Una curiosa combinación de uvas blancas, nada menos que cuatro y cada una de su padre y de su madre: albillo, malvasia, moscatel, palomino, verdejo, dan lugar a un vino dulce en el que destacan los aromas a fruta madura, cabello de ángel, hierbas aromáticas y miel.
En boca se muestra muy frutal, largo y armónico, con buen equilibrio entre la dulcedumbre y un punto amargoso final que le aporta elegancia. Permanece en el postgusto sin empalagar. Diferente.
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