De color cereza, tonos violáceos y granatosos en el menisco, con capa media. Nariz varietal, con fruta negra, balsámicos de regaliz, mentol y monte bajo, y algún destello ligeramente especiado. Boca ligera, con poco volumen, justa acidez y un paso fácil que no deja largo recuerdo. Aceptable para tomar tapeando por su facilidad, aunque no emociona.

A la vista presenta un rojo granate, vivo y de capa media alta, con ribete burdeos y aspecto limpio.
Buena nariz, mucha fruta madura, confitura de moras, ciruelas, muy fresco pero a la vez maduro, con peso, buena intensidad y bastante nítido.
A destacar, dulcedumbre sedosa y cálida, de pasas, algo de regaliz, melaza y rosas marchitas.
En boca enpieza amargo para pasar a una golosidad enseguida, pero de nuevo vuelve el amargo con notas vegetales, todo con un toque cálido, tánico y levemente licoroso. Se nota cansado en boca y pasado su mejor momento. la fruta queda en segundo plano tras lo mencionado. Recorrido corto y algo ddesequilibrado, con acidez algo justa y final de boca especiado con dejes vegetales.

Rojo picota con un ribete que deja intuir reflejos anaranjados. Capa media-baja.

Nariz de intensidad media. Notas de fruta roja madura, aromas florales, pimienta negra, fondo balsámico, algún leve toque vegetal. A medida que se airea y gana tempetatura pierde peso la fruta y lo ganan los herbáceos. Mejor mantener la tempetatura entorno a los 14-15°C

Boca de potencia media, acidez correcta, golosa y de paso bastante lineal. Taninos aún presentes pero bastante dulcificados. Aparecen la fruta y los balsámicos en el retrogusto, muy agradable por cierto. Persitencia media.

Mucho mejor en boca que en nariz, el paso fluído, fresco, frutal, de trago largo, para pimplarse la botella sin darse cuenta.

En esta ocasión me enfrento con mi primera experiencia con un vino tipo Kosher, no tenía ninguna referencia de ello, así que era todo un descubrimiento. La botella era elegante y con color azul llamativo y moderna etiqueta, haciendo referencias al público al que va dirigido, la población judía. Ya en el corcho se aprecia que es de silicona, no puede tocar materia vegetal, para mantener su pureza. Pasemos a la cata:

En Fase visual: color rojo picota de capa media baja, apenas aprecié la lágrima, abierto 45 minutos antes de servir en copa. Se muestra limpio con su ribete rubí, ligero.

En Fase olfativa: me encuentro con frutas rojas, notas dulces y licorosas. Van surgiendo los torrefactos y aromas agradables, flores, herbáceos, mediana intensidad, vegetales. Se nota que no toca madera.

En Fase gustativa: En boca se muestra ligero, fresco y con presenciales frutas rojas, acidez correcta y equilibrada con taninos suaves, destaca la fruta y es agradable para un tapeo informal. Corto y se va rápidamente.

Por lo tanto diría, que es un vino fácil de beber y sin pretensiones, sencillo y amable, pero que estaría corto para comidas copiosas. No parece, como han dicho algunos compañeros, un tinto de la Ribera.

Su rcp puede ser correcta, pero por el precio, personalmente, me inclinaría por otras opciones.

El vino se presenta con un color granate de ribete amplio, capa media y buena lágrima. La etiqueta y corcho nos indica que se trata de un vino joven y con poca guarda recomendada.

De media intensidad aromática, destacando los aromas a fruta roja madura, cerezas en sazón, y notas algo golosas de frambuesa, junto con notas refrescantes de cítricos, algo de naranja destacaría y fondo balsámico. Todo muy nítido. Perfil de vino joven pero con un toque singular

En boca la entrada es de tacto suave y ligero,, tiene frescura y sabor, es fluido pero con garra. Tanino maduro, longitud media, noble amargor que prolonga la persistencia. Vuelven notas de fruta madura y aparecen otras de vegetales algo leñosas.

Vino encerrado en una botella bordelesa que está vestida con una original y moderna etiqueta que con su color hace un guiño ala bandera israelita. Corcho que la cierra de silicona.
A la vista, un color rojo picota de capa media baja. Limpio y brillante. Fina lágrima que se desliza con pereza por el cáliz de la copa. Ribete rubí y picota.
En nariz me encuentro con frutas rojas en sazón, notas dulces y balsámicas. Leve monte bajo y sensaciones licorosas.
En boca es un vino fino, fresco, ligero y con presenciales frutas rojas en sazón, pues retornan las percibidas en la fase olfativa con una intensidad media. Notas de mineralidad. Es balsámico y al atemperarse aparece más monte bajo que el que percibía en la fase olfativa y se van difuminando las notas dulzonas. No es un vino de guarda. Para beber ahora y a pesar de mantener una acidez que invita a beber sin complicaciones. Ligero y correcto paso de boca. No es largo. Me da una permanencia de 1,45 minutos.
Un vino del que nunca díría que es un Duero.

Botella bien presentada, etiqueta grande y llamativa. Quizás excesivamente grande.
En copa el vino tiene buen color, intenso, oscuro, muy vivo.
en nariz destacan las notas de fruta roja fresca, licor, notas de especias como el regaliz natural, mentas, en general balsámico muy destacables. Es un vino que permanece fresco a pesar del ser del 2013.

En boca vuelve la frescura, es potente, amplio, taninos algo secantes aún, hay que darle tiempo, incluso un jarreo previo no le vendría nada mal.
Evoluciona rápido, ya que al cabo de las horas, y con tapón de vacío, parece todo más difuminado, se debilita. Quizás sea un vino para consumo rápido, es decir, abrir, y acabarse la botella.

El precio está muy logrado, ya que lo he visto en grandes superficies por 10€.

En inicio se muestra fragante, con intensidad, se palpa una fruta viva y madura, con rasgos de fruta roja con un ligero toque licoroso. Al movimiento surge el mentol, monte bajo, notas vegetales, es curioso y cambiante, no sigue una misma línea. Conforme pasa el tiempo se va "apagando" y aparecen una notas a botica y de terruño. Al tiempo surgen unas leves notas especiadas y de cierta complejidad. Hay carmín, regaliz rojo, cereza y grosella, envueltas en ese halo licoroso que queda compensado por el frescor balsámico.

En boca señala de nuevo la fruta roja a la negra, si bien ésta última también pesa. Es suave y fresco, se bebe con facilidad y agrado, le gusta estar fresco, para compensar el alcohol, se redondea y tiene un punto rico y armónico, quizás algo más claro que en nariz, ahora es más franco con la tempranillo. El tanino quiere agarrarse sin conseguirlo, resbala ante la acción de la acidez, justa e integrada. Palpas la ciruela y el endrino, toque a esparto. La añada lo señala.

Larga etiqueta de inusual color que hace aún más esbelta la botella. Imagen moderna.
Cereza de capa media-baja con la orilla rosácea. Golpe de nariz fresco, terroso, como así demuestran sus notas arcillosas (barro cocido), fruta roja madura, guindas, fresas... especiado (pimientas). No sólo su aspecto es ligero, lo demuesta en el trago, nuevamente fresco, se desmarca de los ribera tradicionales, recuerdo a las guindas licorosas, de secante y leve amargor final por sus taninos algo herbáceos. Con un precio más bajo podría ser una buena opción para consumirlo a menudo.

De color rojo rubí con ribetes violáceos. De capa media/baja.
En nariz es intenso en aromas. Algo licoroso. Muy frutal; frutas rojas, mora, grosella, fresa, frambuesa. Especias, regaliz .... apareciendo los lácticos.
En boca es fresco. Redondo, sedoso, de tanino dulzón . Aparece la fruta roja y el regaliz con toques de tomillo y eucalipto. Muy agradable y muy fácil de beber.