Color amarillo dorado intenso, ribetes cobrizos. Algo denso.

Intensidad media, notas de avellana, tostado, leve acetaldehído, notas florales, toques de sidra tenues, cítricos, naranja enmohecida leve. Nariz oxidativa.

Boca muy oxidada, salina, acidez media baja, cuerpo medio, más horizontal que vertical, final de fruto seco tostado. Curioso aunque me quedo con de Alberto.

Este Dorado 61 haría pódium en el rango de los BBB. Ya no sólo por lo bueno que está, por lo bien que entra, por lo redondo que lo notamos, porque aunque está ajerezado y con mala leche se bebe de maravilla y porque tiene una encomiable complejidad. Además de todo eso, el mérito de este vino es que recupera elaboraciones pasadas y las pone en valor. Se trata de un blanco que lleva parte de la solera de 1938 proveniente de uvas palomino y verdejo sobremaduradas, con crianza biológica en sus primeros meses, para pasar a la oxidativa el último año. 
Tuvimos la suerte, hace algún tiempo, de probar alguna botella de la zona de La Seca con cincuenta o sesenta años de edad, de calidad fabulosa. Compren, beban y guarden, que es barato y placentero y seguro que sigue envejeciendo igual de bien que los de antes.

Visual: color dorado viejo

Nariz: Apuntes yodados, miel, fruta dulce madura, orejones, canela, 

Boca: bien de acidez, sabroso llena la boca, dulce, rico.

El comentario de Labajos lo define a la perfección, también puede recordar a un Tokay.

Me parece un vino que hay que probar, me costó 8€.

Un auténtica rareza enolológica que nos llega gracias a los intentos de la bodega de recuperar los vinos que se elaboraban antaño con un sistema de crianza similar al marco de Jerez.
Color dorado intenso, nariz que en el primer golpe nos engaña y nos hace creer que estamos ante un generoso gaditano, aunque ofrece notas diferenciales, aromas a fruta sobremadura, no tan punzantes, tostados, almíbar y miel, frutos secos, sacristía y barnices, canela, vainilla y nuez moscada y algún recuerdo a orejones.
En boca es un placer, la fruta de la Verdejo marca la diferencia con Jerez, buena acidez, dulzor, tostados, paso agradable y afilado, por definirlo a medio camino entre un Jerez y un vino dulce tipo Sauternes.
Original, rico, aunque no apto para los que busquen un blanco de Rueda tranquilo. Iría de lujo con foie, quesos o caza a mí juicio. Y todo por casi 10 euros