Cuentos al Vino

Tu receta de hummus, Valentín.



Español: hummus/humus; árabe: حمٌص; hebreo: חומוס; griego, Χούμους
Fina textura hecha de un fruto seco, muy seco y molido. Y hummus en árabe tan sólo significa garbanzo.

Hummus hmm… déjame pensar, suena a humano, a humita y a tierra vegetal y húmido.


Las legumbres me enamoran y me atraen, cada vez que necesito comer algo tan casero. Las lentejas y la sopa de alubias cuando hace frío, cuando hay que compartir comida.
¡Que para una persona las lentejas no se hacen, o bien! Me pongo a contarlas y decir esto va a ser para mí, y me como el plato a cucharadas lentas y contadas, pensando en ti.

Me falta por contarte las propiedades de ese alimento; prosperidad, fortaleza, templanza y abundancia.
Así que, no por casualidad, decidimos preparar un cuenco de ese hummus para la Nochevieja.

Hoy abarcamos todo Oriente Medio. Se toma en Líbano, Turquía, Siria y en Egipto y, bueno, que decir de Grecia, de la manera tan natural que a diario nuestras madres recurren a los garbanzos;
al horno con romero y arroz,
el guiso de garbanzos con salsa de tomate,
los ρεβυθοκεφτέδες (albondigas de garbanzos, falafel)
y a la famosa φάβα.

Me extraña y me confunde la variedad, me entra hambre, pero a la vez desánimo, por no poder saborearlo todo eso a menudo y, sobre todo compartirlo en una mesa grande, o pequeña.

De lejos te mando la receta, y la nombro a mi gusto y según las circunstancias.

El hummus de San Valentin

Garbanzos cocidos
si los compras hechos no hace falta quitarles el pellejo.

Media cebolla
de la roja, tú sabes.

1 diente de ajo

Media taza de leche
como yo no uso tahina, la leche le da esa textura algo más cremosa.

Cominos
una cucharada sopera y generosa.

Sal
una chispita

Zumo de medio limón
utiliza tu nueva exprimidora

Aceite de oliva
 
Batir hasta conseguir una pasta de textura cremosa, de color de hojaldre medio dorado, de aroma algo exótico pero próximo y de sabor a casa.

Notas
Por los ojos entra el hambre y por la mirada se nos va.
Decora el plato del hummus con nueces peladas y partidas por la mitad, con sésamo picante (ajonjolí) o con piñones pasados por la sartén.
Enfríalo media hora, echa por encima un poquito de aceite de oliva y llévalo a la mesa acompañado con pan de pita o con las regañas andaluzas.
Decora la mesa con un ramo de rosas, rosas tintas como el vino que debe de haber.
No hace ni falta comentarte, que por el acontecimiento yo acompañaría esa crema de garbanzos con un tinto del Ribera, buscando el equilibrio entre el almidón de la legumbre y los taninos de la Tempranillo de Arzuaga[1].


Entre tú y yo, no estamos para regalarnos flores, pero hazme un hueco en tu recetario diario y disfruta de una cena más, con rosas, vino y garbanzos.


  1. #1

    anonimo

    Muy buena receta. Y el texto, y el vino. La rosa también.

    Cuando subirás la otra receta de la empanada? Ya tengo un montón de deseos pa cumplir.

    Un saludo

    PS1. Keep on good writing.
    PS2. Muy bonita foto. Eres tu?

  2. #2

    anonimo

    :(

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