La Pasión envinada
Me bajo para comprarme un refresco y así apagar mi sed y sacudir la pereza y el entumecimiento que se me están haciendo íntimos durante mi estancia en Málaga. Entro en el ultramarinos, redobles de un tambor penetran mis oídos y en segundos me impregno de ese perfume ambientador que cada despensa que esconde comida desprende; olor a pan cateto,a fiambre de