Oro viejo. Nariz de intensidad media y escaso volumen, destacan los matices minerales y un punto cítrico muy ligero. En boca tiene volumen, bastante graso, con muy buena acidez y de nuevo ese peculiar carácter entre dulce y salado. Largo y con profundidad. La nariz algo adormecida no se ve empañada por su buen paso por boca...

Este me resultó menos equilibrado y elegante, con matices de fósforo y sulfuroso marcados. Y en boca no tan bueno ni tan fino como Le vieux Clos.

En el contexto de la multitud de vinos que catamos de este autor, esta vez y en ese contexto me parecio que la puntuación que le di anteriormente fue muy elevada, sin quitarle merito al vino el Coulee de la Serrant me parecio mas vino que este y este a su vez me agrada más que el Vieux Clos. Cremoso, floral, licoroso, frutas blancas, el toque de putrefacción y tb algún matiz de riesling, de hidrocarburo que le dan un buen toque

Me lleve una muy grata sorpresa. Me encantó este vino, y solo fue una copa de cata. Tremendo vino.
Algo oleoso, en nariz es fruta blanca, manzana y tb cítricos, algo verdoso, tb.

Boca mantequillosa, melosa y toques...casi de riesling con sabores ahumados y florales, no se, de todo, me ha encantado

Sorpresa lo tome para ir bebinedo algo mientras veía botellas y la verdad, un acierto. Luego me he dado cuenta de que... casi siempre que pruebo un Chenin Blanc...me encantan y casi todas las veces al probarlos no sabia que estaba ante esta uva

Insolente porque es un adolescente chulito que nos vacila y nos da la espalda cuando creemos que ya le conocemos y porque cambia constantemente y sin motivo aparente.
Color dorado, con reflejos luminosos, limpio y brillante. La lágrima es tan densa y ordenada que forma una especie de corona de garras que invade toda la copa.
La nariz no la definiría como completa, sino como inestable sin que este adjetivo sea usado de forma peyorativa. Es como un niño alterado que cambia cromos sin cesar, pero que no mantiene ninguno, todo viene y se va: en tres horas hemos visto piel de manzana verde, mandarina, lima, tonos herbáceos, barro, mantequilla, notas oxidativas, salinas, amieladas, a frutos secos, ahumadas, pedregosas... a veces parecía una manzanilla, otras un Tondonia sin muchos años y otras un Champagne blanc de blancs; una locura.
En boca notamos los 15º alcohol (!!!) y su esqueleto. Hay una medido balance, que es de lo poco que se mantiene, entre dulzor y acidez desgarradora: con cada sorbo se saliva el doble de lo que se ha bebido. Identificamos todo lo que hemos comentado antes, resaltando el carácter oxidativo y mineral.
Final frutal, licoroso y ahumado.
He probado muy poco de Joly, y además siempre han sido vinos relativamente jóvenes. No creo que sea un productor fácil, ni con el que siempre salgas satisfecho, pero hay un aspecto que capté desde el principio, y es que sus elaboraciones no dejan indiferente a casi nadie.