¡Ostras!
Un cuento más, ¡a saber con qué la ostrea acompañó!
Su músculo abductor convierte esa digestión de algas y sedimentos en un distinguido sabor, la propia carne de la ostra. Dentro de su caparazón se esconde el laboratorio de un sabio gastrónomo y alquimista que, filtrando aguas y mares, descubre el secreto del equilibrio entre salinidad y carnosidad que uno puede paladear como una perla melosa en su boca.
Un sabor que se atrapa dentro de su propia belleza y caparazón fue para mí la ostra, desde la Kumamoto, la Cape Cod, la Sorlut, hasta la Cherry Stone, la Prince Edward y la Gallega.
Según el sitio, el ambiente y la salinidad las ostras en este viaje circular las tomé con dry martinis, con Chardonnay y con un cava rosado de baja acidez, acompañantes todos óptimos para poder narrar, teniendo perlas en mi boca.
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Qué ricas las ostras! Hace un par de veranos estuvimos en la Bretaña y uno de los mejores recuerdos del viaje fue una tarde que nos merendamos una docena de ostras de Cancale del número uno, bien gordas, a la orilla del mar. Y sólo por 5 euros! Hay un mercadillo al lado del mar donde vas, pides las ostras, te las abren allá mismo y pa dentro! Lástima que no lleváramos un champagne fresquito que si no ya hubiera sido la os.... Saludos,
Ferran
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Uno de mis manjares preferidos, desde los ostrones que cogía hace años en la cala de Por Lligat en Cadaqués, hasta las de "La Piedra" en Vigo, pasando por las variedades Francesas tanto del mediterráneo como las del Atlántico como las de la "Bassin d'Arcachon".
Una pena que en España no exista una cultura de la ostra como sucede en el país vecino.