El Bosque

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 18 y 19

Resúmen capítulos anteriores:

A petición del Inspector Jefe, Eusebio López Bravo, el agente Fernando Moreno visita a Ángel Iglesias para pulsar su interés en colaborar con la investigación del fallecimiento por sobredosis de su esposa Paula. Tal y como imaginaban la colaboración que ofrece es nula.

Eusebio y la psicólga Teresa mantienen una conversación que deja entrever una cierta complicidad entre ambos ¿o quizás algo más?

 

18.

Eran las cinco menos cinco cuando Eusebio se paró delante del letrero de neón ahora apagado del Born in the Sixties.
 
La puerta no estaba cerrada del todo, había una pequeña rendija de unos dos o tres centímetros que permitía colarse visualmente en el interior; al fondo, una ventana abierta que no había observado el primer día al ser de noche dejaba que la luz de primera hora de la tarde entrara a raudales con la fuerza de un potente foco de escenario.
 
 
Una chica en la barra se afanaba en tareas que Eusebio no podía ver porque los brazos quedaban escondidos por ésta que sin embargo no tapaba sus amplios pechos. Su cara tampoco se veía bien, llevaba el pelo muy corto, al estilo militar
 
Al fondo estaba Andy. Lo reconocía por su delgadez y la delicadeza de movimientos para alguien de su altura. Parecía muy entretenido desenrollando y colgando de algún tipo de gancho una pantalla de tela para proyección.
 
La luz de la tarde le permitía ver lo gastada que estaba la tapicería imitando a cuero de las banquetas de la barra y de los taburetes de las mesitas. Cortes, esquinas levantadas, hasta iniciales grabadas a navaja. Todo el local parecía pedir a gritos una pronta renovación a excepción de las grandes lámparas blancas de la barra que lucían impecables y que debían de haber sido adquiridas recientemente.
 
Ya había entrado en el local y escrutaba el espacio. Se preguntaba por dónde andaría Kimi.
 
–Hola comisario ¿estás listo para el show?– le preguntó Andy desde el escenario. La distancia entre ellos hizo que Eusebio renunciara a recordarle que era inspector y no comisario, tampoco importaba mucho realmente. 
 
Con la sonrisa en los ojos se fue acercando a la pista.
 
–Dale Kimi– gritó Andy hacia la barra
 
Giró la cabeza y antes de que pudiera digerir que la chica atareada era Kimi sin peluca, los acordes iniciales de “Brass in Pocket” de los Pretenders inundaron de magia el espacio y forzaron a que Eusebio fijara la vista en la pantalla.
 
... Paula.La_Sala_de_Espera_del_Depósito_Chrissie_Hynde
 
Vestía ceñidos pantalones de cuero negro tipo pitillo que terminaban en unas botas negras de finos y altísimos tacones resaltando la delgadez y longitud de sus piernas. De cintura para arriba, un chaleco ajustado de cuero negro también, permitía adivinar la curva de sus discretos pechos.
 
Llevaba su pelo negro más largo, en melenita corta y lisa hasta casi los hombros, con flequillo, aunque también podía ser una peluca, accesorio al que parecían ser muy aficionados en ese grupo.
 
No se veía el color de sus ojos, gruesos trazos de kohl negro en los párpados superior e inferior lo escondían. Sus ágiles dedos recorrían el mástil del micrófono mientras movía los labios, muy rojos, en play back de Chrissie Hynde.
 
I got bottle, I am gonna use it …
 
Eusebio no podía evitar sonreír, le volvían a traer otra de las canciones favoritas de su adolescencia y Chrissie, junto con Deborah Harry de los Blondie, había sido su mito erótico por excelencia.
 
´Cause I’m 
Gonna make you see
Nobody else is, 
No-one like me
I am special, special, 
So special, especial
I gotta have some of your atention
Give it to me!
 
No– murmuraba Eusebio para sí –Nadie es como tú– mientras se dejaba llevar por la cadencia del movimiento de sus caderas que se balanceaban sin mover los pies del suelo, acariciando el mástil del micrófono como si fuera el cuello de su amante. 
 
La voz grave y salada de Chrissie … -¿Qué estaba sintiendo?
 
La música se fue desvaneciendo y con ella la luz de los focos hasta que en el escenario no se veía nada más que una sombra negra. La grabación se detuvo. Eusebio se mantenía inmóvil a mitad de camino entre la entrada del local y la pista.
 
Se le acercó Kimi con un gin-tonic en la mano, en la otra llevaba un whisky.
 
–Aquí tienes comisario– y con su lenguaje corporal le invitó a seguirla hacia una de las mesitas bajas donde Andy ya les estaba esperando.
 
Eusebio decidió aceptar el error sin corregirla y la siguió.
 
– ¿Qué te ha parecido?– le preguntó Andy, con la cabeza hundida, la mirada perdida.
 
–Muy bueno.
 
–A ti también te gusta esta música ¿verdad?
 
–Tengo que reconocer que sí.
 
–Tenias que haber venido por aquí antes.
 
–Sí.
 
–La hubieras conocido.
 
Una capa de silencio cayó sobre ellos
 
–¿De cuando es esa grabación?
 
Esta vez fue Kimi quien habló
 
–De hace año y medio más o menos– paró un momento para calcular mentalmente –Debió de ser por febrero, porque fue antes de que apareciera El Rubio.
 
– ¿Quién es El Rubio?
 
Antes de que Kimi pudiera contestar saltó Andy:
 
–El cabrón que se la cargó.
 
Kimi posó su pequeña y redondita mano sobre la de Andy en un intento de tranquilizarle.
 
–Sabes que no fue él quien la mató, sabes que fue Ángel.
 
Eusebio reprimió sus ganas de preguntar a pesar de que los interrogantes se le agolpaban en el cerebro. Era mejor dejarles que siguieran, espontáneamente le estaban dando una información que nunca conseguiría a base de interrogarles y además había conseguido que le acogieran casi como a un amigo.
 
Kimi prosiguió:
 
–El Rubio era su camello, su amante y el padre del niño que llevaba dentro. Pero él no la mató porque quien la empujó a ello fue Ángel.
 
–Si no hubiera aparecido por su vida todavía estaría viva– Eusebio supo que Andy estaba llorando porque sus lágrimas caían en su vaso de whisky como caen las gotas de lluvia de los tejados cuando ya ha dejado de llover.
 
–Andy, sabes que si no hubiera sido El Rubio habría sido otro.
 
–¿Por qué dices eso, Kimi?– intervino Eusebio
 
–Paula estaba muy perdida, no hacía más que decirme que ya nada le importaba, que sólo quería olvidarse de todo.
 
Se metió una mano en el bolsillo, le cogió la suya a Eusebio y le colocó en la palma un paquetito mínimo, del tamaño de un paquete de chicles de esos planos y alargados. Le dobló los dedos para obligarle a agarrarlo.
 
Eusebio la miró a los ojos, los de ella eran un pozo de tristeza marrón oscuro.
 
–Comisario, Paula era una buena chica, lo verás cuando leas lo que hay dentro de esto. Tuvo mala suerte y dio con un mal tipo tras otro, tenía una capacidad innata para atraerlos.
 
–Gracias Kimi. Lo leeré y te lo volveré a traer– intuyendo que el paquetito era una memoria USB o pendrive.
 
–No hace falta, es para tí. Todos los originales están en mi ordenador, por si lo quieres comprobar. También está mi teléfono.
 
–Si necesito hacerlo lo haré, gracias. Ahora tengo que irme.
 
Andy levantó la cabeza y con los ojos todavía húmedos le rogó:
 
–Vuelve a contarnos comisario.
 
–Así lo haré Andy.
 
–Y si no tiene nada que contarnos vuelve de todas formas– ésta era Kimi –aquí siempre tendrás un gin-tonic esperándote y buena música.
 
Eusebio le palmeó ligeramente la espalda y extendió la mano hacia Andy quien se la estrechó cálidamente.
 
Giró hacia la puerta y pensativo, salió del local. Ya dentro del coche abrió la mano y comprobó que, efectivamente, Kimi le había dado una memoria USB, estaba envuelta con un papel que al desdoblarlo contenía su número de móvil. Antes de ponerse en marcha lo metió en su lista de contactos.
 

***

 

19.

–Buenos días ¿puedo pasar?– La cabeza de Fernando Moreno era lo único que podía ver Eusebio a través de la pequeña abertura de la puerta de su oficina.

–Claro, pasa– apartando la mirada de la pantalla del ordenador donde tenía abierta la carpeta con los archivos de la memoria USB que le había dado Kimi.
 
Fernando se sentó en la silla de enfrente:
 
–Me queda por contarte mis aventuras del sábado noche.
 
–Lo sé, te esperaba.
 
–Primero decirte que, al menos el sábado por la noche, nadie trapichea en el “Born …"
 
–No me sorprende. Sigue.
 
–Pero sí en el bar de enfrente, justo donde yo estaba– buscó los ojos de Eusebio y continuó –Es un trapicheo muy discreto, si yo no hubiera ido buscándolo no me habría dado cuenta.
 
–Permíteme que lo dude.
 
– El material en circulación es heroína y cocaína. No tengo confirmación visual pero es a la conclusión a la que he llegado por lo que vi.
 
Pausa para tomar aire 

La_Sala_de_Espera_del_Depósito_Comisaría_Policía

 
– Y quien lo maneja es un tipo con buena pinta, alto, delgado y rubio, de unos treinta y cinco años o más, pero muy bien llevados.
 
Eusebio asintió con los ojos, ya sabía quien era ese tipo rubio.
 
– Yo estaba dentro del bar sentado en una mesa y aparentemente ocupado con un bocadillo de calamares: es el típico sitio de tapas y bocatas donde la gente hace parada para comer algo en mitad de la juerga.
 
– Volvamos al "Rubio".
 
– Sí, que me disperso. Me había fijado en él porque a pesar de sus intentos por pasar desapercibido no lo conseguía, es de ese tipo de persona que atrae las miradas y te aseguro que yo no soy gay.
 
– Lo sé.
 
– Le estaba mirando de reojo cuando observé que se llevaba la mano al bolsillo interior de la americana – en respuesta a la mirada interrogante de Eusebio, prosiguió –No, no iba de traje. Llevaba unos pantalones vaqueros claros, una camiseta sin cuello y una americana de sport, todo muy bien conjuntado, tan bien que destacaba por bien vestido.
 
Pues eso, que se lleva la mano al bolsillo interior de la chaqueta y yo, por deformación profesional, me puse en alerta por si sacaba un arma. No lo hizo sino que salió del local a la calle. Entendí que llevaba el móvil en ese bolsillo y no me costó deducir que debía tenerlo en modo de vibración para que no se oyera. Volvió a entrar pasados unos veinte minutos. Me fijé en su expresión y tenía cara de mosqueado.
 
Al poco rato, cinco minutos a lo sumo, otro tipo se plantó en el bar violentamente dando tal portazo que casi se carga la luna de la puerta. Me bastó ver como se llevaba la mano a la nariz nerviosamente para saber que estaba pasando el “mono”. Miró a todos lados hasta que descubrió al Rubio quien al darse cuenta de su presencia se levantó rápidamente y casi lo arrastra fuera del local.
 
Nueva pausa.
 
– A los diez minutos o así entró de nuevo en el bar y se fue directo a los servicios. Me cambié de sitio para verle bien la cara cuando saliera. Cuando lo hizo tenía una expresión irónica en el rostro, la piel de la zona inferior de la nariz y la de justo debajo estaban ligeramente enrojecidas.
 
– Gracias Fernando, buen trabajo.
 
– Me acabé el bocata, pagué y me crucé al “Born …”. Te reconozco que me sorprendió, me esperaba un garito más cutre.
 
– ¿Te gustó la música? A lo mejor te pareció un poco antigua …– intentando no demostrar ninguna emoción al hablar.
 
– Cierta música no se pasa nunca de moda Eusebio … 
 
Eusebio se sonrió.
 
– El local estaba limpio, me lo recorrí de arriba abajo.
 
– Me encaja Fernando. Me gustaría que esto que me has contado me lo enviaras por escrito para poderlo analizar con el resto de la información.
 
– A mandar Eusebio, te lo paso a ordenador y lo tienes por email esta tarde – mientras se levantaba.
 
– Estupendo y acuérdate que te debo un día.
 
– No te preocupes, te lo pediré cuando lo necesite.

© Mara Funes Rivas -  Marzo 2013

  1. #1

    Lagarita

    Bueno Mara lo estaba esperando ya,estos dos capítulos son muy interesantes ya se va viendo más trama aunque no puede ser tan claro,aqui tiene que haber gato encerrado.

    Saludos

    Ana

  2. #2

    Mara Funes

    en respuesta a Lagarita
    Ver mensaje de Lagarita

    Querida Ana, espero seguir sorprendiéndote hasta el penúltimo capítulo y, todavía te quedan unos cuantos...

    Saludos,

    Mara

  3. #3

    JaviValencia

    Esto cada vez se se pone más interesante....

    XXX

  4. #4

    Anubis7

    Estos dos capitulos estan muy muy bien..Ahora a esperar otra semanita. Besos

  5. #5

    Mara Funes

    en respuesta a JaviValencia
    Ver mensaje de JaviValencia

    No te hagas el nuevo que tú ya sabes como acaba... ;-)

    XXX

  6. #6

    Mara Funes

    en respuesta a Anubis7
    Ver mensaje de Anubis7

    Me alegra Rosa :-) Gracias...


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