Nos vamos a permitir el lujo de abrir este gran reserva quizás un poco antes de lo que sería adecuado, pero la verdad es que me apetecía mucho probarlo. Presenta una imagen renovada sobre todo por la etiqueta del fondo en negro con grabados plateados, sobre la que aparece otra blanca con los logos típicos dorados de la etiqueta habitual. Abrimos la botella y dejamos que se oxigenase por espacio de dos horas y media. Tapón excelente, largo, compacto y tintado apenas un par de mm en su base. Servimos a 17°C.

VISUAL: Viste un precioso color rojo picota de capa media-alta con el ribete en tonos burdeos muy brillantes. Luminoso donde los haya y de lágrima abundante, esbelta y transparente (93).

OLFATIVA: En nariz es un espectáculo. Aromas balsámicos de eucalipto y compota de higos en primer término para ir dejando paso al agitar la copa a unas frescas notas herbáceas de hierbabuena y té negro, especiados de pimienta negra y clavo, algo de canela y vainilla con un sutil toque de regaliz de palo. En la pátina terciaria encontramos apuntes de cacao en polvo, café torrefacto, cuero viejo, tabaco inglés y por supuesto elegantes recuerdos amaderados del roble. Bien de complejidad con una intensidad media-alta (92).

GUSTATIVA: Y en boca bárbaro... de altísima acidez y gran amplitud. Con cuerpo, de alta extracción y con los taninos bastante puliditos aunque aún mantienen tras cada sorbo un impactante porte secante. Genial la simbiosis fruta-madera, muy equilibrado, sin dejar de percibir esos apuntes acompotados en retronasal pero bajo el inmutable fondo de la barrica en el retrogusto acompañado por unos sutiles recuerdos minerales de tinta china. Persistencia de tres minutos y 45 segundos, bestial!! En plena fase ascendente, para probarlo en varias etapas, a los 5, los 10 y los 20 años... seguro que evoluciona sensacionalmente. No obstante es obvio que ahora está cañón. Vinazo de la bodega pionera en la Rioja, muy logrado, la elegancia hecha vino (94).

La RCP no la puntuaré pues fue un regalo.

MARIDAJE: Nos lo tomamos en tres comidas diferentes. En la primera acompañó un colosal Porterhouse Steak de 900 grs con un Portobello gigante. Alucinante, apuntes cárnicos y sanguíneos en un maravilloso entendimiento con las notas acompotadas y herbáceas de nuestro vinazo. Luego fue pareja de un surtido de jamón y embutidos ibéricos típico de mis lunes. Espectacular como mantuvo el tipo frente a los imponentes toques grasos y especiados, siempre en todo lo alto con esa acidez descomunal. Y por último nos la terminamos con unos ricos contramuslos de pollo a la salvia y un poco de parmesano con aceto vecchio. Maridaje acertadísimo, con el pollo y con el parmesano, brutal el disfrute. Gracias Agustín por estos regalazos!!

Salud-os!!