El vino es como su etiqueta, no, no es sencillo. Es franco, con riqueza, pero diciéndotelo todo de inicio. Este es uno de los vinos con los que me inicé, años ha de aquellas etiquetas recargadas sobre todo en los bordes, primeras botellas que recuerdo gratamente.
De color cereza intenso y borde cardenalíceo, muy buena lágrima, con peso y transparente.
Buenísima carga frutal de ciruela roja y negra, con notas de hollejo que se juntan a otras cremosas de su crianza en madera, vainillas, lácteo, buenos tostados de ese roble,de fondo balsámico, mentol suave. En nariz pasa por una buena tipicidad unida a la frescura de esta añada.
Su trago es muy sabroso, con buena madurez de la fruta sin caer en la sobremaduración, postgusto fresco por las sensaciones balsámicas del mentol apuntado antes y sobre todo muy rico, equilibrado.
Está redondo, cremoso... hasta jugoso. Tiene ese lado puro y bello de la lozanía traducida más en orgullo que en altivez.
Estupendo crianza.

Catado con 1/2h de decantación. Lo recomiendo.
VISUAL: Color picota cardenalicio, capa media-alta.
OLFATIVA: Buena intensidad, nariz muy madura y frutal, una fruta negra, incluso golosa, buena integración de la madera, una madera elegantísima con recuerdos tostados y lácticos, se combinan a la perfección fruta y madera.
GUSTATIVA: De medio cuerpo, sedoso y elegante, taninos maduros muy buen equilibrio, muy goloso, de media longitud con un postgusto siguiendo la línea de la nariz.
12€ aprox.