Foro Gourmet > La cocina del pan: receta de migas

Hola a todos, ya he buscado en mi archivero el asunto que os comentaba. No es

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#18
jose

Re: La cocina del pan. - Gurullos / Cucurrones.

Hola a todos,
ya he buscado en mi archivero el asunto que os comentaba. No es pan propiamente dicho, si no que es una pasta a base de harina y agua sin fermentar. Se llaman cucurrones o gurullos. Os hago corto&pego de la receta tal cual la guardé, que una receta etnográfica como esta ha de compartirse para que no se pierda:

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Entonces no había prisa. Se madrugaba, porque no había televisión o un ordenador con el que entretenerse hasta las tantas, en realidad en cuanto se hacía de noche, todo el mundo se acostaba. Al amanecer y con el canto del gallo, las caras lavadas y a las faenas. Él, como el antiguo cazador de las cavernas, a la calle a buscar el jornal; ella, a ocuparse de la cabaña y de su prole. 
No, no hablo de una película, ni de los hombres de Cromagnón, hablo de mis abuelos, de la edad de Miguel Hernández más o menos, los que vivían a la orilla del río Segura, río que en lo bueno, les daba pesca, baños y toda el agua limpia que precisaban para lavar o fregar. En lo malo, cada vez que se desbordaba y eso era relativamente frecuente en Orihuela, tenían que recoger a sus hijos, que entre los 9 los había de todas las edades y echar tablones para que el agua no les llevara la casa o algo más. Sí, esos eran mis abuelos: el abuelo Manuel, el albañil y la abuela Paca, la hija de la Mama Rita. 
 
Bueno, en estos pensamientos estaba yo esta mañana, cuando me disponía a hacer esta deliciosa receta que se pierde en los tiempos atrás y se perderá en los venideros, si nosotros, los que disfrutamos con la cocina, no la mantenemos viva: se trata de los cucurrones. 
Los cucurrones son una especie de pasta, con forma y tamaño de piñones, que se hacen con harina, agua y sal. Algo muy simple. 
Lo preparaban las mujeres antiguamente y lo cocían en un puchero de barro como el que hemos visto en la fotografía, con una serie de verduras y otros ingredientes, que ahora enseguida enumeramos.
 
El resultado era un plato como si fuera de arroz o de trigo, que sin embargo al paladar, resulta un manjar que poco se parece a ninguna otra cosa que a la que es: una pasta absolutamente deliciosa.
Pero ¿Por qué esta pasta es tan rica si tan solo es agua y harina? 
Yo sostengo que es por la mano que moldea uno por uno esos granos. Sostengo que es por el gusto de hacerlo, impregnado en cada cucurrón, por las pocas prisas. Por la abuela que mentaba a su Mama Rita cuando los hacía y yo que recuerdo a la abuela cuando los hago. 
Sostengo que estos granos, como si de magia fueran, contienen dentro la sabiduría desde antiguo, la popular, la de: aquí no hay hambre pa mis hijos si yo puedo amasar. Arroz faltaría, pero no cucurrones. Carne también faltaría, pero no un nabo y cucurrones. 
 
Ingredientes 
Para los cucurrones: 
- 250 g. de harina 
- Agua y Sal
 
Para el puchero: 
- Un cuarto de kilo de garbanzos, puestos en remojo la noche anterior. 
- Un par de hojas de acelgas 
- Dos patatas medianas 
- Un nabo 
- Dos alcachofas 
- Un tomate 
- Aceite de oliva virgen extra 
- Una cucharada de pimentón de la Vera 
- Unas ramitas de hinojo 
- Una cebolla 
- Dos pencas de cardos 
- Unas hebras de azafrán 
- Sal y pimienta al gusto 
- Una hojita de hierbabuena.
 
 
Preparación
De los cucurrones:
Del modo más tradicional: Ponemos en un lebrillo de barro, la harina con una pizca de sal. Añadimos poco a poco agua y vamos amasando hasta obtener una masa ligera pero que se pueda moldear. 
La pasamos a la superficie de trabajo y amasamos para integrar bien.
Hacemos un rulo y ponemos un poco de harina en un lado, para ir frotándonos los dedos. Entonces, vamos pellizcando poco a poco la masa, formando unos granos del tamaño de piñones.
Sin prisas la cocina es mi regazo. Además, me gusta mucho la harina: su temperatura, su tacto, su color, me encanta, disfruto una barbaridad cuando trabajo con ella. 
Os diré que no es que se tarde un día entero para hacer estas bolitas, es cuestión de sentarse y disfrutar, menos de una hora da para hacer la cantidad de un puchero para cuatro.
Uno por uno, tranquilamente. 
Actualmente en la huerta, aún se hace este plato, no mucho, pero se hace, pero he oído que venden los cucurrones hechos, precocidos y eso no es lo mismo. ¿Vosotros me comprendéis? 
También hay en la cocina tradicional de Almería y de Murcia, unos granos parecidos que llevan azafrán incorporado y se hacen con sémola, se llaman gurullos e imagino que tendrán el mismo origen que los cucurrones, dada la proximidad geográfica de estos lugares. 
Pues bien, estaba yo muy feliz en la cocina cuando sonó la campana. Mi amiga Ale vino a visitarme. 
-¿Qué haces? 
-Cucurrones 
-¿Quéeee? 
Y mientras yo le contaba la historia de esta receta tan antigua, ella ponía el agua al fuego, para tomar unos mates. Fascinada se acercó a la mesa, mate en mano y se puso a amasar conmigo. 
Charlábamos sobre las mujeres de antes, cuando se reunían a lavar juntas o a amasar cerca del horno del pueblo y surgieron risas que atrajeron a Ana, la mayor de mis hijas, que apareció por la cocina. Se sentó y se puso a amasar con nosotras.
Y cada vez, éramos más manos
Y cada vez, más cucurrones
Y durante una hora, hemos sido aquellas mujeres de antaño, que hablando de sus cosas, compartían un misterio atemporal. 
Una vez los cucurrones extendidos y enharinados, los dejamos secar durante un par de horas o más. 
 
Del puchero:
Ponemos el puchero al fuego con dos litros y medio de agua. Una vez está caliente, añadimos los garbanzos, las pencas limpias, la ramita de hinojo, un nabo, las alcachofas limpias y partidas en dos y sal.
Dejaremos que hierva durante una hora o algo más. 
Mientras tanto, ponemos una sartén con un chorrito de aceite de oliva. Cuando está caliente, echamos la cebolla cortada muy fina y cuando la cebolla transparenta, añadimos el tomate pelado y cortado en pequeños trozos. Damos unas vueltas y añadimos una cucharadita de pimentón dulce de la Vera. Removemos bien.
Cuando el puchero lleva hirviendo una hora y pico, añadimos el sofrito y las hebras de azafrán. Todavía mantenemos en la reserva las patatas y las acelgas. Probamos de sal y rectificamos si es necesario
Seguimos cociendo, sin prisa.
Una vez están los garbanzos tiernos, añadimos las patatas cortadas en cuartos y las acelgas. 
Dejamos cocer durante media hora más y cuando todo está tierno, añadimos los cucurrones. En 15 o 20 minutos, estarán en su punto. Hay que probar.
Terminamos añadiendo a la olla una hojita de hierbabuena fresca cortada finamente. Y a comer.
Servimos muy caliente.
Toda la casa olía a huerta.
Y yo me quedé con la imagen, como de una hermosa foto, de las tres mujeres amasando en la cocina.
 

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Saludos,

Jose

P.S. No tengo apuntado el origen de donde la copié.

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