Preciosa evolución en el tiempo con un rubí aún de cierta intensidad y ribete teja.
Muy cerrado de inicio -recomiendo mucha aireación- de inicio es complejo, con rasgos extraños a salinidad, tierra húmeda, toques animales que le aportan potencia donde las especias y la crianza explosionan con fuerza al tiempo que se va mostrando elegante, con un equilibrio de aromas asombroso, muy sutil.
En Boca resulta muy equilibrado con un ataque seco, fresco, con nervio que produce sedosidad en su paso de boca con una acidez intachable y un final medio -quizás el pero- y un postgusto que en cada trago evoluciona.
Un buen vino, expectacular su aguante y crecimiento en botella, aunque opino que la botella tomada en D’Argent (Paris) me pareció mucho más embaucador, o quizás no haya soportado el avión -ya se sabe-. Puntuo por el recuerdo parisino.
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