Color rojo picota y nariz con notas de tierra húmeda, fruta roja, flores y tostados, con un fondo de café. En boca la acidez es correcta, tanino cremoso y largo recorrido.

Rojo cereza de capa alta con ribete granate. Nariz abigarrada en aromas de frambuesas y grosellas, sobre matices de flores azules marchitas, especias (pimienta), vegetales, hojarasca en descomposición, tabaco húmedo, tierra de maceta, ligeros toques ahumados y tizne de chimenea. Carbón vegetal y notitas cárnicas. Nariz con ese punto de elegante complejidad rustica y que en su final saca a la piedra pizarra. En boca es un vino fresco, de corte atlántica que lo hace lineal en las sensaciones frutales ayudadas por una buena acidez. Posgusto algo secante, cálido y de tildes licorosas. Vino con una nariz deliciosamente compleja y en boca esbelto, rico y de elegante final. Un Bierzo muy didáctico para entender a la mecía de esa zona.

La verdad, y leyendo anteriores notas de cata de compañeros de la web, coincido bastante en muchas de las apreciaciones para con este vino.
Lo mejor de él, creo que pasa por la nariz. Olfativamente, tiene una intensidad media. La nariz requiere de tiempo y oxígeno para poder apreciarla y extraer los matices que es capaz de ofrecernos: fruta roja, apuntes florales que aparecerán ligeramente y con mucho tiempo transcurrido en la copa. Lo mismo que los finos balsámicos (regaliz rojo) entremezclados con la madera de la crianza.
...Y es precisamente, esta madera, la que hará que la boca se convierta en un monólogo del Roble. No acaba de convencer; como bien dicen, no se acaba de fusionar e integrar con la fruta y lo único que consigue es tapar toda una cantidad de sabores que, quizás, de otra forma no ocurriría. Tiene buena acidez y un final que denota un post-gusto entre tostado y mineral.

Supongo que, por añadidura, me ocurre otra cosa con Peique. Y es que, el haber catado hace un tiempo varios de sus vinos, me hace ser bastante crítico, pues si queremos fruta podríamos quedarnos con otros tintos más jóvenes de la bodega y como una Mencía criada con el Roble, no recomendaría este Viñedos Viejos y sí pediría el Selección Familiar; un vino mucho más elegante, largo y educado. A pesar de la diferencia de precio, es mucho más recomendable.
En todo caso, sí es cierto que la materia prima con la que se trabaja, es de calidad y quien lo elabora, desde luego sabe lo que busca.

Mi filosofía en cuanto a los viñedos viejos de Mencías (de más de 70 años), es tocarlos lo menos posible y lanzarlos asu propia vorágine de fruta poco domada en madera. En este vino, nos encontramos una gran calidad de producto, pero con un leve exceso de la madera que no acaba por integrarse muy bien. Son 12 meses, que le aportan mucha franja terciaria, dejando poco a la vista la frutalidad roja en boca. Se nota denso en copa, y tiñe mucho por la decantación natural, sin filtrar. En nariz presenta muchos aromas de licores, regaliz y tostados, con menos fruta (guindas). En boca es sedoso y profundo, algo cálidos sus 14,5%, quizá menos madera, se hubiera dejado entrever la fruta y su fruta roja. Deja recuerdos de mineral, pizarra y especias (notas de Oporto).

Viendo el comentario previo y con mi experiencia de añadas precedentes no tengo claro que la botella no estuviera algo "rara"... Color granate de capa media/alta en nariz muestra algo de flor morada, toques de poso de café y algunos toffees. En boca entra bien, presenta una textura algo terrosa, bien de amargos y con acidez media. Bastante persistente. La boca no acaba de mostrar armonía...

A la vista color picota con una capa alta y los bordes y destellos en los que aun se parecía el color violáceo, con una buena lagrima.

En la nariz se presenta una buena intensidad, con la fruta tanto roja como negra, notas de la madera por detrás y detalles balsámicos.

Al paso por la boca me resulta con cuerpo, fruta y una buena acidez.

Me ha gustado, buena bodega con vinos que en conjunto me gustan.

Vino catado en la feria de los vinos del Bierzo, celebrada en Cacabelos de los días 13 al 15 de junio de este año 2014