Un vino excepcional con un color granate con ribete granate claro no llegado a teja en nariz espectacular con su 25 añito fruta por doquier, frutas roja frambuesa, grosella, cereza picota, ciruela negra pasificada, especias como la vainilla, el clavo, canela, regaliz rojo y negro, tabaco, cuero, sotobosque - tierra húmeda. Balsámico. Mineral.

En boca con cuerpo pero con sutileza, sedoso, sabroso, gran acidez, tanino integrado, barrica que envuelve la fruta extraordinaria, cereza en licor, algún tostado, chocolate amargo. Largo y profundo. Eterno.

Complejo y creciendo en cada copa que servíamos era de 75cl. si llega a ser magnum nos la acabamos igual.

De lo mejor que he bebido.

Si la música del Jazz es arte, porque no una obra como esta, además con la exclusiva etiqueta pintada por el autor para Roberto Voerzio.

Me encantan sus barolos con toda la potencia y la tanicidad del terruño y de esta variedad, pero suma la sutileza y elegancia de la maduración de la fruta, en compota, con notas de caramelización o regaliz, balsámicos, minerales y de grafito, junto a exquisita bombonería y marroquinería, todo muy buen puesto, esperando para un futuro mejor todavía, pues a partir de los 10 años es todavía más grande.

Rubí degradado, con claros tonos amarronados.
Nariz de media intensidad, llena de matices, con fruta, especias, toques yodados, recuerdos balsàmicos. Un conjunto elegante y armónico, muy sutil.
Boca esplendida, que auna estructura, tanino y acidez en una bella armonía. Gran complejidad, donde la fruta se auna con las sensciones orgánicas y minerales y un leve toque de chocolate. De larguísimo recorrido y persistencia muy prolongada.