La Vínica Expresión

El vino; calidad y personalidad



Jueves 18 de Diciembre de 2008
Menuda más que habitual preguntita, pero lo cierto es que me suele pasar casi a diario, es lo más cotidiano si te dedicas a la afortunada profesión de vender vinos en un restaurante como el de mi familia Bodega Bellavista. Las personas de a pié o digamos principiantes en este mundillo te “regalan” la típica frase que creo que casi nadie sabría a ciencia cierta contestar (aunque esa es una de las virtudes del vino), lo cierto es que tras una breve mini excursión visitando nuestros comedores de vinos empezando con la Vinoteca, pasando por el Museo y finalizando por la Bodega-Cava de nuestro restaurante, es desde donde un servidor explica de la mejor forma posible todos los comentarios y preguntas que se van haciendo, al mismo tiempo que ves las caras de asombro para la gran mayoría que hasta el momento no conocían una casa con tanto en que deleitarse en esto del vino.
La pregunta es de órdago y perdonarme si aún no os la he escrito pero es que soy así (que le vamos ha hacer). Dice así; Cual es para ti el mejor vino. Ahí es nada, lo más fácil sería decir algún Vega Sicilia, Borgoña, Barolo… Pero no creo que esa sea la contestación que verdaderamente desean escuchar por su evidencia, otra versión sería la de hablar de los clásicos Riojanos que siempre se han mantenido en su nivel aunque al contrario de lo que la gente piensa no han cambiado, somos nosotros los que cambiamos de gustos y de modas. Modas como las de la línea marcada por vinos que los que nos dedicamos a esto llamamos “Parkerizados” (Rober Parker) persona de mayor influencia en la crítica internacional que abre las puertas del comercio exterior a las bodegas gracias a sus puntuaciones.
Los vinos de Parker suelen ser vinos con un color muy marcado, lleno, concentrado, dando notas aromáticas muy frutales y de un gran conjunto de notas balsámicas aportadas por la madera de barricas nuevas. Lo cierto es que este concepto es el que más se lleva. Se lleva tanto que uno ya no sabe distinguirlos entre sí, pues muestran vinos impersonales elaborados así por culpa de la globalización.
Con toda esta película llegamos al punto de cual debería de ser o no el mejor vino, para mí y para la gente que nos gusta tanto este oficio del que por culpa de ello somos “borrachines” (aunque este problema solo lo solucionamos bebiendo un poco más), buscamos el no aburrirnos con vinos excesivamente pastosos debido a su carga de fruta desequilibrada por culpa de remontados sin ninguna coherencia, o demasiado alcohólicos porque con tanto tanino no se podrían beber lo que les sobreponen a la fruta, o quizá por esos aromas avainillados y mentolados que se pierden en unas barricas que nunca llegan a integrarse en la fruta de la uva. Y lo peor de todo esto es que suelen ser vinos con poca madera 12 a 14 meses, lo que les da poca longevidad. Ya no me vale la escusa de cualquier bodeguero cuando comenta; es que le falta tiempo, esta en una fase neutra… bla bla bla, entiendo que un vino que esté por debajo de los 50,00 € no tiene que tener fases malas solo mejores o peores.
Todo esto es motivo de estudio para los ya citados “borrachines “ y aunque parezca algo crudo el nombre, no escapa mucho de la realidad. Con todo ello se abre la veda, o sea de beber… pero “con criterio”, queremos encontrar vinos que nos hagan sentir felices, pero no solo cuando llevamos varias botellas sino desde el inicio (antes de descorcharlas). Estos deberán de ser bebidas para unos afortunados, los que saben diferenciar el matiz entre la Calidad y la Personalidad. También es cierto que hay quienes tienen esas dos virtudes pero desgraciadamente es para unos pocos afortunados bien por oportunos o por tener una economía solvente.
La Calidad
Es importantísima pero no inalcanzable, se puede conseguir con esfuerzo y trabajo, y quien sabe, puede que algún día Mr Parker se acuerde del trabajador y le dedique mucha fortuna para las arcas de su bodega, haciendo así que un vino que rondaba los 30,00 € en bodega se llegue a cotizar en 150 en cualquier restaurante “afortunado” que pueda llegar a conseguirlos por culpa de la demanda internacional. No es más que la cruda realidad, y como tal está muy de moda presumir de todo esto para que se hable cada vez más y porqué no hacer más producción (menos calidad) y quemar un producto que en sus tiempo estaba globalizado y que actualmente la gente no entiende cuando los “borrachines” decimos; no prefiero un vino del año, así por lo menos mastico fruta (de 8 a 10 €).
La Personalidad
Es un conjunto de grandes virtudes, pero impera una sobre todas las demás y es la elegancia… A veces he probado vinos rudos y enérgicos, poco finos, algo imperantes, pero tenían algo que los demás no llegaban a mostrar “Personalidad”. No es fácil dar con estos “elementos” pero las directrices siempre apuntan a variedades como la Pinot Noir. Originaria de Borgoña (donde también hay cosas buenas y otras no tanto). Que decir de la Cabernet Sauvignon, madre de todas las zonas del mundo desde donde se trabaja a diestro y siniestro como si de un burro fuera. Burdeos, Cataluña, Nappa Californiana… son algunas de las comprometidas.
Conclusión
No voy a presumir de saber la respuesta, pues eso haría que no tuviese inquietudes para poder llegar a beber más. Pero me aferro al vino hecho en una tierra natural (no preparada), sana, ecológica, con suelos que no se encuentran en ningún lugar de Europa, estoy hablando de Almería. Ya me imagino vuestro gesto (es típico de un Almeriense). Creemos en nuestras hortalizas y nuestras frutas pero aún no mostramos el respeto a la agricultura vinícola de nuestra capital. No en vano entiendo tal actitud, Almería es comarca de vinos hace no muchos años, cuentan que en la alpujarra granadina tienen más solera y que nosotros solo comercializábamos uvas, pero de parra. Si había viñedos, fueron pocos y probablemente morirían tras la filoxera. Pero nuestra provincia tiene el clima natural más sano de toda Europa probablemente, tenemos el Sol, La Tierra y las cotas más altas del mundo para hacer vinos probablemente, estas pueden llegar a alcanzar los 1600 m, que no es poco. Con todas estas cualidades, llega la gran pregunta; alguien ha conseguido hacerlo?.
Taller de Baco
Es una Bodega (no física aún), que trabajando durante más de cuatro años estudiando y elaborando en distintas bodegas, ha conseguido transmitir el alma de una comarca a través de su tierra como es el Valle de Laujar –Alpujarra. Les hablaré tan solo de dos de sus vinos;
Amura 2006, cuatro son sus variedades compensadas en un 25% cada una, merlot, cabernet, sirah y tempranillo. Dándole un repaso a los Pagos de La Joya de los Álamos-Fuentevictoria, Pago Mallones-Laujar y Finca Los Sevillanos-Fuentevictoria. Muestra el vino bien trabajado durante doce meses en barricas (no elegidas al azar sino meticulosamente estudiadas), para darles la complejidad que merece un caldo de color rojo zaino, dando diversidad de aromas de terruño, de tierra y limpieza embalsamados en una conjunción de frutas en su justa maduración, que lo hacen bebible e incombustible al paladar, dejando un paso de pieles de uva en la lengua que te parecen llegar a recordar todo el año de trabajo en el viñedo, macerando en el deposito durante 12 meses y su crianza durante todo el 2007 asta el 2008 en sus barricas de roble francés nuevo. El precio llega a los mortales, así que tranquilos.
Diluvio 2005, es la imagen de nuestra tierra; el Sol, el frio de noche en la montaña, los suelos del Pago La Joya de los Álamos-Fuentevictoria. Con 75% merlot y 25% cabernet sauvignon con más de 20 meses en barrica nueva de roble francés extra fino. Es un trabajo a conciencia, color de incomparable matiz (lleno, tinta china), con notas balsámicas de chocolate y menta, con el alcohol algo por encima de los 15º que le aportan el dulzor necesario sin que se quede en un vino cálido (alcohólico), de una profundidad lineal (sin defectos, presumido) al mismo tiempo marcado por una personalidad nada comparable a vinos de su corte, dejándote un regalo de elegancia que aún mejorará con los años.
Finalmente Taller de Baco ha entrado en nuestras catas con criterio y alegrando nuestras inquietudes por beber vinos de verdad.

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