Opiniones de Finca San Blas Bobal
OPINIONES
4

Me gusta la etiqueta, sencilla pero moderna y limpia.
Presenta un color rojo picota de capa alta con ribete amoratado.
En nariz tiene una buena presencia, con aromas de fruta roja, cerezas sobre todo, fruta negra en forma de moras, higo maduro, pimiento verde, notas de vainilla y lácteos, aceitunas negras y un fondo de sotobosque.
En boca tiene un buena ataque, con los lácteos también muy presentes, dando una textura ligeramente cremosa, con un fondo mineral de grafito. Las notas tostadas están en perfecto equilibrio con la fruta, con la acidez que redondea el conjunto y un punto balsámico que refresca.

Pese a que en cata a ciegas nunca hubiera dicho que es un bobal, me ha encantado, con el trabajo en copa y dejándolo un poco respirar aparecen notas más varietales y sí se va percibiendo ese carácter de la bobal.

El vino Finca San Blas Bobal 2011 tiene color rojo picota con reflejos granatosos y ribete amoratado.
El primer contacto aromático es de carnosa fruta negra (moras) y olivas negras maduras sobre un fondo cálido. Se va abriendo hacia la frescura de las cerezas y el dulzor del higo maduro con pinceladas de pimiento verde envueltas en una capa láctea.
Los lácteos son lo primero que percibes en boca, tras ellos notas vegetales carnosas de pimiento rojo maduro combinado con la mineralidad del grafito y un punto especiado picante. Una excelente acidez rodea y aligera el tacto de este fantástico bobal.
Una nueva bomba de esta bodega que para mí está suponiendo la sorpresa de la temporada.

Color picota de capa muy alta y ribete violeta.
En nariz se muestra al principio cerrado, con notas de cueros y granja. A copa movida despiertan balsámicos, verdura cruda, pimiento verde, fruta roja en licor, guinda, higos, notas lácteas, cacao y alguna especia como clavo.
En boca tiene buen carácter, un tanino ligeramente secant, pero con buenas vistas a evolucionar bien, paso frutal, un corte terroso interesante y final bien bien largo.

Hay que darle tiempo para poder sacar y desentrañar toda la profundidad casi impenetrable que tiene, como su color, como la noche sin luna. Tiene contenido y una fruta negra en principio en confitura, sientes la cereza picota en mermelada, los arándanos, la endrina, todos ellos bien carnosos. Hay también revoloteando en la copa un aroma a pimiento verde, no muy molesto pese a su insistencia. Hay un fino y rico toque especiado, sobresale la vainilla, las natillas más bien.

En boca entra con amabilidad dentro de su marco de rudeza, es jugoso, seco con ese dulzor de la fruta bien madura, fondo mineral, alcohol balsámico, resurge la nariz, es un vino que alcanza y se alarga, perdura con una sabia intensidad, ahoga pero no aprieta. Surge un rico recuerdo a regaliz y unos tostados bien integrados, grafito...

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