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Siós 2016 Cau del Gat

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Siempre he sentido cierta lástima por Casandra, hija de Príamo, último rey de Troya. Su mito, o mejor dicho maldición, sigue siendo irónicamente actual, en estos tiempos extraños que vivimos. Casandra pactó con el dios Apolo tener el don de la profecía, conocer el futuro, a cambio de conceder a Apolo su amor y el acceso a sus blancas carnes. Pobre Apolo. Pero a la hora de pagar lo convenido, Casandra renegó de Apolo y este la maldijo, concediéndole su deseo, pero a la vez la condena de que nadie le creería en sus vaticinios. Casandra avisó a los suyos del engaño de las tropas atridas con el Caballo de Troya, pero nadie le creyó, y también avisó al propio Agamenón, que la hizo presa tras la conquista, para que tuviera cuidado de su propia mujer, pero este tampoco le creyó. Insensatos.

John Maler Collier - Cassandra

Tras más de dos meses de confinamiento, uno mira atrás, y no es difícil encontrar a muchos augures, la mayoría cercanos a la ciencia, que nos explicaban ya en febrero lo que nos esperaba, pero nosotros no hicimos caso, no les creímos, no les escuchamos, y ahora, como las personas cercanas a Casandra, pagamos la duras consecuencias con dolor y derrota. A veces creo que, más allá del origen del COVID19, la mejor representación de Casandra es la propia Naturaleza, que no deja de enviarnos mensajes, pero nuestra soberbia nos impide leer los códigos. Inundaciones, tsunamis, contaminación, erupciones volcánicas, etc. Ojalá no sea tarde ya. Mientras, el vino nos sigue dando un respiro entre tanto desasosiego, un referente de cierta paz, como en mi caso fue este vino que hoy os traigo al blog.

El Siós 2016 Cau del Gat está elaborado por la Bodega Costers del Sió desde Balaguer, Lérida, y pertenece a la D.O. Costers del Segre. Es el primer vino de esta denominación de origen catalana que pruebo, concretamente de su sub zona Artesa de Segre. Es una bodega bastante joven, enclavada dentro de una finca en la que, además de elaborar su propio vino, tienen olivos y ganadería bovina, todo en ecológico. La viña empezó a plantarse en 1998 y la primera añada es de 2005. Sus viñedos, de superficie algo superior a 70 hectáreas (de las 700 de la que consta la Finca de Flix) están enclavados a una altura de 310 metros, donde están plantadas viñas de tempranillo, garnacha tinta, syrah, merlot, chardonnay, pinot noir, cabernet sauvignon y viognier, sobre unos terrenos heterogéneos y de estructura franco limosa, bajo el clima mediterráneo de tendencia continental. El vino que hoy os traigo es un coupage de tempranillo, garnacha tinta y syrah, con un paso por barrica francesa de 9 meses.

Presenta un brillante color rojo cereza de capa media alta, ribete grana y destellos burdeos, lagrima densa y persistente que tinta la copa para un grado alcohólico de 14,5º. Buena intensidad en nariz, floral, fruta roja y negra frescas, toques balsámicos, recuerdos a monte bajo, madera apenas apreciable. Amable entrada, amplio, buen juego del alcohol, graso, cuerpo medio, marca un poco más la barrica al segundo día, goloso y elegante, no especialmente largo, quizás su único punto débil, pero la verdad me ha gustado. Siendo además un vino ecológico, muy accesible. Muy bueno, recomiendo dejarle unos pocos meses más en botella para que el alcohol se integre aún más, pero de momento es uno de los vinos más interesantes que he probado este año. Recomendable.

R.

 

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