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No tomes el vino demasiado en serio

Demasiadas veces estamos decepcionados de los vinos que tomamos. Somos muy inquisitivos y muy críticos con el caldo que acabamos de tomar. Críticos con su expresión; no está a la altura del vino que tomamos de la misma zona hace un mes. Críticos con el precio; cuando nos gastamos más de 50€ y leemos las notas de los mejores gurús del mundo que ponen el vino por las nubes, pero no nos dice nada a la hora de catar, pensamos que estas 50€ mejor haberlos gastado en una buena cena con la pareja. Otras veces cuando no estamos con tanta tensión, relajados en un restaurante con amigos, los vinos toman otra vida. No son nada del otro mundo, más bien nombres conocidos y bastante baratos, pero la experiencia es mucho mejor. Tenemos prejuicios pero durante aquella noche el vino parece la bomba. Lección: realmente cuando no esperamos nada del vino, cuando nuestra mente está abierta y sólo queremos disfrutar la experiencia que nos hace sentir, es cuando el vino nos da más placer. Eso debería ser un lema constante cada vez que catamos: no tomes demasiado en serio el vino, para que él y su mundo sean mucho más justo contigo.

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