En el siglo XXI d.C. todo el Penedés ha sido invadido por Xarel·lo, Macabeu, Parellada y variedades francesas...¿Todo? ¡No! 200 cepas de Garnacha Blanca se mantienen como los irreductibles galos en una parcela que la gente de Mas Candí decidió acertadamente elaborar como vino varietal. Son sus Ovejas Negras.
A la vista empieza a mostrar algo de evolución, con un color amarillo tirando a oro nuevo de ribete verdoso. Se mueve lento en la copa, se muestra denso y glicérico. Su lágrima es lenta y abundante.
En nariz sorprende, es cambiante, pasa de fruta madura (blanca y tropical) a flor seca en un momento, pero se sostiene en un fondo de pedernal muy interesantemente combinado con el aroma de sus lías.
Una vez visto y olido, tal vez lo "menos" sorprendente (o tal vez lo "más", según se mire) sea la boca: una entrada suave y fresca a la vez, con un paso untuoso y postgusto largo. Fruta tropical, pedernal, flores y lías. Todo lo que nos suponíamos que debía estar, allí está, bien integrado y fundido en una sensación un punto amarga, que alarga su sabor y te invita a más.
Buena evolución tiene este blanco sin madera.