Government Warning: Our Merlot is excellent
Tras un viaje largo y, cómo no, con sus ¨quizás no llego¨, pues esta vez logrado está y que como logrado quede. Y nada más llegar, caté un vino que termina siendo casi autóctono, igual que rico. Te he contado ya mi amor por la merlot, la cariñosa, la cálida complementaria. Siéndote sincera, hoy mismo te tengo aún más que contar, cuento lejano pero próximo a ti y a mí, que a distancia sabemos saborear y odiar todo tipo de incidencias que llenan nuestra vida.
Convirtamos nuestra pobreza sentimental en la riqueza del sabor un tanto sibarita; cuenta conmigo y yo sin ti sabré contar y a tus labios llevar ese carácter de la merlot de California.
En este país asínfono uno puede contemplar todo tipo de contrastes. En este país cuya costa este está poblada por faros míticos, cedros y manzanos cada uno vive su propio cuento y recorre sus vivencias entre heladas que dejan el paisaje tan tétrico que cada bruja de Shalem envidiaría. En la otra punta de este país vasta y sin clara identificación, por la costa oeste, uno se encuentra con el fenómeno del american wine o de la globalización del vino; término que mejor describe y explica el porqué de las cepas que por Napa, Sonoma, condado Lago y Mendocino abundan.
De extremos, costas largas y de brujería fértil es este país, por lo demás idílico, y yo nada más llegar caté un vino de merlot, cuyo sabor me embrujó y con mimo me recibió; bienvenida él me susurró, bien me sabes yo le dije.
Aeropuerto Logan, Boston. El primer abrazo siempre resulta tímido pero acoge y alivia cada duda y alguna lágrima que no se sabe esconder. La primera mirada hace que los ojos brillen y que el corazón por un momento desentone. Las primeras palabras son cortas pero conforme pasan los instantes el silencio se rompe, como se suele romper de un vino el aroma y sabor, tras abrir una botella durante tiempo guardada.
Suelo apto es la costa de New England para brindar y celebrar el esperado reencuentro. Suelos aptos los de California para el cultivo de las variedades que más calidad prometen y, es verdad; me las encuentro todas. Vinificación de vinos superiores de las cabernet, sauvignon blanc, chardonnay, riesling, moscato, de la Syrah, petit Syrah, petit Verdot, Noir y otras tantas que de aquí no son pero aquí encontraron una segunda casa. Distingo solamente una, la Zinfadel, que se conoce como variedad autóctona californiana y seguramente así será, como los vinos blancos y los destacados rosados, que los más reconocidos son de esa uva.
Sentada en la mesa intento no reconstruir sino desde cero construir e imaginar paisajes pintorescos y viñedos esparcidos según los microclimas por valles, montañas y desiertos. Sonar no me suena pero la fuerza de querer saber siempre sobra y delante tengo la botella en cuestión, la de merlot, la que me guiará esta noche de bienvenida.
Robert Mondavi, Private Selection. Merlot, California 2008
Demasiada información y mucha caligrafía por ser la primera noche aquí, aunque ya avisado estás del poder de este país y de su brujería. Me quedo con la botella esa de Merlot, pasando mi primera noche en la costa este. Sin duda y con ganas de seguir, contándote de lejos las historias del único sabor, del vino por el mundo.