Lo más importante cuando catas el vino: sensaciones

Yo recuerdo haber consumido 2 botellas de Zinfandel, Robert Mondavi, 1999 y otra de Gallo (no me acuerdo de la añada) durante una cena entre 7 amigos hace unos años. Complementamos los vinos con carne asada: chuletón, cordero y salchichas varias. También comimos patatas al horno y algo de verdura y ensaladas variadas. Como os podéis imaginar no se trataba de una cena en un restaurante, más bien una barbacoa. Nos pusimos las botas en todos los sentidos, no nos emborrachamos, no! Nos lo pasamos bien. Cada uno contando las historías del verano, anécdotas del trabajo, chistes, planes de futuro, logros y fracasos. Mi amigo Paco se quería comprar un Mercedes pero le faltaban unos euros y el permiso de su mujer para comprarlo. Maria no estaba muy contenta en su trabajo y todos la apoyábamos para que intentara aceptar la situación y buscar un trabajo que le llenara más. Otra pareja estaban esperando su primer hijo y Matthew había perdido su padre hacía 5 meses y todavía estaba triste. Lo más mágico de la noche no era el vino. Los vinos estaban perfectos y sabrosos, todo el mundo los disfrutó pero no preguntes a ninguno de ellos que te hiciera una nota de cata. Eran meros complementos, meros testigos de la reunión entre amigos. Una noche lleno de recuerdos, de sensaciones varias, tristeza, amor, compañerismo, familia y buen rollo. Tanto la comida como el vino eran espectaculares pero no os podemos describir más, ni me acuerdo de la añada de uno de ellos. Es importante? No! Lo más imporante son las sensaciones que nos despierta, la reunión ganó sobre el vino. Vivan las sensaciones!!