Uno de los mejores champagnes rosados

Piel de cebolla con una burbuja cremosa. Limpio y brillante.
La nariz es muy bonita, muestra el encanto de la madurez, pero también conserva numerosas notas de juventud. Flores secas, fruta roja, regaliz, balsámicos y mentolados, pan tostado, nata, pastelería y mineralidad.
Boca armada, ancha y larga a partes iguales. Carbónico persistente, notable acidez que refresca el paso. Alcohol y barrica integrados. Paleta abundante y que hace salivar: fresas, monte bajo, bollería, apuntes lácteos, botica y piedras.
Final intenso y especiado.
Muy grande, en un momento óptimo de consumo. Quien diga que los noventa y seis están empezando a decaer, es que no ha probado este rosado.

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