Opiniones de Moscatel Toneles
OPINIONES
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Perfectamente descrito en los comentarios anteriores por parte de Fede-Vidal y Letroncio solamente me queda por decir que es un vino para el recuerdo, para no olvidar. Enorme e intenso, profundo y elegante en nariz y sencillamente una obra maestra en su paso por boca. Para mi, uno de los más grandes vinos que he probado hasta el momento y que siempre recordaré, por el vino en sí, por la compañía con la que lo tomé y por el buen ambiente en el que se tomó. Totalmente IMPRESCINDIBLE.
Gracias a todos los que habéis hecho que podamos disfrutar de esta maravilla.

Poco más que añadir al comentario anterior. Color caoba muy oscuro, negro practicamente. Aromas espectaculares que inundan la estancia nada más abrir la botella.

Plátano frito, chocolate blanco y negro, café, madera, piel de naranja, fruta blanca en almíbar, canela. Impresionante. Vino eterno en boca y en la memoria.

Muy denso, se podría untar con un cuchillo y masticarlo. Algo muy parecido a esto debía ser la ambrosía de los dioses del Olimpo. Sólo tomé una copa pero lo disfruté más de 1 hora. Vino de placer. No es un vino de postres es un postre de vino en si mismo.

Tras beber este vino no queda otra opción que modificar los criterios sobre el vino de moscatel. Este es algo distinto y diferente a todos los moscateles que hasta ahora había conocido. Nada de amarillo más o menos fuerte, aquí está el negro absoluto sin matices ni tonalidades. Borde pequeño y transparente. Gota gorda y lenta. Copa tintada de oro viejo. Denso y muy viscoso.

El aroma es puro infarto, potentísimo, especial, heterogéneo y policromatico. Miles de elementos, café muy notable, licor muy fino, guindas, hierbas frescas, especies, chocolate, humo de puro y tanto más …

(sigue debajo)

Boca espesa, cuerpo altísimo, potentísimo, no es liquido tiene tal densidad que se masca, enorme volumen, poco basta para saciar e inundar la boca. Sabores realmente excepcionales , reproduce los olfativos que derivan hacía cítricos como naranjos , pomelos y mandarinos que en boca se hacen muy presentes. Dulce sin exageraciones. Y encima equilibradísimo, si equilibradísimo. Muchísima acidez. Para colmo largo, largísimo inacabable, Fine en sinfonía de amargos, cafés, y mandarinas. Indescriptible, maravilloso y enorme. Sólo decir que aguantó perfectamente un Chateau d’Yquem de 1937 , sin desmerecer para nada.

En otro orden de cosas me pregunto qué diferencias se pueden encontrar entre éste moscatel y un PX viejísimo, que se caracteriza igualmente por su densidad y viscosidad, negrura de colore y polifonía olfativa y gustativa. Yo no veo muchas, quizá los tonos cítricos de mandarinas aquí muy presentes y menos en el PX. Escasa diferencia. Seguramente la solera y los océanos de tiempo son factores uniformantes en estos viejísimos vinos.

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