Rojo cereza de capa media, sin ribete diferenciado lo que denota no juventud pero tampoco evolución. Limpio y brillante.
Intensidad aromática media, algo de fruta roja pero no mucha, más aromas de crianza, tostados, cuero fino, notas de ebanistería, notas a montebajo y mentolados, sin atisbos de evolución negativa. Rico.
Paso de boca sabroso, limpio, con una acidez gustosa que hace que el vino aún esté estupendo, correcto, de recuerdo medio y retronasal a tostados.

No parece un ribera, más bien un rioja reserva de viejo cuño con una acidez estupenda. Una novedad y gran satisfacción. Me he alegrado mucho de encontrar un vino con esta categoría pues estos vinos más finos y elegantes son de mi gusto casi más que las bombas de fruta y tostados de la ribera que ahora se estila. Y este ha aguantado genial pues no hace mucho abrí un Pesquera de la misma añada y nada de nada.

Precio sobre los 15 €.

Es un vino con los toques clasicos de la Ribera del Duero, maderas cremosas, torrefactos, tostados, galletas y fruta, mucha fruta, con notas de licor y pasas, terminando con una amplia sensación de fruta negra y regalices. Bien conjuntado. Muy bien para beber sin demasiada carga gastronomica

En vista presenta un precioso color cereza picota con bordes granates, así como una lágrima pronunciada. En nariz nos muestra frutas maduras, arándanos, pimientos, y un ligero atisbo a cacao, después de la oxigenación. En boca presenta un paso largo, equilibrado, muy característico de Ribera del Duero, denota de nuevo las frutas encontradas en nariz. Lo hemos acompañado de un entrecot de buey que le fué como añillo al dedo.