Restaurante DiverXO en Madrid
Restaurante DiverXO
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:

Añadir vino por copa

Precio desde:
75,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingos y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
168 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.9
Comida COMIDA
9.7
Precio medio entorno ENTORNO
7.7
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Lienzo 8. Acariciado 10 seg. en Wok a la Sichuan. Bosque cremoso y lácteos tostados. Ajo negro y condimento de salmonete crujiente
Lienzo 3. Untuosidades Máximas. Picante Vegetal
Lienzo 2 (Yodados). Acidulce. Marino y Agua de Mar
Espárrago- DiverXO
Ponze- DiverXO
Kimchee- DiverXO
DiverXO
DiverXO
Decoracion- DiverXO
Cochinillo sobre espardeña- DiverXO
Curry rojo de rabo de toro con socarrat de arroz guisado con coco- DiverXO
Puntilla, morcilla y oreja de cerdo con huevas de codorniz y salsa de jalapeños- DiverXO
Crepes de pato pequines- DiverXO
Opiniones de DiverXO
OPINIONES
118

Primera visita a Diverxo.Tengo que reconocer que tenía algunas dudas sobre si me iba a emocionar la cocina de fusión de David Muñoz.Pronto se disiparon mis dudas.

Al entrar,amplia barra,barra acristalada y sillones para sobremesa.La sala,con un aire londinense,minimalismo comedido,buen espacio entre mesas,buena iluminación y una insonorización mejorable.

El servicio,comandado por la dulce Ängela Montero,ágil,eficáz,poco ceremonioso,dando largas y didácticas explicaciones.El sumiller,Javier,ofrece un servicio de vino correcto,sin alardes.La carta de vinos,completa,sobre todo en champagnes y blancos.Mantelería Bassols,cristalería correcta,pero mejorable y vajilla a la altura.

Cena de tres comensales.Optamos por el menú largo Express+2.Aperitivo para compartir,otro individual,cuatro entrantes,pescado,carne,prepostre y postre.

No voy a comentar todos los platos para no extenderme.Todos rayaron a gra altura,algunos excelsos otros sublimes.Para mí los tres platos de la noche fueron:la gamba frita al revés,por su originalidad,sabor y contraste de texturas. El bacalao negro mongolés, desprendía un aroma espectacular,la carne suave y tersa.La guarnición elevaba el pescado a los altares.El bacalao que no es uno de los pescados nobles,se hace nobilísimo de la mano de David.Es lo que se llama elevar la anécdota a categoría.

El otro fue el postre,el bombón de chocolate negro.Mi amigo y yo lo tomamos con trufa,mi mujer con fruta de la pasión.La combinación de sabores de la trufa y el chocolate,para poner los pelos de punta.

Para beber,dos copas de Champagne Laurent-Perrier, espectacular Riesling Domaine Barmes Rosenberg 2006(la mejor RCP de la carta) y para la carne por copas,elegimos la rusticidad elegante del Pétalos del Bierzo 2006 de la familia Palacios.Los gintonics de Citadelle,ya que era tarde,los tomamos en un multiespacio de moda de la noche madrileña:Le Garage.Por cierto,espectacular Mary Rose le prepararon a mi mujer.La cuenta,con dos cafés y el agua 303E.Muy buena RCP para lo ofrecido.

La cocina de David Muñoz es genial, pura inspiración,es de una creatividad desbordante,es la imaginación perse,pero,ojo todo con sentido y con un fin.Mezcla sabores de distintas culturas como nadie y posee una técnica prodigiosa impropia de un veinteañero.

Si David extrema,aún más,la calidad de la meteria prima,eleva el nivel de complementos como la cristalería y pule algun mínimo detalle en sala además de ganar en experiencia,estamos ante uno de los cinco o seis mejores restaurantes de España en breve.
Entonces las listas de espera no serán de 30 días...

Por la cocina de David,el trato amable,sin olvidar la cordialidad y competencia del comensal que nos acompañaba,para mi mujer y para mí la cena de ayer fue una experiencia emocionante.

En Diverxo,como diría el fallecido Montes,"la vida puede ser maravillosa".

Cenamos 4 Persona y todos coincidimos en que fue algo inlvidable. Muy buena cocina (expectacular). Bien la sala, spbre todo la explicacion de los platos y aprobado los vinos.
Repetiremos sin duda cuando consigamos mesa.

Llevaba 9 meses detrás de una mesa, y finalmente el jueves al mediodía me llamaron para decir que la tenía! Fue todo muy rápido y al final sólo pudimos ir 3 personas.
Relmente es un restaurante para ir en grupos pequeños, 4 personas máximo, asi que fue perfecto.
La decoración moderna, sin más.
Había dos grupos de 8 personas cada uno, y el ruido era bastante molesto. No podíamos oir bien a los camareros explicando los platos y si no lo haces, te pierdes la mitad del espectáculo!
Desde un punto de vista estético, todos los platos me parecieron preciosos. Los colores, contrastes, la puesta en escena... daba pena tocarlos. Pero cuando los probabas... ESPECTACULAR!!! Nos gustó tanto todo, mereció la pena tanta espera! Los camareros majísimos, nos veían tan alucinados que no dudaban en darnos todo tipo de explicaciones. Os contaría algún plato, pero es imposible repetirlos, y no nos dejaron sacar fotos... El mejor para mi gusto, un homenaje a un mollete hecho de almidón, relleno de setas, sobre kobe, y una loncha por encima de jamón /cecina, sin palabras nos dejó.
El precio muy correcto: 1. por ser un restaurante tan afamado, 2.por todo lo que comimos, y 3. por cumplir con creces con nuestras expectativas. Este chico es un crack.
En cuanto tenga ocasión vuelvo sin dudarlo, el mejor restaurante en el que he estado últimamente.

Acudimos al nuevo local de Diverxo, que este verano se ha trasladado apenas un par de calles más arriba de su antiguo emplazamiento.
Íbamos con ciertas reticencias: en primer lugar, iba a ser nuestra tercera visita al restaurante, y temíamos que, una vez perdido el efecto sorpresa, la cocina no nos causase la misma impresión. En segundo lugar, la carrera de David Muñoz ha sido meteórica y, en tres años escasos ha acumulado parabienes de crítica y publico (con auténticos “hooligans” de su cocina, que no respetan las opiniones de otros) y premios importantes como su primera Estrella Michelín o los tres soles de la Repsol. Por último, como suele suceder en estos casos, parece que últimamente se ha abierto la veda contra David y su equipo, y han comenzado a arreciar la críticas, unas más razonadas que otras: que si no acepta las críticas ni las sugerencias, que si es un cabezota, que si el servicio de sala no está a la altura o que si van de estrellitas porque no dejan fotografiar los platos que sirven. En fin, que pensábamos que hay que ser muy equilibrado y creer mucho en lo que se hace para que todo esto no te influya.

Afortunadamente todos nuestros temores fueron disipándose uno a uno desde el primer momento. La cocina de David Muñoz sigue siendo un prodigio de fusión de sabores, de texturas, de técnicas, y de un virtuosismo difícilmente igualables, con resultados óptimos y sorprendentes (incluso en platos que has tomado otras veces se pueden encontrar matices distintos, que los hacen prácticamente nuevos). Materias primas excelentes tratadas con técnicas -lejanas o cercanas-, milimétricamente controladas (¡qué punto el de las carnes y pescados!), toques cítricos, notas amargas y agrias en el mismo plato, que combinan a la perfección. Una cocina para degustar sin prisas, atendiendo a los detalles, los matices.

El nuevo local es mucho más amplio y luminoso, con grandes ventanales (a la entrada hay una pequeña barra de espera y unos sillones donde salen de cuando en cuando los fumadores, ya que en la sala no está permitido fumar). La decoración, sobria y elegante, nada ostentosa y con buena separación entre mesas (vestidas con manteles blancos de tipo oriental).

Antes de tomar la comanda te preguntan si tienes alguna alergia o si algo no te gusta. Además, si has estado otras veces, te preguntan los platos que ya has tomado para que pruebes otros nuevos y confeccionar un menú más o menos personalizado. Los platos van acompañados por una corta explicación del mismo, no solo de los ingredientes, sino de la técnica utilizada e incluso algún dato histórico. Porque en Diverxo lo más importante, obviamente, es la comida, pero no es lo único: como bien nos dijo Javier (el encargado de la sala, junto a Ángela) en una breve conversación, en Diverxo se intenta crear una experiencia completa para el comensal, conseguir que se disfrute del restaurante en su conjunto.

Actualmente ofrecen 3 tipos de menú: menú Express (aperitivo, 2 primeros, pescado, carne y postre) a 55 euros; Express+1 (añade un primero), a 61 euros; y Menú Express+2 (añade otro primero), a 67 euros.
Nosotros optamos por la opción más larga:
Como aperitivos, las ya clásicas Judías edamame con ají amarillo (estupendas para abrir boca), y el Mejillón Tigre al estilo Diverxo, con escabeche de lima de kefir (magnífico).

De primeros, Dim-sum de piel de chipirón con tuétano, relleno de un guiso de chipirones encebollados acompañado por té aromatizado con coco (sabor intenso, untuosidad y mezcla de texturas), Chili Crab de txangurro, con brioche de mantequilla tostada y yuzu (muy bueno ya que sustituye el insípido cangrejo real por un estupendo changurro), Mollete chino -“bun” de trompetas de la muerte- con rábano negro y aceite de chiles, sobre ciervo a la plancha, acompañado de té gun powder (plato excelente, suculento, con un ciervo perfecto de punto y sabor), y la clásica Gamba frita al revés con mayonesa y yuzu, (plato que, por muchas veces que se tome, sigue sorprendiendo y admirando a partes iguales. Insustituible).

Como segundos, un magnífico Bacalao Negro mongolés con cheung fun de trompeta de los muertos y trufa de otoño (otro de los platos de la noche: qué jugosidad, qué sabor!), y Cochinillo cochifrito pequinés, servido en dos servicios: primero, la piel del cochinillo sobre cebollino y salsa de cerezas, al estilo del pato laqueado (soberbios), seguido de una hamburguesa al vapor de secreto de cerdo ibérico, envuelta en hoja de lechuga (otra vez, magnífico plato, donde se tratan buenos productos autóctonos con técnicas orientales).

De pre-postre: Tocino de cielo con pimienta rosa y cuajada rota de coco (un gran postre, más que un pre-postre). Y de postre, excelente Bombón de chocolate negro con velo de té verde y trufa (una mezcla que sólo en manos de alguien como David se puede convertir en uno de los mejores postres que hemos probado nunca).

El servicio de sala, comandado por Javier y Ángela, muy atento y eficiente. Habrá a quien le parezca en exceso informal, pero otros agradecemos estos locales con cocina de lujo, pero que no resultan nada ceremoniosos ni estirados.

Carta de vinos más que suficiente, con referencias de todo el mundo, con especial hincapié en los vinos blancos con madera, que son los que mejor acompañan a la mayoría de estos platos.

Dos Menú Express + 2 (67 E), con una botella de agua grande (3E), un muy buen Riesling Rossenberg 2006 (34 E) y 2 cafés (1,50 E c/u), 187,25 Euros.

Para unos será el mejor restaurante de Madrid, otros se llevarán las manos a la cabeza ante tal afirmación; a unos les parecerá justa la EM, o los tres soles de Repsol, y a otros le parecerá un exceso, pero lo que sí podemos afirmar que es el restaurante de Madrid donde nosotros disfrutamos más.

LO QUE MÁS NOS GUSTÓ
- La cocina de David Muñoz es distinta, sorprendente, sabrosa, técnica, valiente, en una palabra: excelente.
- A partir de un esquema común te confeccionan un menú acondicionado a tus preferencias y a los platos que has probado en otras ocasiones.
- Consiguen crear un ambiente que convierte una cena en una experiencia deslumbrante.
- Diverxo es uno de esos poquísimos restaurantes en los que hemos sentido eso que algunos críticos definen (de forma un poco cursi, pero certera) como “emoción”.

LO QUE MENOS NOS GUSTÓ
- La política de confirmación de las reservas: te llaman el día anterior y, luego, el mismo día. Es un detalle muy poco elegante. Además, al que va a dejar la mesa colgada le da igual que le hagan confirmar una vez o cuarenta: lo va a hacer igual.

Unos dias despues de su merecido estrellato en la Guia Michelin, la cocina de David Muñoz sigue siendo sorprendente.
Sus platos de siempre se mezclan con las nuevas elaboraciones.

Hacia tiempo que no acudia a DiverXo.
Me he encontrado con unas nuevas instalaciones acorde a la gran cocina del restaurante.
Entre los nuevos platos destacar, el mollete chino, chili crab, rape chifa, tocino de mango...

Muchos platos 9 en total para disfrute del comensal.
Una de las mejores opciones que puede existir en Madrid y por que no en España....

El servicio del vino atento y muy participativo. Optamos por un Riesling, finalizando con tinto de Jumilla, francamente buenos ambos. Lastima que no recuerde los nombres.
Extraordinario.

Poco hay que decir del nuevo estrellado diverxo.
De los platos ya se ha comentado bastante aquí y en otros foros, y para mi llegan al sobresaliente la mayoria.
En esta nueva visita destacar el nuev local mas acorde a la cocina de David.
ESPEREMos que la michelin no le haga cambiar su camino y siga al pie del cañon.
En nuestro caso no hubo problemas con el servicio del vino, todo fue acorde a la cocina.

Una comida casi divina ha sido acompañada por un servicio de sumilleria muy decepcionante.
El sumiller, un chiquillo con mucha mala leche y que iba muy desordenado, casi nos echa el vino encima a la hora de meterlo en las copas.
Lo hacía sin cariño y sin ninguna gana, nada que ver con el cocinero

Nuevo local, más amplio y cómodo, mejor vestido, con mesas amplias y bastante espacio entre las mismas. Mantelería completa para las mesas y nuevas sillas, muy cómodas.

Llegamos a las 21:15 y tras debatir sobre qué menú comernos, nos decantamos por el de máxima capacidad: Express más tres y uno más. Lo comimos todo. Y acabamos Llenos, de comida, y de felicidad. Una gratísima experiencia, mejor que la última vez. En total, si no mál recuerdo, fueron 5 entrantes, pescado, carne y 2 postres.

De los platos memorables, se deben mencionar algunos Dim Sum, como el de morcilla relleno de morcilla con huevo de codorniz al vapor y oreja de cochinillo sobre salsa agripicante... delicioso, magnífico; o el de tuétano con chipirón, o el de after eight; o, el estupendo, ya conocido, de zanahoria con conejo, ... La maravilla de la noche la volvió a ganar la gamba frita al revés, pero esta vez con competidores muy cercanos, como el bacalao negro mongolés (realmente delicioso) o el "cochinillo laqueado", una capa de piel de cochinillo crujiente para colocar en los creps con su correspondiente salsa (en este caso de cereza) y luego una hamburguesa de cerdo muy fresca.
El capítulo de postres, muy bien. Mucho mejor. Tomamos los helados de chocolate con crujiente de chocolate blanco, helado de manzana y espuma de apio... fresquísimo, y para finalizar, quizás uno de los postres que más me han gustado: una especie de fondant de chocolate negro con crema de te verde envuelto en una capa de te verde sobre la que disponían 3 láminas de trufa fresca: maravilloso.

En cuanto a los vinos, decir que la carta ha mejorado bastante y que tienen en el punto de mira hacer una mejora aún mayor, tal y como nos comentó el Sommelier. Tomamos dos botellitas de un fantástico Leirana Barrica a un precio ajustado 24 euros, y continuamos, dada la celebración de la que se trataba, con un Flor de Pingus (07, a 110 euros)... algo verde aún, pero que apunta muy buenas formas para el futuro... elegancia y equilibrio. Para los postres un Keller fantástico (botella pequeña 50 euros.)
Había varias propuestas interesantes: algunos champagnes a buen precio, o tintos no muy subidos de precio como Clio a 39 euros... quizás faltaran blancos... ciertamente.

Nos regalaron los cafés (no había Petit Fours, el único pero de la noche).

El servicio atento y amigable, más bien informal... se prestaron a jugar con nosotros respecto del vino tinto, que fue seleccionado por un comensal y decantado tapando la botella, por lo que ninguno de nosotros sabía cuál era el vino en cuestión, así que jugamos un minidesafío entre todos... Me acerqué, que conste!

El total de la factura subió hasta los 600 pero éramos 5 a todo trapo, sin límites.

Muchas, muchísimas ganas teníamos de acudir a este restaurante, dadas las innumerables referencias positivas recibidas a través de múltiples canales de distribución. Así que, aprovechando la reciente inauguración del nuevo local y el hecho de que todavía no habíamos abandonado agosto, nos decidimos a realizar una incursión en el restaurante de moda. Es conveniente reseñar que llamando un martes obtuvimos mesa para comer el sábado y que además había dos mesas libres. Probablemente fuera debido a las fechas, todavía vacacionales para muchos, pero reseñado queda.

El antiguo local era sin duda uno de los aspectos más criticados del restaurante. Este nuevo, desde luego que responde a las expectativas. Amplio, diáfano, minimalista, decorado de forma sencilla y en tonos oscuros, es cómodo y silencioso, permite sin duda disfrutar de una agradable estancia. Las mesas son amplias y poseen una correcta separación entre ellas. Solamente unas sillas demasiado "de diseño", con un respaldo un tanto corto y excesivamente inclinado, no llegaban a estar a la altura esperada, al menos para una comida de tres horas.

La cocina es el santo y seña de esta casa. Se trata de una cocina de mestizaje, de fusión de múltiples culturas, especialmente orientales y españolas, que David Muñoz ha ido aprendiendo y asimilando en sus viajes y experiencias. Cocina de contrastes y sensaciones, que sin duda hará las delicias de todo aquel comensal ávido de buscar nuevos sabores y texturas.

Existen tres menús diferenciados por el número de entrantes y que cuestan entre 50 y 62 euros. Nos decidimos por el menú medio (Express +1), que finalmente se convertiría en el grande. La regularidad de los platos realmente destacable, con un nivel de calidad muy alto, tanto de materia prima como de realizaciones. El tempo quizá un poco lento (con los 9 platos nos fuimos a unas 3 horas), pero no se hace pesado ni hay grandes esperas entre plato y plato. Nos presentaron algunos clásicos del local amén de alguna nueva creación (el último pescado, que sustituyó finalmente a la carne y el segundo postre).

Judías de soja con salsa de ají amarillo
Mejillón tigre al estilo fusión con escabeche de lima kéfir
Dim sum de morcilla y huevo con crujiente de puntilla y oreja de cerdo en salsa de jalapeños y píparas, con té verde japonés.
Gambas rojas fritas al revés con aceite de sus cabezas, vuzu y mayonesa caliente
Chupe tailandés con huevas de tapioca, cigala, ajípanca y leche de coco, con setas
shimagi y enoki
Bacalao negro al estilo mongolés
Rape chifa glaseado express
Mousse de chocolate blanco con manzana vede y espuma de apio
Chocolate negro con té verde y trufa de verano

Todos los platos brillaron a un alto nivel, complicado destacar alguno. La técnica, capacidad de sorpresa, mezcla de sabores y texturas y presentaciones, siempre están rozando la excelencia. La cantidad total de comida estuvo correcta, aunque no hubiéramos echado de menos algo más. Así pues, restaurante brillantísimo en el aspecto cocina, sin duda de lo más interesante y original que podemos encontrar en Madrid en la actualidad.

La carta de vinos es interesante pero...no sorprende. Pienso que un local que apuesta por una cocina tan arriesgada debería apostar igualmente por arriesgar un poco en más con el vino. Faltan champagnes de pequeño productor, vinos alemanes y austríacos, blancos del Loira y Alsacia y ... sobran tintos. Y no es de recibo que solamente tengan Fino Tío Pepe y Manzanilla La Guita. Aún así, acabas encontrando alguna cosa interesante y los precios, teniendo en cuenta que estamos en Madrid y el nivel en que se mueve el restaurante, me parecieron bastante ajustados, salvo con el Tío Pepe del que luego hablaremos. Tomamos media botella de Tío Pepe, fresco y rico como siempre, un profundo y evocador Champagne Marc Hebrart Spècial Club 2004, un siempre original Nikolaihof Grünner Veltliner Federspiel 2007 y un finísimo Marcel Deiss Bergheim Pinot Gris 2002. Vinos servidos correctamente y a una temperatura adecuada. La cristalería, eso sí, debe mejorar, tanto en calidad como en variedad.

¿El Servicio? Bien, pero. Un poco fríos, falta calidez, falta experiencia, faltan detalles. Hay simpatía y buenas maneras, pero falta un hervor. Y eso es lo que diferencia un buen restaurante de un gran restaurante. Hubo dos detalles que empañaron un tanto la valoración final. El primero, relacionado con la media botella de Tío Pepe que pedimos con el aperitivo. Se llevaron la botella cuando todavía le quedaba una copa más o menos y la cobraron a 19 euros, un precio a todas luces intolerable. Y tras finalizar el postre, se nos sugirió tomar un segundo postre, a lo que accedimos. Pregunté por el precio de suplemento y me contestaron con un lacónico “no lo sabemos ahora”. Al final lo cobraron, al precio de un plato más (6 euros), pero me pareció un fallo no tolerable en un restaurante de este nivel de precios. Por lo menos esto me hizo ganarme un Gin Tonic con mis compañeros, ya que aposté a que nos lo cobraban.

Por último, con respecto al clamor popular que pide la estrella Michelín para este restaurante, considero que si estuviera en Francia, Italia, Gran Bretaña o Alemania, hace tiempo que ostentaría tal distinción, pero con la habitual cicatería de La Roja en España y especialmente en Madrid, y comparándolo con otros restaurantes galardonados con una roseta en la capital, creo que todavía les falta un poco. Es probable que por cocina la merezca sobradamente, pero un restaurante es mucho más que esto. Es un equipo muy joven y seguro que con el tiempo, si no se les sube la fama a la cabeza, pulirán esos detalles que todavía les faltan.

¿El precio? Pues con el menú, el postre de más y los vinos, 102 euros por barba. Mucho dinero, al menos para mí. Salimos contentos, pero no completamente satisfechos. Algo faltó, quizá esos detallitos. En cualquier caso, la cocina de David es algo que merece la pena conocer, aunque sea solamente por una vez. De momento no volveremos, pero ya lo hemos probado. Fue divertido.

C/ Pensamiento,28 Madrid 28020

Metro Tetuan y Cuzco

Mantienen telefono: 91 570 07 66

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