Color rojo picota muy madura con tonos amarronados de mermelada de fresa. Lágrima de cálido caramelo denso.
Al descorchar huele a golosina. Una hora más tarde se aprecia la seriedad de la madera y la profundidad de la fruta del bosque oscura.
El primer contacto con la boca es suave, casi dulce. Al paladearlo empieza a crecer y mostrarse con una gran estructura. Se mantiene delicioso en la boca largo tiempo después de tragado. Es un vino cargado de emoción que provoca emoción

Cuando alguien es capaz de plasmar su alma en una creación artística, puede decir que ha logrado el máximo en cuanto a su realización personal. Los artistas que han triunfado a lo largo de la historia han sido aquellos que han dejado ver su alma en su obra, los que permiten al espectador que se arrebata al contemplarla entender lo que ha sido su vida, y como ha sido él, el autor en sí mismo, en su devenir por ella.

Negre Franc, un vino obra de arte, lleva dentro la personalidad de su autor, Ramón Parera, el enólogo y copropietario de Celler Pardas. Tímido, con ojos y sonrisa de niño, siempre mirando al suelo, a la tierra, noble y humilde. Y como no va a ser así, conociendo como conoce cada viña que él mismo ha plantado, cada uva de su terruño.

Este es un vino que antes de catarlo nadie se imagina lo que puede ser. Incluso los primeros segundos son de desconcierto, pues posee una entrada suave, discreta, que va creciendo segundo a segundo, hasta convertirse en una descarga de fruta negra -moras y ciruelas- y de tierra, mineral, con un duración larga y profunda.