Piel de cebolla con una burbuja cremosa. Limpio y brillante.
La nariz es muy bonita, muestra el encanto de la madurez, pero también conserva numerosas notas de juventud. Flores secas, fruta roja, regaliz, balsámicos y mentolados, pan tostado, nata, pastelería y mineralidad.
Boca armada, ancha y larga a partes iguales. Carbónico persistente, notable acidez que refresca el paso. Alcohol y barrica integrados. Paleta abundante y que hace salivar: fresas, monte bajo, bollería, apuntes lácteos, botica y piedras.
Final intenso y especiado.
Muy grande, en un momento óptimo de consumo. Quien diga que los noventa y seis están empezando a decaer, es que no ha probado este rosado.

Rosa roto con tendencia a un color de Vin Gris burbuja media y persistente.

Nariz muy intensa, muy, pero que muy compleja, tonos florales, frutas rojas y un punto cítrico en su inicio, muy especiado, mucha pimienta. Evoluciona como un gran vino de Borgoña muy evolucionado.

En boca es fantásticamente vinoso, muy acido y muy denso, cremoso, va evolucionando y finaliza de manera que sentimos un gran tinto de borgoña en su final.

Maravilloso y único.

Tuve la oportunidad de beber dos botellas en una cena con unos muy amigos en un restaurante secreto de Polanco-Ciudad de México, en el cual me permitieron llevar este extraordinario champagne. No se puede decir que es caro: es único y su relación calidad precio excelente. Me parece que en Ciudad de México quedan 4 botellas en un distribuidor, que mañana me apresuro a adquirir.

Todavía tiene este champagne muchos años de vida.

Rojo rubí, ribete cobrizo, burbuja media y abundante.

Nariz intensa y espectacular, fina y delicada, compleja, cambiante. Tonos florales, frutas rojas del bosque, terrosos, melocotón, recuerdos de especias orientales, clavo y pimienta negra sobre todo, trazas minerales, caja de puros, frutos secos. Es una nariz muy vínica, que nos recuerda más a la de un gran Vosne maduro antes que a la de un champagne rosado.

En boca es espectacular, denso, con peso, tremendamente vinoso, con una acidez viva y salvaje y un paso redondo y cremoso como pocos, siendo largo y persistente en el final, dejando sensaciones de frutas rojas y tonos minerales, volviendo el recuerdo especiado en el posgusto. Comienza como vino blanco y termina como vino tinto. Excepcional.

Dom Ruinart Rosé es algo único, probablemente el champagne rosado más original que existe por su carácter vínico y maduro, pero sin perder ni un momento su fuerza y frescura. Este 96 no llega a los niveles del 90, el mejor champagne rosado que hemos probado, pero sigue muy de cerca su clase. Su precio es desorbitado, pero cuando lo pruebas…se olvida todo. Una verdadera joya.

Asalmonado piel de cebolla ligeramente tejoso,

nariz de fruta roja cereza, con cierto toque ajerezado creo debido a a su evolución, mas que un defecto de oxidación, carbonico preciso con cierta intensidad, envolvetentes notas de pasteleria con un repunte de ligero tostado y frutos secos.

En boca es frutal y con caracter, dando muestras de crianza, su paso es denso con una acidez singular, denota juventud y espero que aguante unos años ya que su estado actual es de adolescente, con un temperamento fresco y sabroso, vino complejo y largo para enamorar eternamente.

Anaranjado con tonalidades atejadas, cobrizo.
La nariz se inicia con ciertas notas medicamentosas que van dejando paso a las compota de fruta roja, vermout y vino rancio, algo ajerezado, con notas minerales muy claras y recuerdos de tabaco inglés, nata agria, orejones y pétalos de rosa.
En boca el ataque es fresco, con presencia de los frutos de rojos de nuevo, pero en su desarrollo vuelve se torna más vinoso, más serio pero sin perder ese frescor marcado por una excelente acidez, con recuerdos de bizcocho emborrachado y fruta de aragón. El recuerdo final es más de tinto que de espumoso.
Excelente pese a su precio, pues ronda los 120€, aún así este champane los vale.