Segunda cata 2007
Ya lanzados en nuestra vorágine catadora mensual esta vez no quisimos dejar pasar mucho tiempo entre nuestra primera cata del año y esta segunda que ya planeamos durante la cena “post-cata” que relatamos en la anterior crónica.Comentamos que la segunda cata sería una vuelta por Burdeos que nos prepararía David (Davibrion en el foro) y sin errores en la previsión, aquí tenéis la crónica de este evento que se desarrolló el pasado viernes 23 de Febrero en la madrileña Enoteca Barolo, una tienda situada en pleno distrito de Chamartín y que tiene, entre otras cosas, una interesante selección de vinos franceses e italianos en su cava. Nos acompañaron en la cata Benoit Perino y su mujer. Benoit es un amigo francés que ya estuvo con nosotros en la primera cata del año y que nos aportó su particular opinión sobre los más representativos vinos franceses. 
Y cuando hablamos de los vinos tintos más representativos de Francia pues hablamos sin duda de Burdeos. En esta ocasión, David preparó una selección de 6 vinos de la difícil añada 2002 a botella ciega. Sabíamos de antemano que era una cata de vinos de Burdeos, pero no sabíamos los vinos elegidos ni tampoco la añada, así que todos pudimos hacer nuestras apuestas.
Hagamos pues un repaso de los vinos por el orden en el que fueron servidos:
http://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=17116
Quizá el vino en el que más se notó la añada, ya que estaba algo falto de integración en boca aunque eso sí, apuntando muy buenas maneras. Para ganar esa integración probablemente necesite más guarda. Buen vino, aunque de este “Cru Borgeois” he probado otras añadas más satisfactorias. (31 €)
- Château Ducru-Beaucaillou 2002 (Saint-Julien)
http://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=17117
Vino camaleónico fue el que más cambió y evolucionó en copa. Y lo hizo siempre a mejor, claro. Algo duro y esquivo en el inicio con el paso del tiempo en copa comenzaba a mostrar maneras de vino grande. Para guardar mucho tiempo y airear con cierta antelación. (48 €)
- Domaine de Chevalier Rouge 2002 (Pessac-Leognan)
http://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=17118
A mí este vino me pareció muy interesante, fino, bien elaborado y equilibrado. Bastante accesible para su juventud. Y viendo el precio (29,5 €) fue sin duda el vino con la mejor RCP de la cata. A otros compañeros no les gustó tanto, pero a mí me sorprendió. A tener en cuenta.
http://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=17119
La verdad es que no conocía este “Château”, un “Cru Classe” de Margaux. El vino resultó elegante, con la fruta muy bien definida pero todavía algo agresivo en boca, lo que denotaba que necesita mucha guarda. Un vino a recatar en un tiempo ya que se le notaba mucho potencial. (48 €)
- Château Pichon-Longeville Baron 2002 (Pauillac)
Cuando lo caté en una primera impresión ya me dije que aquí había un vino grande. Esa complejidad en nariz y ese paso potente pero a la vez redondo y ese largo final decían que estábamos ante algo especial. Para mí el mejor vino de la cata (aunque no para todo el grupo). Necesita muchos años de botella pero es un vino de primera categoría. Pauillac en estado puro. (50 €)
http://www.verema.com/comunidad/vinoscatados/vino.asp?vino=17121
Un vino perfecto de equilibrio entre fruta y madera con buena complejidad. Delicioso en boca donde se muestra perfectamente maduro y asequible pese a su juventud. De carácter algo más “comercial” pero excelente. Hablamos de un grande de Saint-Emilion. (58 €)
Bien, pues como hemos visto el nivel medio de los vinos fue bastante elevado incluso tratándose de una añada considerada como “menor”. Probablemente los vinos del 2002 sean menos longevos que los de otras añadas mejores, pero ahora mismo están bastante accesibles.
Y yo cada día me confirmo más en la teoría de que los buenos elaboradores saben sacar partido tanto de las buenas como de las malas cosechas. Y además estas añadas menores tienen como atractivo un precio muy inferior, como se puede comprobar en los seis vinos catados. En una añada importante tipo 2000, 2003 ó 2005 los precios de cualquiera de estos vinos serían inalcanzables.
La organización de la cata no tuvo ningún pero, las copas eran correctas y los vinos servidos a buena temperatura y decantados. Un buen trabajo de David en la organización y selección de los vinos y de la Enoteca Barolo en la logística. Alguna más se organizará seguro.
Y como no podía ser de otra manera tratándose de la Peña El Sarmiento y más siendo un viernes pues continuamos la velada con una cena “post-cata” otra vez en la Taberna Asturianos donde Belarmino, uno de los socios, nos recibió y atendió con ese muy particular estilo suyo.
Comenzamos en barra con un Champagne que se ha convertido en un fetiche por su calidad y buen precio, el Gimonnet Spècial Club 1999, un espectáculo de mineralidad y fruta blanca madura en nariz y de acidez y frescura en boca. Todo un descubrimiento de una casa que ya de por sí es un descubrimiento. Posteriormente tomamos un Leroy Bourgogne Blanc 1997 de la parte “negociant” del mítico Domaine. Ya maduro, con signos de cansancio y oxidación pero con una elegancia y maneras de buen vino. Los que saben hacer las cosas lo muestran hasta en sus gamas más básicas.
Seguimos con un vino aportado por nuestro compañero Enrique que resultó ser el mejor de la noche, Burdeos incluidos. Y es un vino nuestro, muy nuestro. Un vino que muestra la tipicidad y el sabor único e irrepetible de la Rioja más clásica. Un vino que cumple años con una madurez y elegancia insuperables y que sin duda los seguirá cumpliendo siempre que esté bien conservado. Hablamos de un Marqués de Murrieta YGAY Gran Reserva de 1970. Qué maravilla. Nariz compleja, terciaria, elegante, con infinitos matices y boca redonda y sedosa con un final delicioso. Taninos de seda. Un grande sin duda. Hace poco catamos en La Cigaleña de Santander (ver post en este mismo blog) un Reserva del 54 de la misma bodega y estaba sencillamente apoteósico. Estos Murrietas clásicos están entre los más grandes tintos españoles sin duda.
Terminamos con un vino de esos que yo llamo “seguro de vida” pues sabes que no falla nunca. Un Niepoort LBV 2000 que resultó delicioso por su fruta negra, su mineralidad, su carácter especiado y su boca potente y amable y sobre todo por su final, largo y con ese puntito ligeramente dulce. Uno de los mejores LBV producto del gran, grandísimo Niepoort.
Acompañamos con las habituales (y deliciosas) sardinas marinadas, las angulas de monte, un poco de Fabada y el flan de queso, que probablemente es el mejor que se puede comer en Madrid.
Bien, pues esto es lo que dio de sí la segunda cata del año. Próximos proyectos, los hay pero no los voy a airear pues todavía no están confirmados. Lo importante es que la peña funciona y funciona muy bien.
Un saludo y hasta la próxima cata.
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)