (como toros de un festejo) dispuestos, no a recibir la muerte en el coso, sino a disfrutar de la comida, del vino y de la compañía. Día laborable del mes de agosto pero con una ciudad más tranquila de lo habitual y sin dificultades para estacionar nuestros coches en un barrio que, normalmente, anda mucho más revuelto de tráfico. Recepción cordial por parte de Sergio y Jorne y cervezas Turia para calmar la sed y comenzar el disfrute.

Como ya se ha comentado, no existe la opción de comer a la carta y sólo se ofrece un menú con varios snacks, cinco platos, un postre y petit fours por 39,50 €. Lógicamente, el personal se interesa por posibles alergias o intolerancias que, en nuestro caso, brillan por su ausencia.

El árbol de la vida: Vistoso pase de snacks que conjunta cuatro pequeños bocados deliciosos:

1. Chip de patata y sardina: tapa “tradicionalísima” de la casa. La sardina, muy sabrosa, se presenta “trabada” entre una papa casera.

2. Tartar de salmón: Tomatito relleno del delicioso tartar.

3. Bombón de queso azul y chocolate blanco: Bombazo sápido para el comensal que hace las delicias de los amantes del queso.

4. Cucurucho de queso de cabra: Pequeño cono crujiente con el relleno de queso al que podemos aplicar 100% la definición del snack anterior.

Junto al árbol de la vida se sirve una pequeña bandeja con dos snacks más:

Caballa marinada: Excelente el sabor de la caballa y la combinación con las verduras finamente cortadas, cuasi “pulverizadas”: cebolla, pimiento… Un bocado muy fresco.

Bombón de foie sobre crujiente de avellana: Otra sacudida importante a nuestro paladar. No se busca atenuar la contundencia del producto como en otras creaciones de otros chefs catadas con este mismo producto. Al contrario: se potencia aún más, si cabe.

Tras estos aperitivos que nos encantan y constituyen la mejor carta de presentación de Begoña, seguimos con el menú.

Canelón de aguacate y tartar de bonito: Todos los que nos sentimos atraídos por la gastronomía sabemos que las modas existen también en cocina y, como modas que son, muchos son los restaurantes que se apuntan a ellas. La de combinar tartares con aguacate ha sido una de ellas (nada que objetar por mi parte porqué me encanta), al igual que la del huevo a baja temperatura, las minihamburguesas de Kobe, los ceviches…

El enunciado del plato (tartar y aguacate) podía inducir el error de pensar que estamos frente a un plato más, otra chef que se ha apuntado a la moda. Si ello podía tener algo de cierto en cuanto a la idea original o concepto, no lo es para nada en cuanto a ejecución, sabor y presentación. Huir del salmón o el atún, productos que se pueden conseguir todo el año, y apostar por un pescado de temporada como el bonito ya es romper un poco con la línea establecida por la mayoría. Si a ello sumamos unas texturas diferentes y una puesta en escena tan elegante y original estamos ante un plato genial. Otro puntazo, en mi humilde opinión, es adaptar la propuesta a la estación del año en la que estamos y la frescura de este plato se agradece sobremanera en el tórrido verano mediterráneo.

Arroz de calamar y plancton con carpaccio de pulpo: Otra presentación original y bella. Cuando depositan el plato frente a nosotros no vislumbramos el arroz. Una cobertura a base de finísimas láminas de pulpo y la espuma que lo corona cubren por completo el cereal. Bajo esta capa, sí encontramos el arroz, meloso, con la ligazón que le da una especie de veoluté de plancton. Un buen arroz, de contenido sápido considerable, pero sin la contundencia marina arrolladora que los paladares más atrevidos demandamos.

Parpantana de atún, caldo de manitas de cerdo y pisto agridulce de verduras: Confieso que este plato lo probé en mi anterior visita junto a los miembros de la Peña Los Restauranteros y quedé maravillado. Comentaba yo en aquella ocasión, que acostumbrado a tomar el lomo y la ventresca del atún en crudo o ligeramente cocinada a la plancha, si alguien me hubiese hablado de “guisarlo”, lo más seguro es que hubiese pensado que no era, ni mucho menos, una buena opción. Esa es la grandeza de la gastronomía y de este tipo de experiencias: ¡Me queda tantísimo por aprender y probar! El sabor del atún preparado así es impresionante y su textura sorprendentemente melosa y agradable. El caldo de manitas no es en este caso de una concentración extrema cosa que ahora sí se agradece para no acabar “cargándose” al pescado. El pisto de verduritas que corona el plato le aporta toques de vistosidad, vanguardia y mucha frescura. Chapeau.

Granizado de Gin Tonic: Intermedio tradicional en esta casa que viene bien para limpiar la boca y afrontar la parte final del menú. Textura perfecta y sabor con mucha personalidad, amargo, como el famoso combinado.

Pitu de Caleya, pasta fresca y trufa de verano: No había probado jamás un guiso elaborado a partir de esta afamada ave. Ciertamente se perciben con facilidad cambios significativos en cuanto a textura y sabor si lo comparamos con el pollo que estamos acostumbrados (malacostumbrados, cabría decir) a comer. Plato que resulta ligero y en el que los tres elementos principales se ensamblan perfectamente con presencia abrumadora de la trufa que es usada por Begoña en cantidad generosa.

Ciervo, regaliz y remolacha: Creación muy vistosa que, para regocijo de los comensales, no se queda únicamente en eso. Una tierra de remolacha cubre el fondo del plato y, sobre ella, se presentan los tacos de carne, unas pequeñas setas y una patata crujiente. Punto sublime de la carne y nuevamente conjunción armónica de todos los ingredientes del palto. Con la carne también te puedes lucir, ¡di que sí, Begoña!

Champiñón cítrico: Único postre que representa a la perfección los trazos de La Salita de los que hablaba al comienzo del post: sabor y vanguardia. Creación muy original y vistosa que reproduce con exactitud la famosa seta de “los dibujos animados” y presencia abrumadora en boca de sabores cítricos. Algún que otro comensal, de los golosos bien golosos, echa de menos otro postre más dulce, pero éste encaja a la perfección con una concepción general que creo que se ha querido dar al menú en esta estación: la frescura, la ligereza…

Tenderete de Petit Fours para los cafés: Galleta de jengibre con forma de camiseta, financier de almendra con chocolate, macaron de violeta, lionesa de manzana, cono de chocolate y margaritas. Despedida que nos envía Begoña desde cocina sin renunciar ni un ápice a otro de los trazos fundamentales de su propuesta: la personalidad. Pueden gustar más o menos (hubo unos que sí, otros que no) pero se sigue jugando hasta el final, arriesgando, sorprendiendo…

Acompañamos este largo menú con dos botellas de Albariño Nora, una de Impromptu Sauvignon Blanc y otra de Jaros Crianza. Los tres gustaron y, sin entender para nada de maridajes y armonías, creo, en mi humilde opinión, que fueron unos buenos acompañantes para lo degustado.

En la sala hay una bonita cava acristalada para la conservación de los vinos. La carta se puede calificar como bastante completa, con presencia de muchas DO, vinos internacionales y especificando añadas. El servicio me pareció perfecto con buenas copas, envinado de éstas con cada cambio de botella, cata por parte de Sergio y sirviendo ellos mismos el vino siempre que se puede (el servicio de la sala completa a veces aprieta).

Para acabar, podría remitirme nuevamente a la introducción del post pues ésta ejercería perfectamente como resumen final de todo lo vivido ese día. La Salita es un lugar donde, además de comer bien, se está a gusto y ello se percibe en la propia mesa y en todas cuantas nos rodean. Begoña, que salió al final de la tarde y estuvo un ratito de cháchara con nosotros, sigue con la misma ilusión, ganas y capacidad que en sus comienzos. A ello se suma ahora la experiencia de estos años, unos conocimientos mayores y una sala que da al cliente el mejor trato que uno puede esperar. Fue, realmente, un día perfecto.

Pueden leer esta misma valoración, pero acompañada de fotografías en:
http://www.vinowine.es/restaurantes/la-salita-la-casa-de-una-chef-top.html

Mi primera visita a La Salita, le tenía ganas después de los comentarios, sobre todo el de Aurelio que me dejo noqueado, pensaba no puede ser y en efecto lo es, es un placer y todo un gustazo comer en La Salita.

Disfrutamos del menú largo.
El Árbol de la vida, no voy a extenderme porque el gran mago y maestro Oti, lo ha dejado claro, clarísimo, me ceñiré a remarcar mis impresiones, mis sensaciones, los detalles están ya, al descubierto.
El chip de sardina es una delicia de sabor, naturalidad y poderío, al igual que el resto, si se me permite la expresión, son pequeños pero matones. Todo en ellos es sabor, francos y claros a lo que son, saben de lo que están compuestos, no abundan ni ganan, los adornos, la sal o las especias. Son pequeños placeres que van preparando el terreno con calma y notable satisfacción. El tomatito relleno en inicio sabe de forma sencilla, a lo que es, luego nos inunda el relleno, para finalizar como empezó, quizás sea el menos espectacular de todos, pero no por ello está desprovisto de personalidad. El canutillo de brandada de bacalao, gusta por la textura y tersura interior y su crujiente fritura. También es de destacar la cucharilla con esferificación de aceituna Kalamata y por supuesto el bombón de foie y el de queso azul. Fundentes en la boca, llenos de matices y de algo que voy a decir una y otra vez, sabor. El Foie con una intensidad bien medida, sabiamente combinada con el praliné, saboreas. El crujiente de chocolate blanco con el queso azul, fantástico, un precioso final...
Lo maridamos con una copa de manzanilla Sacristía AB segunda saca 2013, perfecto con todos los platos, muy elegante y con una buena sinergia con los sabores. A petición del sumiller, nos obsequio con una copa de moscatel de Málaga de Jorge Ordoñez, N2 Victoria, para el foie y el queso azul, he decir que no quedaron mal, pero con la manzanilla el efecto es sublime.

Bien nos pedimos un champagne, el Ulysse Collin Blanc de blancs, Les Pierriéres, Chardonnay 100%, fue de menos a más y supo estar a la altura con todos los platos.

Caballa envuelta en lechuga de mar con leche de tigre y cogollo marinado.
Que puedo decir que no suene a manido o reiterativo, que es una gozada, satisface y llena, que poderío de sabor, fina elegancia y texturas, remarcadas por un jugo de manitas de cerdo, que explota y llena, sin duda un buen comienzo, para ir marcando la diferencia. El punto del pescado, su naturalidad no era rival, con la intensidad del conjunto. La acidez, el punto cítrico, fresco de la espuma es sublime, como su fusión en el conjunto del plato, perfecto.

Corvina plancha, jugo de pescado de roca y ravioli de gamba e hinojo.
La corvina espectacular, piel crujiente, aroma tostado, carne fresca y jugosa, en su punto envuelta en un jugo que es el mar, cargadito de matices tan sutiles, como rotundos, un fondo de pescado, lleno de sabor y de intensidad, sin cansar, sin sal, solo con la esencia, para flipar. Por poner un pero y que todo no parezca un peloteo, decir que el ravioli, nos pareció un tanto basto, entre la delicadeza del resto, demasiada pasta, no cuadra en el conjunto, en cualquier caso cuestión de gustos o de punto, ya se sabe que no todos los días son fiesta.

Degustación de arroz de plancton y pulpo.
Soberbio y sorprendente punto del arroz, en el plato se muestra entero, lo mueves con la cuchara y cuesta, lo metes en la boca, parece duro y es otra cosa. Es una sinfonía de sabores, nada distantes entre sí, al unisonó y por separado, que punto meloso del plancton, que nota de mar sin pescado, que finura el carpacho de pulpo entre la salsa, a mi este plato me centro en la mesa, me coloco el estomago, me asentó.

Y para refrescar un granizado de gin tonic.
Potente, serio, cítrico y marcado acento de agua de tónica, por poner un pero, o por proponer algo al plato, pienso o pensamos, que le faltaba una nota de color a la par de algo de cascara de cítricos, más bien una falsa cascara comestible.

Pintada, su jugo, topinambur y trufa de verano.
Creo que es la primera vez que como la pintada, por lo que no tengo ninguna referencia al respecto. Nos llamo la atención la tersura , la fuerza y oposición que ejercía con el cuchillo y el tenedor, que una vez introducida en la boca, se tornaba tierna. Su jugo espectacular, le da y otorga un sabor de finura y gracia, muy agradables. El topinambur, nos comentaron su parecido o relación con la alcachofa, no lo percibimos para nada, pero juega en el plato de forma diferente, no está ni bien, ni mal. Y las trufas son un bonito adorno que acompaña de principio a fin, gracias a la generosa ración, pero lo que es aporte gustativo, poco, poquito.

Ciervo lacado en salsa de regaliz con migas de remolacha y pure de apio, nabo y gorgonzola.
Este es otro plato de los que me centro en la mesa, que poderío y que elegancia. Perfecto punto de la carne, jugoso y sabroso, bien matizado, el regaliz, más bien no se aprecia, las migas dan un toque terroso y seco, que aunque no lo parezca, compensa y agrada, el nabo aporta un toque, agradable y algo fresco y el queso es el amo y el señor. Es cremoso y envolvente, gusta y atrapa, envuelve a la carne y le da potencia. Esta muy bien comerlo por separado y luego ir jugando con las mezclas, con unos sabores muy nítidos y claros, un plato muy bien definido y perfectamente ejecutado.
Amanita Muscarea cítrica.

Y llegamos a los postes y se agradece mucho esta amanita, fresca, jugosa, chispeante, con algún toque helado y pizpireta, casi picante. Es grande y poderosa, parece más un boletus, dicho esto con buen rollo. El pie cremoso, contundente, te marca, planta cara, la funda roja de chocolate se derrite entre el festival de la fruta de la pasión, fragante, jugosa, no tiene final. El fondo terroso de las migas, sofoca el frescor, dándole un poco de cuerpo, buena conjunción de texturas y belleza al plato. Con este plato nos obsequiaron con una copa del Bassus, que sinceramente no aportaba mucho al postre, si cabe respeto, que no es poco.

Tenderete de Petit fours.
He decir que me sentía incapaz de seguir, y aunque se tratan de cuatro detalles, minúsculos , me lo pensé, y acerté comiéndomelos. La camiseta de jengibre, es seria, pero tiene un tostado y un crujiente muy agradables, gusta. El pastelito de violetas, es un ramito de flores dentro de un botón, a pesar de ello, no sabe a artificial, un buen fin de fiesta.

  • Maravillosa concepción y ejecución.

    Maravillosa concepción y ejecución.

  • El acompañante perfecto...

    El acompañante perfecto...

  • Maravilloso arroz...

    Maravilloso arroz...

Mucho, mucho tiempo sin ver a mi Bego. Si, reconozco una debilidad tal que me provoca hablar en estos términos. Pero al margen de esto, uno va a La Salita a disfrutar de verdad, a poner en práctica los sentidos. Ahora ya no hace falta ni que esté ella, el engranaje es brutal, pero eso no la libra de que algunos demandemos su presencia. Y ahí se presentó, cumplidora como siempre y agradecida a sus incondicionales.

Veo el restaurante más serio que nunca, a ella también. Han crecido profesionalmente, que no gastronómicamente, pues su cocina lleva años teniendo un nivel muy alto. Eso no quita que en su repertorio aparezcan cosas nuevas, su evolución es y será constante, pero yo hablo de "la magia de la bruja", de platos que para mi no tenían nada que envidiar a los de ahora.

El hecho de que estén ahora más asentados y perfectos es por la obligación que conlleva el reconocimiento popular y mediático, porque el otro sigue inexplicablemente sin aparecer.

La otra noche no estaba lleno, por lo que en la sala se bastaron Miguel, el cual está ya definitivamente en plantilla, y Sergio, una "bestia parda" que lo controla todo (bien tranquilica pues estar, hija mía...) Adelantándose, casi adivinando... ¡Gracias, tío!

Menú La Salita

- El árbol de la vida. Se ha hablado mucho ya de él. Snacks al más puro estilo de la casa, pero ya con un refinamiento importante. Como así demuestra su chip de sardina, adaptado ya a esta original presentación. Destacables sobre todo el bombón de foie y el de queso azul.

- Canelón de aguacate relleno de tartar de bonito, acompañado de nuestro champagne de gazpacho. Una frescura pero con intensidad, apoyado por ese gazpacho, otro clásico del lugar, que asombró a mi colega y del que repitió.

- Salmonete, ravioli de gambas e hinojo con salsa de sus espinas y mantequilla ahumada. A la mesa venía el olor del salmonete mientras se estaba marcando, y es que no hay campana extractora que pueda con algunos pescados. La calidad y frescura de éste sirvió para que se abrieran nuestros estómagos. Comestible hasta la cabeza vaciada de la gamba, crujiente. Montaje y sabor. El plato más Bego del menú.

- Degustación de arroz de plancton y pulpo. Magnífico, con decir que repetimos... Carpaccio de pulpo por encima.

- Granizado de gin-tonic. Más suave de lo que recordaba, para mi mejor.

- Pichonetto Meronato. Versión terrina respecto a la que la catapultó en el programa. Acusado sabor, carne hilada, crema suave la del mero... Pero no sé, me hubiese gustado probar el original, el que hizo aquel día.

- Ciervo lacado en salsa de regaliz con migas de remolacha y puré de apio, nabo y gorgonzola. De foto, otra de sus presentaciones. Acertada la corta cocción de la carne, pues estaba jugosa a la vez que tersa. Presencia del queso, estupendo el puré, y la originalidad cromática de las migas es lo que a mi precisamente me resultó seco.

- Amanita muscarea cítrica. Jugando con las texturas. Un postre fresco pero que llena. Precioso el montaje.

- Tenderete de petit fours. Quité el de la pinza, esa graciosa camiseta, lo comí con la sonrisa que provoca y los demás reconozco que fue por decir... bueno, que no quede. No son los dulces que me pide el cuerpo. Mi acompañante dio buena cuenta del par que me sobraron. Desde luego, otra originalidad más.

En el tema de la bebida se encargó Sergio tras el primer intento fallido, un Dido blanco de Montsant. Y aunque no tenía la potencia de ese, nos sacó uno de Fontanars llamado Beberás de la copa de tu hermana, que cumplió con los primeros envites por fresco, agradable e incluso destapó un toque fino. Previo al blanco hubieron un par de cervezas Turia y otro par de copas de Sacristía AB 2ª Saca 2013. Continuamos con un champagne de pinot noir, Jean-Paul Deville Carte Noir, con todo lo que debe tener. Y en los postres, unas copas de Tokaji 5 Puttonyos Chateau Dereszla.

Nos hablo Bego de su nuevo proyecto, el cual me pareció único y ambicioso, pero eso será otra historia. Ahora, centrándonos en La Salita, espero que mi próxima visita no se demore tanto, aunque la competencia es fuerte y la curiosidad de seguir conociendo otros sitios por mi parte, razón única que me ha llevado a distanciarlo tanto, es muy fuerte.

Tenía preparado mi comentario pero he de reconocer que el anterior realizado por Paco Higón recoge muy bien mis impresiones de la cena en la que compartimos mesa el pasado día 31 de julio. Una vez más un auténtico placer, elaboraciones con el toque personal de Begoña que sigue sorprendiéndome cada vez que tengo oportunidad de comer en su casa, los snacks, "el árbol de la vida" siempre lleno de grandes miniaturas que sorprenden en sabores y texturas, el excelente arroz de plancton pleno de aroma, sabor y en su punto, el plato de ciervo que me encantó por la combinación de sabores y la arriesgada apuesta de la Parpatana, emocionante y sorprendente plato que no dejó a nadie indiferente.
El sorprendente postre con una preciosa presentación y una frescura y ácidez cítrica que personalmente disfruté mucho y un tenderete de petit fours que acompañaron al buen café, en el que me sorprendió especialmente el marcarón de violetas, dieron por finalizada una gran velada acompañada de grandes vinos y mejor compañía.
Gracias a Begoña, Jorne, Sergio y a todo el personal de la Salita que además de ofrecernos una gran cena y un excelente servicio, nos hicieron sentir como en casa, una vez más.
El precio no incluye vino

De vuelta a La Salita, esta vez con un menú especial para armonizar con los rieslings de la casa del Mosela Selbach Oster aprovechando la presencia en Valencia de Hannah Selbach. La ubicación el reservado junto al restaurante, fuimos 18 personas que cupimos cómodamente en la amplia mesa. Comenzamos con unos snacks, a base de remolacha y yuca para comenzar el festival con su “árbol de la vida”, una atractiva colección de miniaturas entre las que no puede falta, como siempre su sardina con chip de patata y el que también disfrutamos de su bombóm de foie, diamante de queso azul y chocolate blanco, cornetto de ajoarriero de plancton, caballa agridulce y tartare de salmón marinado.

Los platos fueron un excepcional arroz con plancton y calamar, todo sabor y con un punto ideal para el arroz, tras el arroz con plancton disfrutamos de un espectacular plato, con un ciervo con regaliz que tenía una textura melosa y firme, impresionante…. y el fondo de tierra de remolacha, de nuevo un elemento texturizador que acompañaba de lujo a la carne. El último plato fue una Parpatana de atún, con caldo de caballa y manitas de cerdo, un impactante mar y montaña, seguramente el plato más complejo de la noche, con sabores extremos…. y una excelente definición. Para acabar el festival un postre realmente sorprendente, el “champiñón cítrico”, elaborado con fruta de la pasión, consistente pero muy fresco, con un atractivo carácter cítrico. Cafés y petit tours y una agradable charla con Begoña dieron fin al festival. Un lujo…
El servicio, bajo la dirección de Jorne y el apoyo de Sergio fue impecable, pese a la dificultad de atender a la vez a 18 personas además del servicio normal del restaurante, que estaba también abierto.

Sin lugar a dudas de la experiencia televisiva de Begoña, aparte de un tirón mediático que seguro que le ayuda en su proyecto, yo destacaría la influencia de Ángel León, el chef del mar y que se tradujo, en este menú, primero en el uso del siempre complicado plancton, que en este caso se plasmó en un excepcional arroz con plancton y calamar y posteriormente, en el uso de la parpatana de atún, un sabroso elemento marino muy poco frecuente.

Felicidades por un magnífico trabajo que nos hizo disfrutar a tope. RCP estratosférica....

Finalizábamos vacaciones y queríamos poner un buen broche a su fin. Qué fácil es elegir La Salita para estos menesteres, sabes que te espera un ambiente cálidamente formal, cuidado y relajado, donde estarás cómodamente sentado y muy bien atendido, donde se trata al vino con el respeto y profesionalidad que se merece, y sobre todo, donde te van a sorprender con los platos. Qué fácil es elegir La Salita y qué difícil es que un restaurante consiga esto.
Era mediodía, tras un agradable recibimiento, nos sentamos y pedimos un vermut (Perucci rojo, servido tras ser agitado en coctelera, muy bien), y una manzanilla Sacristía AB, segunda saca 2013, fabulosa. Elegimos el menú corto por simple cuestión de tiempos, habíamos llegado algo más tarde de lo habitual en nosotros y teníamos un compromiso a las 17h. La diferencia entre este y el largo es la carencia de los dos primeros platos del largo, así que tomamos:
-Mejillones con salsa de espinacas y bachoqueta con boquerón e hinojo encurtido: muy buen comienzo, sabores suaves y bien conjuntados en sus texturas.
-Degustación de arroz de plancton y pulpo: un buen arroz no puede faltar en La Salita. Begoña los domina con maestría y siempre nos sorprende. Perfecto punto de cocción del arroz y destacar la ternura del pulpo. Este plato nos hizo recordar el arroz meloso de puchero de pulpo que prepara Santi Prieto, el magnífico Chef de Sents (Ontinyent) y a los platos del Chef de Aponiente (Cádiz), Ángel León. Por un momento imaginamos una fusión de ambos estilos con el toque personal de Begoña…no sabemos si se conocen los tres, pero seguro que estaría bien asistir a un encuentro. Vamos, que nos encantó el plato.
-Granizado de Gin Tonic, y que no falte!
-Pitu de Caleya, pasta fresca y trufa de verano; este fue el plato que mas nos gustó. Tras deleitarnos con la visión del mismo, dado que su estética hace que de verdadera pena comértelo, en cuanto lo pruebas esa pena se convierte en satisfacción. Intenso, sabroso, con una pasta en su punto y un caldo que sobrepasa la perfección. Bravo!
-Ciervo, regaliz y remolacha con tuétano vegetal. Un plato intenso, tanto por un fondo de queso que tiene la base del plato (gorgonzola?), las notas de regaliz y la potencia del ciervo. Muy bueno.
-Champiñón cítrico. La fruta de la pasión ha estado presente en todas nuestras visitas y esta ocasión lo hace en forma de Champiñón. Magnífica. Su frescura y acidez culmina maravillosamente una comida de estas características.
-Tenderete de Petit Fours para los cafés.
Para acompañar la comida elegimos un Cientruenos, garnacha navarra frutal, aromática, ligera y equilibrada. Elegimos bien dado que permitió expresarse a todos los platos. Servicio de vino impecable: botella a perfecta temperatura, abierta ante nosotros y jarreada. En ningún momento tuvimos la copa vacía.
Y para finalizar, un capricho: copa de Bas Armagnac Dartigalongue 1990 (no van a ser todo Gin Tónics!). Increíble, suave, agradable en registros y con una riqueza de notas envidiable. Como para hacer un post entero sobre el mismo.
Agradable charla con el hermano de Begoña, Sergio, sobre los proyectos en marcha en La Patacona y las ganas que tenemos todos de ver lo magníficamente que lo harán.
Lo dicho, queríamos disfrutar y elegimos bien, aquí la satisfacción está garantizada.

Con el nombre que fué bautizada por GM, un veremero de pro, y con motivo de una charla profesional estuvimos en este espacio complementario del restaurante al que queda unido a través de la cocina. Ésto hace que no tengas contacto visual con la cocina ni el servicio del comedor contigo, pero tienes una zona privada que en nuestro caso era importante y que permite en una amplia mesa que cenáramos 17 personas con todos participando de la conversación sin molestar a otras mesas. Un extra de lujo aunque necesita una mejor adecuación de la decoración.

Menú pactado, incluida la bebida: un Ribera Denébola y un correcto verdejo Monsalve 2013. Añadimos después un notable Sentada sobre la Bestia 2012 con sus 15º en etiqueta pero que en boca no los parece.

No dispongo de buenas notas de los platos ya que por estar un poco en la conversación profesional desarrollada durante la cena como continuación de lo comentado en la exposición previa, me perdí mucho de los datos de los platos y no he tenido opción de recuperar datos en este tiempo ya pasado. Además la mayoría de la gente no conocía el local con lo que aún hubo más temas de conversación y descontrol.

Por tanto, por esta vez pondré pinceladas de recuerdo que me destacaron:
- la bandeja de servicio de los aperitivos estaba desangelada ya que contenía 2 clases de los mismos x 3 de cada uno e iban un poco perdidos en la bandeja.
- el árbol de la vida es en sí un espectáculo y sus bocaditos estaban todos a gran altura
- las alcachofas crujientes y el falso cuscus muy buenas
- el plato de mar y montaña con un caldo marino y parpatana de atun una gran sorpresa positiva.
- el granizado de gin tonic marca de la casa muy bie de intensidad de sabor
- la esferificación de calçot y caldo de pichón sublimes
- una oblea crujiente interesante
- por supuesto que no faltó la castaña ya bien asentada como postre emblemático del local.
- los cafés y los petit fours, versión tenderete (siempre bien recibida por los nuevos); éxito como siempre, aunque a los veteranos nos gustaría algún sabor nuevo.

Cosas muy notables: el disfrute de los "novatos". Es algo que me encanta.
Del servicio en sala, como siempre, muy bien, a pesar de estar fuera de la vista, en ningún momento faltó de nada y el tiempo entre platos fue corto.
Estuvimos comentando la apuesta por un nuevo local, ambicioso. ¿Es el momento? desde el punto de vista social no lo es, pero desde el punto de vista personal, sí lo es.

Premios Verema

  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2016

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